Últimos días para disfrutar del espectáculo de la Cascada Grande de Maro

La Cascada Grande de Maro se ha convertido en un lugar de peregrinaje obligado para los miles de turistas que visitan Nerja este verano. Tras permanecer 'dormida' durante buena parte de los dos últimos años, debido a la extrema sequía que azota a la provincia desde 2019, esta pasada primavera renació con fuerza gracias a las 'milagrosas' lluvias de la Semana Santa.

Aunque, eso sí, el espectáculo único de la naturaleza, del agua dulce que nace en las entrañas de la Sierra Almijara, a apenas 500 metros de distancia en línea recta, cayendo desde 15 metros de altura, tras atravesar el barranco del Sanguino o Campillo, tiene los días contados, aunque podría aún durar todo el mes de agosto. Tras 'reventar' hace cuatro meses, con un caudal extremo, que apenas permitía acercarse a 15 ó 20 metros de distancia, la cantidad de agua que cae por el acantilado hasta el mar es ya muy exigua, apenas unos chorros que, eso sí, siguen haciendo las delicias de los miles de palistas que con sus kayaks o tablas de pádel surf consiguen llegar hasta allí.

La ruta tiene unos tres kilómetros de distancia desde la playa de Burriana, donde es posible alquilar las embarcaciones en las numerosas empresas autorizadas. El trayecto, con tranquilidad, se realiza en una hora para la ida, y otra para la vuelta. De hecho, el precio de las excursiones organizadas, por firmas como Educare Aventura, que tiene la concesión para el uso del canal náutico principal, tiene un precio de 50 euros para dos personas y dura dos horas.

Otra opción mucho más factible y que requiere de mucho menos esfuerzo es acceder desde las playas de La Caleta de Maro o de Maro, de las que la Cascada Grande apenas dista 500 metros. Sea como sea, los que consiguen llegar hasta las inmediaciones, disfrutan de un espectáculo único, efímero, al que apenas le quedan unos días, ya que el aprovechamiento del agua del Nacimiento de Maro se destina, principalmente, a la agricultura de las vegas de Maro y Tetuán. En todo caso, según ha podido confirmar SUR, la Cascada Grande de Maro podría seguir activa al menos hasta finales de agosto.

De hecho, la Cascada Grande de Maro no es más que el sobrante de estos aprovechamientos agrícolas. En las aguas cristalinas debajo de la caída del agua, a media tarde, se forman auténticos 'atascos' de canoas y y de tablas de pádel surf, que hacen el circuito de pasar por debajo y disfrutar de la sensación única de una 'lluvia' de agua dulce en pleno agosto. «Parecen las cataratas del Niágara», dice uno de los excursionistas mientras saca su móvil, con la imprescindible funda de plástico, para evitar sustos, y se toma unas fotos y vídeos junto a sus acompañantes.

Tras la sesión de fotos y vídeos para las redes sociales, toca el viaje de vuelta, que muchos hacen a un ritmo más pausado, no solo por el cansancio, sino para disfrutar de las increíbles vistas y paisajes de los acantilados que separan las playas de Burriana y La Caleta, con alturas que rondan los 80 metros en algunos puntos. Y es que desde el verano de 2021 no se podía ver, con el inicio de agosto, agua todavía en la Cascada Grande de Maro. Ni en 2022 ni en 2023 la caída de agua había aparecido, permaneciendo dormida prácticamente todo el año. Únicamente ha sido visible en días muy puntuales, cuando se han producido algunas descargas de lluvia en la Sierra Almijara.

Por su parte, en la pedanía nerjeña de Maro, con unos 800 vecinos empadronados, respiraron, desde esta pasada primavera, aliviados por esta recarga espectacular del acuífero, después de que en la antesala de las pasadas Navidades, a mediados de diciembre, el descenso del mismo obligara a decretar que el agua no era apta para el consumo por el exceso de radiactividad natural.

Este parámetro ha mejorado, pero las autoridades sanitarias no han comunicado oficialmente que el agua vuelva a ser potable, ya que se está a la espera de que se cumplan una serie de parámetros de idoneidad durante varios meses consecutivos. El Ayuntamiento ha completado, por si acaso, la conexión de la pedanía, con apenas 800 habitantes, con la red general de Nerja, aportando recursos aptos para el consumo humano desde el acuífero del río Chíllar.

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