No hay tiempo que perder. El dispositivo de rescate de Julen parece encontrarse en su recta final y los coordinadores del mismo lo han previsto todo para que no se produzca ningún tipo de retraso en las tareas debido a la logística.
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El operativo, ... compuesto por los ocho efectivos de la Brigada de Salvamento Minero desplazados desde Asturias hasta Málaga, 10 guardias civiles –especialistas en rescate en montaña (Greim), de actividades subacuáticas (Geas) y en microvoladuras (Tedax)– y 8 bomberos del Consorcio Provincial, cuenta con un verdadero campamento junto al pozo en el que se encuentra Julen.
De hecho, los miembros de Protección Civil han instalado una gran carpa dotada con camas para que puedan descansar los operativos. El presidente del Consorcio Provincial de Bomberos, Francisco Delgado Bonilla, ha indicado que es de vital importancia que los mineros descansen entre un turno y otro, así como sus compañeros de otros cuerpos.
Además de la cama y de alimento, Delgado Bonilla ha explicado, como curiosidad, que incluso disponen de una secadora para la ropa: «Al salir sudados y con la ropa empapada, se ha instalado para que puedan secarla y continuar con su labor tras el descanso».
«Si alguien puede hacerlo son ellos», ha apuntado este viernes el presidente del Principado, Javier Fernández, sobre la intervención de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa en el intento de rescate de Julen. Según Fernández, ingeniero de minas de profesión, los mineros asturianos están abordando ahora la última fase para intentar el rescate que consiste en la construcción de un túnel -«un ramplo en terminología minera»- para acceder al lugar donde se supone que se encuentra Julen, una tarea que no será fácil al tratarse de una roca muy dura «pero si alguien puede hacerlo, son ellos».
Y es que los efectivos de la Brigada de Salvamento Minero de Hunosa están cavando a 72 metros de profundidad, de manera manual y con una inclinación, la galería horizontal de aproximadamente cuatro metros que los separa del pozo donde se encuentra el niño.
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En cada turno descienden dos bomberos en una cápsula diseñada expresamente para esta intervención, con un intervalo de unos 30 ó 40 minutos, con palas y martillos neumáticos de aire comprimido. Van con mascarillas, detectores de oxígeno y están en todo momento en contacto con el resto del operativo vía telefónica. En total llevan un equipo que pesa unos 14 kilos y a medida que avanzan tienen que sostener el techo y los laterales de la galería con postes de madera.
No falta de nada. El dispositivo es impresionante. No hay tiempo que perder, los especialistas pretenden llegar cuanto antes hasta Julen.
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