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cristina pinto
Domingo, 25 de abril 2021, 22:10
Se le nota en la voz y cuando habla de su pueblo se confirma lo que ella confiesa: «Me encanta vivir aquí, es una calidad de vida que no te da la ciudad», admite Silvia Rodríguez. Aunque estuvo un tiempo viviendo en Inglaterra ... y algunos años trabajando como técnica auxiliar de enfermería en Málaga, el destino le ha vuelto a llevar al pueblo que le vio crecer: Canillas de Albaida.
A sus 41 años, el pueblo le fascina y, junto a sus tres perros, tres gatos y la montaña, es muy feliz. «Y, además, la gente aquí es maravillosa», añade la joven. Tenía trabajo fijo cuando su padre le planteó la oportunidad de cederle la licencia de taxista número uno del pueblo (hay dos), ya que él se jubilaba. «Justo el 13 de junio hace ocho años que mi padre me traspasó la licencia», puntualiza Silvia.
Hace dos años que se compró una furgoneta para mejorar el servicio, el cual reconoce que es, en su mayoría, de extranjeros. A excepción de la crisis que se ha sufrido en este último año, donde casi deja la licencia, asegura que no le ha ido mal. «Ahora al menos hay un poco de turismo nacional con las nuevas rutas y senderos que se han abierto; eso atrae a mucha gente. Pero en mi trabajo el parón se nota casi al 100%. Si te soy sincera llevo unos cinco o seis días sin ganar un duro», confiesa Silvia. Los extranjeros que viven en Canillas de Albaida son la salvación de esta taxista, que ante todo tiene claro que no se va a rendir ante esta situación. «Por ejemplo esta noche tengo un servicio con unos ingleses que van a Cómpeta a cenar, tendré que llevarles y traerles. Poco a poco...», comenta con la confianza de que todo irá a mejor.
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