Sehila González de Vicente nació en el núcleo costero veleño de Lagos, en la zona oriental de Vélez-Málaga, hace 44 años, aunque desde los 17, cuando terminó el COU en el entonces Instituto de Bachillerato Jorge Guillén de Torrox, ha vivido y trabajado en ... varios países europeos. Desde muy joven tuvo claro que quería estudiar Física. Por eso se marchó a Madrid, donde terminó la carrera con un expediente muy brillante. Aunque ha vivido en Reino Unido, Bélgica, Alemania y Austria, ha seguido viniendo a ver a su familia y amigos todos los años.
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Hija de los dueños de un negocio de Lagos, González se especializó pronto en la energía nuclear, y más concretamente en la anhelada técnica de la fusión. «Lo que se hace en las centrales nucleares es fisión, con uranio o plutonio, se bombardean los átomos con neutrones y se libera energía, pero eso genera muchos residuos radioactivos», describe, tratando de ser lo más pedagógica posible, esta física malagueña, para quien la investigación para conseguir la fusión nuclear controlada, una energía totalmente limpia, que no genera residuos de larga vida, «ha avanzado muchísimo en los últimos años», sobre todo empujada por el impulso de los gobiernos y empresas de EE UU, China, Reino Unido, Alemania y Francia.
Pero, ¿qué es la fusión nuclear? «Se cogen dos átomos ligeros, el hidrógeno y sus isótopos, deuterio y el tritio, se unen para formar otro núcleo más pesado, liberando gran cantidad de energía en el proceso», apunta. «Es la reacción que ocurre en el sol», ejemplifica. «Sin embargo en la Tierra hasta ahora no se ha construido la máquina que alcance los niveles de energía (calor y temperatura) necesarios, para estabilizar la fusión nuclear, lo cual supone un desafío. A diferencia de la fisión nuclear que se está explotando con éxito desde hace décadas, a pesar de los niveles de seguridad extra que requiere», apunta.
En un mundo marcado por el reto del cambio climático y la reducción de emisiones de los gases contaminantes, como el dióxido de carbono, la fusión nuclear es toda una oportunidad para los científicos, un auténtico 'unicornio energético' en el objetivo de reducir drásticamente el vertiginoso calentamiento global que provocan los combustibles fósiles. Y es que con la fusión, al igual que ocurre con la fisión, no produce emisiones de dióxido de carbono.
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Según González «la fusión es una energía que no emite dióxido de carbono, que no genera residuos de vida larga, y proporciona seguridad energética porque se obtiene a partir de elementos abundantes en la Tierra». Sehila trabaja desde marzo del pasado año como directora global de energía de fusión nuclear para Clean Air Task Force, una organización estadounidense que trabaja para salvaguardar los impactos del cambio climático catalizando el desarrollo mundial de tecnologías de protección del clima. «Cuando me lo propusieron les planteé teletrabajar el mayor tiempo posible desde Torrox y lo aceptaron», cuenta la científica lagueña, que se ha instalado en una vivienda que compró hace años «para las vacaciones» en el pueblo vecino a donde residen sus padres.
Así, desde hace algo más de un año, tras un cuarto de siglo fuera, vive muy cerca de sus progenitores, él natural de Lagos, y ella originaria de Sayalonga, y también ve con mucha más frecuencia a sus dos hermanos menores, ambos funcionarios públicos. Sehila tiene una excedencia en su anterior puesto de experta principal en fusión nuclear en el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, la capital de Austria.
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Antes de incorporarse al OIEA, fue responsable del programa de desarrollo de materiales de fusión en el 'European Fusion Development Agreement/Eurofusion' en Garching bei Munchen, muy cerca de Múnich, en Alemania. «Múnich y Viena son dos ciudades que me encantan, yo es que soy de adaptarme bien a vivir en cualquier sitio, aunque confieso que en Málaga se vive muy bien», admite la científica veleña, que, de hecho, ha comenzado a hacer de 'embajadora' de Málaga en su empresa, organizando el pasado abril un encuentro de trabajo con su equipo, de 25 personas, en las instalaciones de La Térmica en la capital malagueña. «Se fueron encantados de Málaga», admite. «No descartamos crear aquí una delegación permanente», apunta.
Respecto al futuro de la fusión nuclear, González es «optimista» y cree que con la apuesta decidida que está habiendo por parte de gobiernos y empresas energéticas, las dificultades técnicas se están superando en los últimos años, con experimentos exitosos como el del laboratorio Livermore de EE UU, en el que, por primera vez, un reactor de fusión nuclear consiguió, a finales de 2022, que la energía que salía del plasma fuera mayor que la que entraba. «Antes de una década habrá máquinas que lo conseguirán, al menos un prototipo«, vaticina la física veleña. «Nuevos materiales más avanzados están permitiendo que se puedan alcanzar las condiciones para que se dé una reacción de fusión de forma más fácil y asequible, la temperatura, la densidad de partículas y el tiempo de confinamiento», apostilla.
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Sobre los usos militares de la energía nuclear, González es muy prudente al responder, y destaca que en su organización no están en esos fines bélicos y sí en el desarrollo de energía de fusión para uso comercial. «La investigación en fusión comenzó con fines militares, pero se desclasificó en los años sesenta y, a partir de ahí, se configuró una comunidad internacional que se ha dedicado desde entonces al desarrollo de la fusión para usos civiles», explica.
Aunque apenas saca tiempo para otra cosa que no sea su trabajo como física nuclear, Sehila confiesa que entre sus aficiones está la pesca en el mar, el deporte, la lectura y el teatro clásico. «Ahora me voy a San Francisco y a Seattle, en EE UU, y tenía previsto ir a la zona de Alaska a pescar unos días, pero al final me han cambiado el plan de trabajo y reuniones y no voy a poder», confiesa la física malagueña, quien sí que tiene ya reservadas las entradas para la próxima edición del festival de teatro de Almagro. Serán sus días para desconectar del ambicioso desafío de conseguir la fusión nuclear, simulando al sol en la Tierra.
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