Adentrarse en la Cueva de Nerja es toda una experiencia para los sentidos. Contemplar sus impresionantes formaciones geológicas, con ejemplares colosales como la Gran Columna de la Sala del Cataclismo, con 45 metros de altura y para cuya formación se necesitó la caída de mil billones de gotas de agua –incluida en el Libro Guinness de los Récords-, no es, ni mucho menos, la única maravilla que puede contemplarse si se recorren sus diferentes salas.
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Las numerosas pinturas rupestres, que podrían tener una antigüedad de hasta 42.000 años, también invitan a adentrarse en la que ha sido bautizada como la Catedral de la Prehistoria en el sur del Mediterráneo. La inmensidad de la cavidad ha hecho que en su interior habite una fauna muy peculiar, entre la que se encuentran dos especies autóctonas o endémicas del lugar. A estos animales se les conoce como fauna troglobia, hipogea o cavernícola. En la gruta la fauna más conocida y fácil de ver son los murciélagos, que precisamente fueron los que guiaron a los cinco descubridores, jóvenes mareños, hasta el hallazgo de la cavidad, el 12 de enero de 1959.
La Fundación que gestiona el monumento natural publicó a principios del pasado marzo un vídeo documental, de apenas 4 minutos y medio y titulado 'Pequeña y exclusiva, la fauna cavernícola', en el que resumen los principales ejemplares de estos peculiares animales, adaptados a vivir en condiciones extremas de falta de luz, abundante humedad y escasez de alimento. La bióloga nerjeña Yolanda del Rosal es la encargada de exponer los distintos casos, que incluyen crustáceos, arácnidos, miriápodos e insectos.
«Suelen presentar reducción o pérdida de los ojos y de las alas, adelgazamiento y despigmentación de la cutícula exterior, alargamiento del cuerpo y de los apéndices y multiplicación y mejora de los órganos sensitivos, táctiles y químicos», explica la especialista. Otro de los rasgos que presentan es la resistencia al ayuno y una nutrición muy variada, «que puede incluir el canibalismo», advierte. Además, «la necesidad de ahorrar energía les lleva a presentar una tasa metabólica reducida, derivada de una vida pausada, de escasa agresividad y con frecuentes periodos de letargo, por lo que los ejemplares adultos suelen ser muy longevos», añade.
Entre las especies de insectos más abundantes en la gruta nerjeña están el coleóptero platyderus espeleaus, un tipo de escarabajo, y el ortóptero petalóptila malacitana, un tipo de saltamontes, «la especie más abundante de la cavidad nerjeña», apostilla. «Con un poco de paciencia y algo de suerte, algunos ejemplares pueden ser observados durante la visita», asegura Del Rosal.
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Aunque sin duda, lo más llamativo de esta peculiar microfauna de la gruta nerjeña, son los dos endemismos descritos hasta el momento por los científicos. Se trata, por un lado, del pseudoescorpión Ephippiochthonius nerjaensis, de morfología similar a un escorpión sin cola pero de tamaño milimétrico, y el dipluro Plusiocampa baética, «un ser despigmentado y ciego, que suele habitar en zonas muy húmedas y con disponibilidad de materia orgánica», describe la bióloga nerjeña.
«Son un recurso de un gran valor científico, no sólo desde el punto de vista de la biodiversidad, sino también como fuente de sustancias biológicas con potencial uso, por ejemplo, en medicina», argumenta Yolanda del Rosal, quien asegura que los trabajos de investigación que siguen desarrollándose en el interior de la cavidad nerjeña podrían permitir localizar nuevas especies en los próximos años.
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