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La segunda mesa del foro 'Rumbo, el futuro de las ciudades sostenibles', centrado hoy en Rincón de la Victoria, uno de los grandes núcleos de la Gran Málaga, ha tenido como tema del debate la gestión sostenible de residuos. En el debate, moderado por el ... director de SUR, Manolo Castillo, han participado Borja Ortiz, teniente alcalde y concejal de Presidencia, Contratación, Comunicación y Sostenibilidad Medioambiental. Ángel Castillo, director técnico del Consorcio de Residuos de Málaga. Y Enrique Salvo Tierra, director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA.
Los ponentes han coincidido en destacar dos aspectos: la educación, como vehículo para aumentar los índices de reciclaje; y el aumento de la recuperación de los residuos orgánicos. Sobre el primer aspecto, Ortiz ha destacado la creación de Greencón, una entidad que centra su labor en la formación, la comunicación y los proyectos medioambientales del municipio.
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«La clave es echar la culpa al ciudadano de que el municipio esté limpio, hemos eliminado la palabra limpiar, porque no es nuestra obligación limpiar, sino cuidar Rincón, y ha que acusar al que lo hace mal, es un cambio de estrategia que hace que los ciudadanos se conciencien».
«La educación en los colegios es fundamental, decimos a los niños que tienen que regañar a los padres; hay que romper la barrera del miedo y decir cuánto va a costar la falta de reciclaje, en relación con las inversiones y las obras, por ejemplo, en parques, que se dejan de hacer». Para ello, se van a hacer campañas en los colegios y también a pie de calle.
Sobre los modelos de reciclaje, Borja Ortiz rechaza imponer aquí modelos de otros sitios. «La percepción de limpieza es muy alta, y depende en un 90% del estado del contenedor, tenemos contenedores marca España, que son estéticos y que favorecen la movilidad».
Sobre el segundo aspecto, el edil anuncia que su departamento está focalizado en la gestión de los residuos orgánicos, que actualmente tiene «datos paupérrimos», de 3.500 kilos al día (lo que equivale a dos contenedores); si bien destaca que lo que se recoge es de buena calidad. «Tenemos que seguir profundizando, estamos esperanzados en la comunicación con el ciudadano para concienciar sobre la separación de residuos». En este punto, se van a entregar miles de cubos a la población para que puedan separar los residuos orgánicos, e informar sobre lo que cuesta no hacerlo.
Por último, el edil se muestra optimista: «No me preocupan los niveles del orgánico hoy, porque el plástico empezó hace años y ahora son altísimos, Nuestra responsabilidad es educar y formar, y decir al ciudadano que tiene la responsabilidad».
Ángel Castillo, director técnico del Consorcio de Residuos de Málaga, coincide en la necesidad de incluir los factores medioambientales en la visión del ciudadano. «La Ley de Economía Circular impone metas rigurosas que hay que alcanzar en residuos, en recogida separada y emisiones de CO2, que son casi inalcanzables». A su juicio, el principal aspecto es la comunicación a los ciudadanos, porque no son conscientes de la labor para hacer sostenible el sistema: «No hemos sabido transmitir al ciudadano que es una función suya, estamos pidiendo un sobreesfuerzo pero la ley dice que el que contamina, paga, y el gasto económico al final lo paga el ciudadano con sus impuestos, cuanto peor lo haga, mas caro sale».
La tarea formativa en los residuos es fundamental, y para ello las visitas al complejo medioambiental de Valsequillo suman más de 6.000 niños al año. «En otras zonas del país se invierte hasta 5 euros por habitante al año en formación, aqui no llega a un euro».
Sobre la recogida orgánica, advierte de que Europa obliga a recuperar los bioresiduos, «Rincón tendría que recoger 25.000 kilos, y hay impuestos por no hacerlo que paga el ciudadano». Con todo, el director técnico del Consorcio de Residuos de Málaga reconoce que el litoral de la Axarquía suma 22 kilos de residuos reciclados por habitante y año, cuando la media nacional es de 14. «Los datos son buenos, hay que ver lo que hacen fuera y adaptarlo a nuestra forma de vida, pero hay que hacer mucha formación, porque el servicio de recogida es muy ingrato».
Enrique Salvo Tierra, director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA, coincide en que el ciudadano tiene la responsabilidad, pero también los productores, que tienen que eliminar plásticos y ser capaces de revalorizar elementos que no son residuos, sino problema de diseño del producto. «Las empresas ya miran hacia la reconversión de la circularidad, el problema no es el residuo sino el diseño, hay que ecodiseñar los productos, vamos hacia un modelo que generará una gran cantidad de trabajo y oportunidades para la creación de empresas de reciclaje de basura en energía y otros materiales, favorece el emprendimiento».
Salvo también está de acuerdo en que la educación ambiental es la clave: «Los niños explican a los padres el uso de los contenedores, la pirámide de población de Rincón no es la habitual y eso es esperanzador». Aunque el profesor introduce un matiz: «No hay que generar ecoansiedad, no castigar al ciudadano, sino ponerlo en positivo». «Hemos cambiado mucho sobre la gestión de la basura, vamos en el buen camino pero debemos seguir».
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