La Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional explica, a través de su web, que el alumnado con necesidades educativas especiales es «aquel que requiere determinados apoyos y atenciones educativas específicas, debido a diferentes grados y tipos de capacidades personales de orden físico, psíquico, cognitivo o sensorial o trastornos graves de conducta». En el colegio Los Jarales, de Rincón de la Victoria, con un censo que ronda las cuatrocientas matrículas, hay 27 niños y niñas que atienden a este perfil; situaciones que pueden ir desde una discapacidad intelectual, a trastornos de la comunicación o, por ejemplo, autismo.
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Lidia Estébanes es la madre de una de ellas. Su hija, de 3 años, tiene un 35% de discapacidad que le impide moverse con completa autonomía. En su clase hay otros 25 pequeños y, como su niña, otros tres requieren una mayor atención. Lo que ocurre en el aula está en el 'top', explica con sarcasmo, de lo que sucede en el centro.
El presidente de la AMPA Rey Arturo, de este colegio, Rafael Castillo, aporta una visión de conjunto que complementa la queja: «La normativa dice que en cada centro debe haber un puesto de pedagogía terapéutica por cada doce escolares con necesidades educativas específicas. En el nuestro se supone que hay un profesor de apoyo asignado para esta labor, aunque solo tres días a la semana, compartido con otro centro; pero es que, además, no ha llegado todavía». En el caso concreto del aula de la hija de Lidia Estébanes, al darse cuatro casos, debería de dividirse la clase, puesto que se recomienda que haya, como máximo, dos alumnos con necesidades especiales por cada docente, tal y como argumenta Castillo.
Rosa García, abuela y tutora de otra de las niñas afectada por la carencia de personal, pues se trata de una alumna con dependencia, resume: «Tenemos un gran problema, pues no se garantiza la integración en la clase ni el bienestar de los pequeños». «El hecho de que no cuenten con los profesionales necesarios, no solo afecta a mi nieta, si no al resto», deja claro.
Antonio López aclara que la profesional asignadacomo maestra de apoyo en Audición y Lenguaje tampoco tiene capacidad para llegar a todas las demandas de 'Los Jarales', como las de su hijo. De ahí, esgrime, que cualquier avance que se logra gracias a las terapias a las que ha recurrido la familia, se frustra en el colegio, cuando se trata del principal lugar para su aprendizaje.
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Y es que, como precisa Desiré Muñoz, la clave para que la atención sea integral gira, además de en torno a los maestros y maestras, a estos profesionales de refuerzo, conocidos por sus siglas, PT (Pedagogía terapéutica); AL (Audición y Lenguaje) y el PTIS, ( Personal Técnico de Integración Social ). Este último tiene funciones más amplias, desde ayudar a cambiar un pañal o acudir al baño a cuidados, ayuda en la alimentación, desplazamientos y supervisión con necesidades educativas especiales. Si, como ocurre en el centro rinconero, no está presente en tareas como el comedor, se dan situaciones muy complicadas, como apunta otra de las madres, Amanda Rodríguez. «Las propias maestras y maestros están desesperados», lamentan este grupo de rinconeros y rinconeras.
«Aparte de la carga psicológica que hay que aguantar en casa, es muy duro pensar que en el colegio no están bien atendidos», reflexiona una madre. «Sabemos que no es una situación exclusiva de este centro y es necesario sensibilizar a la ciudadanía para que se sepa lo que ocurre», sostiene el presidente de la AMPA.
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Quejas como las de Rincón se dan en la capital o Torremolinos. Deseada Tejera, presidenta de TEAcompaño, surgida como apoyo a las familias con hijos e hijas con trastornos del espectro autista, considera que son precisos más recursos «en la provincia y, en general, en Andalucía». Mientras que, en la fase de atención temprana, sí funciona la detección de necesidades para el menor, cuando llega la escolarización, la atención ideal no se corresponde con la que realmente reciben los niños y niñas, apunta.
Este periódico trató, sin éxito, de conocer la postura de la Junta sobre la queja de estos padres y madres de Rincón.
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