Lo que más sorprende de la pitaya o fruta del dragón es su aspecto exterior, aunque cuando se abre tampoco deja a nadie indiferente. Y ... al paladar resulta igualmente un sabor muy llamativo. Originaria de América, esta fruta tropical tiene forma ovalada, con espinas por fuera y hay más de 70 variedades, con colores que van del blanco al rojo, pasando por el rosa y el rubí. Esta fruta tropical, muy aromática y de sabor dulce y agradable, se está expandiendo con fuerza por la Axarquía, de la mano de productores locales que están realizando cruces y obteniendo variedades autóctonas. Además, se adapta muy bien a la sequía, de manera que requiere de mucha menos agua para producir que el aguacate e, incluso, menos que el mango.
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Ronda, Monda, Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Torrox, Arenas o Vélez-Málaga, son algunos de los municipios malagueños donde ya hay agricultores que están apostando por la producción de pitaya, otra fruta tropical originaria de América, de forma ovalada, con una especie de espinas por fuera, que empieza a echar raíces en la provincia. El interés se está extendiendo también por Valencia, Alicante, Jaén, Sevilla, Córdoba, Cádiz, Huelva, Almería, Ciudad Real, Madrid e incluso Zaragoza, así como en Marruecos y Portugal.
En este contexto, el núcleo costero veleño de Almayate volverá a ser el epicentro de la pitaya. Y es que la localidad almayateña acogerá este próximo domingo 29 de octubre, el II Encuentro Pitayero Nacional, que contará con la colaboración del Ayuntamiento. Una cita que cumple su segunda edición nacional y que se presenta con diferentes actividades. El concejal de Agricultura y teniente de alcalde de Almayate, Jesús María Claros (PP), ha presentado este miércoles en el Consistorio este encuentro nacional junto a José Antonio Marín, gerente de Pitayate, empresa organizadora.
«Es para Almayate un orgullo organizar el segundo Encuentro Pitayero Nacional para dar cobertura y promoción a esta fruta, que se está haciendo cada vez más típica de nuestra zona. Contamos con la organización de la empresa Pitayate, que es garantía de éxito, y estamos convencidos de que los asistentes podrán disfrutar de una jornada educativa y también sumamente interesante. Invito a todos los vecinos a acercarse por el colegio Juan Paniagua para conocer más de cerca esta fruta, que tiene muchas propiedades beneficiosas para nuestra salud», ha explicado el edil veleño.
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Por su parte, Marín se ha mostrado «sumamente contento por mantener, un año más, este evento para dar a conocer la pitaya». «Estamos muy ilusionados con la celebración de este segundo encuentro pitayero después de que el que celebramos el año pasado transcurriera muy bien. En esta ocasión repetiremos la fórmula, con degustaciones, charlas y una exposición con stands sobre todo lo necesario para el cultivo de pitaya y sus distintas formas de comerla. Me gustaría que todos los vecinos del municipio se acerquen y conozcan más sobre las propiedades de esta fruta, desconocida para algunos autóctonos», ha explicado José Antonio Marín. El evento arrancará a las 10.00 horas en el mencionado centro educativo de Almayate con una charla sobre las variedades de pitaya, la comercialización de esta fruta y detalles técnicos sobre su cultivo. De 12.00 a 15.00 horas habrá una exposición con stands y degustación.
Las pitayas son plantas trepadoras de floración nocturna procedentes de zonas tropicales de América Central. Son cultivos subtropicales, que no soportan periodos largos por debajo de los cero grados, y se observan daños por frío cuando las temperaturas bajan de cuatro grados, según el investigador del IHSM La Mayora, Iñaki Hormaza. Al ser plantas epifitas en su ambiente natural se encuentran sombreadas por hojas de los árboles por los que trepan, por lo que su cultivo se debe realizar en nuestras condiciones bajo malla de sombreo. Asimismo, al ser miembros de la familia de los cactus, su requerimiento hídrico es notablemente inferior al de otros cultivos subtropicales como el aguacate o el mango, aunque superior a los cactus procedentes de climas desérticos.
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Según Hormaza, las flores son hermafroditas, de unos 20-40 centímetros de longitud y se abren durante una única noche, cerrándose por la mañana del día siguiente. En su hábitat natural la polinización se lleva a cabo por murciélagos y grandes mariposas nocturnas. «En nuestras condiciones, aunque diferentes insectos, como las abejas de la miel, visitan las flores para recolectar polen, su eficiencia de polinización es baja, debido al gran tamaño de las flores, por lo que para obtener una buena producción se necesita recurrir a la polinización manual», señala.
El científico señala que aunque algunas especies de Hylocereusson autocompatibles (se pueden autopolinizar en la misma flor o con flores de la misma variedad), en general se obtiene una mejor productividad y tamaño de frutos cuando se utilizan otras variedades para la polinización. La pitaya amarilla es autocompatible. La polinización manual se puede llevar a cabo por la mañana antes de que se produzca el cierre de las flores. En las pitayas rojas, el color de la pulpa puede ser blanco, rojo o diferentes gradaciones del color rojo, dependiendo de la variedad. En las pitayas amarillas, el color de la pulpa suele ser blanco. La estación experimental La Mayora en Algarrobo está llevando a cabo, desde hace varios años, ensayos de manejo del cultivo para modificar las fechas de floración, conservación de polen para optimizar la polinización y diferentes cruzamientos para desarrollar nuevas variedades.
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