![Paco Olvera, maestro e inspector jubilado: «En el siglo XXI seguimos teniendo una educación del XIX»](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202203/24/media/cortadas/pacoolveravelez_20220324215442-RyBsACbzb1daQF8FpciUVzJ-1248x770@Diario%20Sur.jpeg)
![Paco Olvera, maestro e inspector jubilado: «En el siglo XXI seguimos teniendo una educación del XIX»](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202203/24/media/cortadas/pacoolveravelez_20220324215442-RyBsACbzb1daQF8FpciUVzJ-1248x770@Diario%20Sur.jpeg)
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Paco Olvera nació en Granada hace 68 años. Desde hace tres está jubilado, tras haber trabajado más de cuatro décadas como maestro e inspector de Educación, parte de ellos en la provincia de Málaga, en Coín y el Valle del Guadalhorce. Integrante del Movimiento Cooperativo ... de Escuela Popular (MCEP), una corriente pedagógica impulsada por el francés Célestin Freinet a comienzos del pasado siglo, acaba de publicar 'Educar es amar', un libro en el que recopila los principios básicos de este movimiento y reflexiona sobre la situación de la escuela en el siglo XXI. Esta semana presentó la obra en la Azucarera de Torre del Mar, en un acto organizado por la Sociedad de Amigos de la Cultura (SAC) de Vélez-Málaga.
- ¿Por qué el título de 'Educar es amar'?
Es tan potente que pudiera parecer algo pretencioso, pero recoge lo que he sentido durante mi larga etapa como maestro e inspector. Es un amor de ida y vuelta, el que siente el maestro hacia sus alumnos y el de estos hacia nosotros. Siempre he defendido que hay que darle la palabra a los niños, la expresión libre, para hacer la clase más democrática.
- ¿Qué promulga el Movimiento Cooperativo de la Escuela Popular?
Promovemos que no haya libros de texto, que los alumnos investiguen por sí mismos, las Matemáticas, por ejemplo, se pueden aprender de una forma mucho más práctica, igual que la biología, observando las plantas y los animales. Los alumnos tienen que acercarse a los artesanos, a los médicos, a los zapateros, conocer las profesiones, para entender el mundo real que les rodea.
- ¿Qué contenidos ofrece en el libro?
Son cinco aspectos los que abordo. Las técnicas pedagógicas, con el texto libre, la investigación o las asambleas, por ejemplo. Luego hago un repaso por la historia pedagógica, con el título de 'La casa de la pradera', que era una serie de televisión mítica de los años setenta, cuando empecé como maestro en Coín. También abordo cómo es una escuela por dentro, la organización, el currículo, etc. Después hay un cuarto apartado de ensayos de temas de actualidad, como el pin parental, el laicismo en la escuela, el debate de escuela pública o concertada. Y por último, repaso los tiempos de la Segunda República, con la labor tan importante de la Institución Libre de Enseñanza. En total, son 285 páginas. Se vende por internet y en librerías, a 15 euros.
- ¿Cómo ha cambiado la educación desde que empezó?
Formalmente, desde que empecé en 1975, diría que ha cambiado mucho. Pero si profundizamos en los métodos de conocimiento, en la formación de los maestros, los que defienden y aplican los principios del MCEP son apenas el 20% de los docentes, es muy minoritaria. El sistema de aprendizaje y enseñanza se sigue basando, fundamentalmente, en los libros de texto, en docentes parlantes, que encargan actividades sobre esos libros. La pizarra, en vez de ser de tiza, son digitales. No hay tantas diferencias. En el siglo XXI seguimos teniendo una educación del XIX.
- ¿Qué papel juegan las tecnologías? ¿Es partidario de su uso en el aula?
Se ha avanzado mucho, y por supuesto que sí soy partidario, pero son como un cuchillo o un hacha, pueden servir para hacerte la vida mejor o para matar a una persona, depende de cómo se enseñe a usarlas. La expansión de los bulos, de las falsas noticias, las medias verdades, es muy peligrosa para los estudiantes. Lo importante en la escuela es el alma de los profesores y de los alumnos. Los conocimientos tienen que ser útiles, hay que inculcar la sensibilidad y el cuidado del planeta, porque nos lo estamos cargando. Hay que apostar por la justicia social, luchar contra el racismo, la xenofobia, la guerra, llegar al corazón de las personas, promover la convivencia y la paz. Para eso tiene que servir la tecnología.
- ¿Qué cambios cree que tienen que introducirse para mejorar el sistema educativo?
Son tres aspectos fundamentales en los que incidiría. Por un lado, un cambio en la formación inicial del profesorado, que deben ser instruidos por los de mayor prestigio. En la universidad, y hablo en general, hay una endogamia tremenda. Los profesores que den clase a los que van a ser maestros o profesores tienen que ser gente que ha estado en la escuela. Luego el sistema de selección de las oposiciones no es el mejor posible. Hay que fijarse en Finlandia, donde tienen un sistema de captación de los mejores estudiantes de la carrera, con varios años de prácticas reales y el poder de contratación lo tienen los centros. Por último, la formación continua debe ser algo permanente, no voluntario, que sólo sirva para cobrar más por acumular trienios o sexenios.
- ¿Qué papel juegan en todo esto las familias?
Siempre se ha dicho que, como dice un proverbio africano, para educar a un niño hace falta toda la tribu. Me parece fundamental el papel de las familias. Los primeros responsables somos nosotros, desde casa comienza el proceso interno de construcción de la persona. Nos estamos dando un tiro en un pie si, desde los centros educativos, no permitimos que las familias se impliquen en los colegios e institutos.
- ¿Cómo ve el futuro de la educación? ¿Es optimista?
El que lucha tiene que ser optimista, pero eso no significa que no podamos desilusionarnos de vez en cuando. Ése es el sentido para el que he escrito este libro. El próximo 5 de abril tengo un encuentro con estudiantes en la Universidad de Málaga y estoy muy ilusionado con el acto, especialmente por los tiempos de tanta incertidumbre que vivimos.
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