Nostalgia y refugio en Benajarafe

«Somos el grupo 'Águila' y os vamos a cantar algunas de nuestras canciones que os van a entusiasmar. ¡Que os van a entusiasmar!» El lector no atinará a entonar la cancioncilla correctamente pero sí debe saber que la exclamación final ha de repetirse dos veces, desgañitándose y con los brazos abiertos mirando al cielo. Era la original cabecera de presentación de nuestro grupo musical/teatral/infantil/familiar/veraniego que contaba con una puesta en escena que ríete tú de Parchís. Una banda que solo actuaba ante un selecto público, mi familia, en un escenario de lujo: la terraza de la casa de mis padres en Benajarafe, rincón y refugio al que siempre querré volver para pasar mis vacaciones. La canción se la inventó mi tío José no sé bien si para reirse de sus hijos (Dani y Carlos) y sobrinos (una servidora y mis entregados hermanos, Mercedes y Migue) o para darle ocupación a la 'troupe' de niños que pasabámos juntos las vacaciones como si de un campamento de verano se tratara. (Dirán que no, pero lo cierto es que los mayores se meaban de la risa con las coreografías y espectáculos teatrales poco ensayados, hay que reconocer).

Samuel, el benjamín de la pandilla hasta que llegara Gala años después, también aplaudía entusiasmado. Zalamero y cariñoso, nos premiaba con esos abrazos de oso que solo él sabía darnos. Esos que echamos en falta desde que se marchó y se llevara consigo una pequeña parte de cada uno de nosotros. Para siempre.

¡Ay! Qué nostalgia tan inmensa rescatar fotos y revivir recuerdos de esos veranos interminables de piscina y playa en familia. De moragas nocturnas con cientos de bártulos y tuppers a cuestas. De horas muertas de juegos de mesa (qué pesado Dani con el 'Risk', ¿verdad?), de aventuras, experimentos, baños bajo la luna, concursos de pintura -en uno de ellos gané mi primera cámara de fotos- o de esas sensacionales fiestas hawaianas que repetíamos cada año con más éxito y que llenaban la casa de música, pruebas y carcajadas hasta dolerte la barriga.

Eran tiempos de ir en coche aún sin cinturón de seguridad (lo piensas y te llevas las manos a la cabeza), de recibir sin falta la visita de camaleones a casa (hace años que no vemos, qué pena), de frigopies o de ver dibujos o programas de la tele a su hora exacta: era eso o perdértelo, claro.

A día de hoy, Benajarafe sigue siendo un lugar mágico donde reunirnos para degustar los platos de la chef Tina, mi madre, que ahora se afana en buscar recetas para agasajar a sus nietos, Óliver y Dani (mis hijos). Y, por si alguien se lo pregunta, la única componente del mítico grupo 'Águila' que continuó su carrera musical fue mi hermana Mer, la única con madera de artista que ahora se come el escenario y nos llena de orgullo cuando arranca la ovación del público con su grupo de versiones 'Play'. Búsquenlo: la buena música y la divesión están más que garantizados.

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