
Adela tenía «miedo» de su pareja. Se lo dijo a uno los amigos con los que más confianza tenía mediante unos mensajes de WhatsApp en los que también le pedía que se viesen para hablar y detallarle sus sensaciones. «Me dijo que estaba asustada y preocupada», ha afirmado este allegado de la mujer asesinada en La Viñuela el 13 de febrero de 2018. Lo ha hecho durante la tercera sesión del juicio que se celebra esta semana en la Audiencia Provincial contra José O. T., acusado de matar a Adela asestándole más de treinta puñaladas y que se enfrenta a una pena de 25 años de prisión por asesinato.
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Este testigo ha confirmado que Adela y el procesado mantenían una relación sentimental desde unos cuatro meses antes del homicidio. Los distintos testigos del entorno cercano a la mujer solo han podido corroborar que llevaba un tiempo viéndose con alguien, que acudía a la vivienda «a horas intempestivas» y que «hablaban mucho por teléfono», como han indicado el exsuegro y la exsuegra de la fallecida. «Yo le dije que era un hombre malo, que lo dejara», ha recalcado la exsuegra, que además era vecina de Adela. Según se confirmó en los días siguientes al suceso y tal y como se ha hecho constar en la vista de este miércoles, el procesado tiene antecedentes penales por violencia de género (siete denuncias por malos tratos de dos parejas anteriores a Adela).
Sin embargo, el amigo que aportó los mensajes de WhatsApp durante la instrucción ha refutado ante las preguntas de la fiscal, Flor de Torres (especialista en Violencia de Género), que «fuera del entorno familiar» sí era conocido que «mantenía una relación» con el procesado. En un momento dado le confesó que la preocupación que sentía, «focalizada hacia la pareja», le impedía dormir por las noches. En cuanto a la identificación de José O. T. (que fue localizado esa misma noche en Marbella, conduciendo y lleno de sangre de Adela) este testigo ha ratificado en la sesión del juicio de este miércoles que su amiga le enseñó una foto de su nueva pareja, que se corresponde con el acusado presente en la sala.
También ha declarado el hijo de la víctima. Su testimonio es clave en la causa, ya que cuando él se marchaba de la vivienda de su madre se cruzó con el procesado, conduciendo en dirección a la casa de ella, poco tiempo antes de que fuese localizado el cuerpo sin vida por parte del exsuegro de Adela. El hijo ha corroborado lo que explicó a los agentes y al juez de instrucción en su día, y ha dicho que «solo le había visto dos o tres veces», y que no conocía la naturaleza de la relación que mantenía su madre. «Sabía que se veían y que se llamaban».
Además, también han declarado los distintos agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación del suceso y en la protección de la escena, que algunos han descrito como «dantesca» y «de especial violencia». Tanto en las declaraciones como en el análisis pericial de las pruebas que figuran en contra de José O. T., los agentes expertos coinciden en que las huellas de sangre conducen desde el dormitorio de la casa hasta la pequeña explanada en la que el procesado solía aparcar su coche (hecho corroborado por todos los testigos). Además, los análisis de ADN confirman que había restos biológicos de la pareja de Adela en los cuchillos que se encontraron en la escena.
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