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Sus abuelos ya eran pescadores, uno de ellos en Larache, en Marruecos. 41 de sus 45 primos se dedican a la mar. A sus 46 ... años, María del Carmen Navas Guerrero lleva seis al frente de la cofradía de pescadores del puerto de Caleta de Vélez como patrona mayor, un cargo que ya ocupó durante apenas un año en 2010. Desde el pasado marzo es además vicepresidenta de la Federación Nacional de Cofradías, lo que compagina también con su puesto al frente de la federación provincial.
–Manda mucho en un sector profesional fundamentalmente masculino, ¿lo tienen ya asumido?
–Sí, se va normalizando. Aquí en Caleta de Vélez, ni a nivel andaluz, he tenido nunca ninguna queja, soy un miembro más. En 2010 fui la primera mujer patrona mayor en Andalucía y en todo el Mediterráneo. Luego en 2019 eligieron a una compañera en el puerto de Conil de la Frontera, en Cádiz.
–¿Nunca ha sentido rechazo?
–Desde el año 2015 no, pero cuando estuve en 2010 sí, no fue un rechazo en sí, pero sí tuve que demostrar cada día que podía llevar el cargo adelante, algo a lo que un hombre no se le exige.
–La pesca es algo que se lleva en la sangre, de tradición familiar...
–Sí, mis dos abuelos eran pescadores, mis padres, mis tíos, mis primos, toda mi familia depende del sector. Estamos en todas las artes: cerco, arrastre y menores. Mi abuelo trabajaba en Larache y venía cada 30 ó 40 días. Tengo una participación en un barco de arrastre con mi padre y una hermana y propio tengo uno de menores.
–O sea que usted no podía decir que no a ser pescadora...
–Sí, en casa somos cuatro hermanas y un varón, que es el mayor. Mis primos todos están en la mar y ahora los hijos. Somos una familia muy grande, sólo por mi padre somos 45 primos, de los que 41 estamos en Caleta de Vélez, dedicados de una forma u otra a pescar.
–Es un sector con dificultades, ¿están con el agua al cuello?
–En el mar dependemos mucho de las condiciones meteorológicas, no estamos en tierra firme. En el campo los jornaleros cobran un sueldo, pero aquí no lo hay, lo peor que llevamos es que la retribución es a la parte. Es muy difícil, estás hasta final de semana sin saber si vas a ganar o no. Hay veces que el trabajo se da mal por la pesquera, o porque el gasto supera a las ventas, al rendimiento. Eso sí, se garantiza siempre el salario mínimo.
–Supongo que, por tanto, la pandemia les ha hecho bastante daño, porque dependen mucho de la hostelería y del turismo...
–Sí, aunque cerrados no hemos llegado a estar. Como bien dices dependemos mucho de la hostelería, no fue sólo los cierres totales, sino luego los parciales y perimetrales, y eso afecta muchísimo. Sobre todo se nota en las especies de mayor valor, como gamba, cigala, chirla o concha fina. Ahora vamos remontando, ya que se ha permitido trabajar más en verano. Pero en 2020 tuvimos unas ventas de 8,5 millones, cuando habitualmente estaban en torno a los 10 millones. Eso sí, hemos mantenido la infraestructura y empleos.
–A este panorama hay que sumar los cambios en las normas. Hace dos meses hicieron un paro...
–Está todo muy complicado, tenemos muchísimos controles y vigilancias, no lo vemos mal, pero muchas veces vemos que es abusivo, ha habido días de inspecciones por la mañana y por la tarde, no sé si es porque somos el puerto más importante de la zona, pero hay otros sectores, a los que también implica la pesca, como la recreativa, la restauración o pescaderías, y no los vemos tan acosados, a por nosotros vienen por tierra, mar y aire.
–¿Todo se controla en la lonja?
–No, las inspecciones son también en la mar. Tenemos un seguimiento con los aparatos de geolocalización que tienen los barcos, como la caja azul, que va directamente al Ministerio, y la caja verde, que va a la Junta. Es un seguimiento en tiempo real. Luego están los diarios electrónicos, que van diciendo en tiempo real las capturas que se van obteniendo. Lo que no vemos normal es que haya que apuntar las capturas de más de 50 kilos, pesar en una plataforma que no es estable, si te equivocas en un 10% es motivo de sanción. Con el atún, por ejemplo, si ponemos que pesa 100 kilos y en realidad son 115, ya tienes la sanción. Y además es una especie que no se puede despiezar. Al cerco también le pasa, cuando el pescado todavía está vivo. ¿Cómo calculas ese peso con ese margen tan pequeño?
–¿A qué cree que se debe esta presión sobre la pesca extractiva?
–Sinceramente pienso que la quieren eliminar, no sólo al arrastre. Ya tenemos el borrador para el cerco y luego vendrá el arte menor. Les interesa más traer pescado de fuera, les sale más barato, tienen menos controles, lo que no es lógico es que tengamos esta reglamentación, casi imposible de cumplir, cuando en otras zonas del mismo mar, como la costa africana, no tienen ni la mitad de restricciones.
–Se habla que cada vez hay menos especies en el Mediterráneo...
–Hemos trabajado con los científicos, es cierto que hay muchos altibajos. No sé si son ciclos, se refieren a la biomasa, a que no se reproducen igual, pero no todo es culpa de la pesca. Se puede deber también al cambio climático y los vertidos de aguas residuales. Cuando se ven las natas, todos sabemos lo que es, es porquería y al final se va al fondo. Tenemos suerte por estar cerca del Atlántico, el pescado se reproduce mejor que en el levante, donde no engorda tanto.
–¿Qué pasa en otras zonas?
–Hay países que no aplican tantas normas, en Italia no hay cajas de registro, la talla mínima es diferente, el boquerón y la chirla son más pequeños. España aplica el reglamento al 100% y otros no.
–¿Habrá relevo generacional?
–Mi hijo está embarcado en verano, se sacó el título, pero tiene intención de trabajar fuera del mar. Quiero ser optimista, pero si siguen limitándonos la gente no va a querer trabajar. En 2030 quieren poner el 30% de los mares como reserva o parajes protegidos. Hay proyectos de energía eólica. No van a quedar ni zonas ni días para faenar. En Caleta sí hay relevo, la media está entre 30 y 35 años. Lo vemos cuando hacemos cursos, nos faltan plazas.
–¿Con qué especies se queda?
–Si como fuera pido carne, la frescura del pescado en casa no la consigo en otro sitio. Soy pobre, me gustan la raya, la pintarroja, la chirla y el carabinero.
–¿Playa o montaña?
–Siempre costa. Me gusta mucho el norte, suelo visitar los puertos, siempre con los pies en el agua.
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