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Alrededor de 150 personas, vestidas con trajes de la época, participaron anoche en la representación de la batalla de Pensacola, ocurrida en 1781, en la plaza de la iglesia. Eugenio Cabezas

Macharaviaya recuerda a su héroe 'yanqui'

La pequeña localidad axárquica festeja el 4 de julio con un homenaje al militar Bernardo de Gálvez, figura clave en la independencia de EE UU

Sábado, 7 de julio 2018, 23:46

Para Pilar Jiménez y José Martín era la primera vez que acudían a Macharaviaya a disfrutar de la fiesta del 4 de julio. Nada más aparcar a la entrada del pueblo, ya les cautivó la atmósfera que se respiraba, con las calles engalanadas para festejar la independencia de los Estados Unidos. «Es una historia fascinante, que un malagueño fuese un héroe de aquellas batallas en el siglo XVIII, que ayudásemos de esa forma a las entonces 13 colonias, aunque eso supuso que la Catedral se quedó sin terminar», confesó este matrimonio, vecinos de la capital.

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Como ellos, centenares de personas disfrutaron anoche de la novena edición de la fiesta en honor al general Bernardo de Gálvez, nacido en Macharaviaya en 1746, que llegó a ser gobernador de La Luisiana y virrey de la Nueva España. Su figura permaneció prácticamente en el anonimato durante muchas décadas, pero desde hace unos años no dejan de sucederse los reconocimientos en su tierra natal y en EE UU, gracias a la labor y al empuje de personalidades de distintos ámbitos e instituciones. En el pueblo que lo vio nacer hace 272 años no podía faltar la celebración de la independencia de la que hoy es la primera potencia mundial. «Somos el único pueblo del mundo de apenas 500 habitantes que lo celebra así», confesó orgulloso el alcalde macharatungo, Antonio Campos (PSOE).

Pasadas las 21.30 horas, arrancó el espectáculo, después del desfile de los alrededor de 150 actores por las estrechas y empinadas calles de la localidad. La 'pequeña Madrid', como era conocida en el siglo XVIII, en la corte de Carlos III, conserva muchas de las obras de infraestructura que dejaron los Gálvez, una saga en la que no sólo hubo militares, sino también empresarios y comerciantes. José de Gálvez, tío del militar, construyó la iglesia parroquial de San Jacinto, de grandes dimensiones, y convertida hoy también en panteón familiar. Además, arregló calles y creó fuentes y conducciones hidráulicas que acabaron con el histórico problema del abastecimiento a la población.

José Gálvez es descendiente del militar malagueño. Eugenio Cabezas

En la recreación histórico-militar participaron la Asociación Cultural Torrijos 1831, la Orden de Granaderos y Damas de Honor de Gálvez y la Asociación Málaga Recreadora. Como novedad, este año se introdujo una primera parte, en la que se repasó la vida de los Gálvez, en la que participaron un grupo de niños, que representaron la infancia del militar, quien marchó a Madrid con apenas diez años para no volver nunca más a su pueblo. Su cuerpo está embalsamado en México, en la iglesia de San Fernando, en la capital mexicana, y sus vísceras se conservan en la catedral, según el regidor de Macharaviaya, quien recordó que hace unos años, en uno de los viajes que han hecho a EE UU y México, se colocó una placa en su recuerdo.

«En EE UU no dejan de hacerle homenajes, este año se le ha colocado una nueva escultura en Pensacola y se está preparando otra en Galveztown, la ciudad que lleva su nombre», explicó. Además, en 2014, bajo la presidencia de Barack Obama, se colgó un retrato suyo en el Capitolio y se le nombró Ciudadano Honorario de aquel país, un reconocimiento que sólo tienen otras siete personalidades en todo el mundo, en cumplimiento de un acuerdo del Congreso de los EE UU que tardó 228 años en llegar.

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La representación tuvo lugar en la plaza junto a la iglesia, que lleva el nombre de este ilustre vecino. Los asistentes pudieron disfrutar de la emotiva narración de Esteban Alcántara, de la Asociación Cultural Torrijos 1831, quien relató las escaramuzas militares que precedieron a la toma del Fuerte George, en la ciudad de Pensacola, en el estado de Florida.

El valiente militar español, que llegó a ser vizconde de Galveztown, gobernador de Cuba y de La Luisiana, y virrey de la Nueva España, lideró la ofensiva junto al general Jerónimo Girón, pero cuando el barco de este quedó encallado, Bernardo de Gálvez izó la bandera de mariscal de campo y pronunció las palabras que desde entonces lo harían célebre: «El que tenga honor y valor, que me siga. Si no, marcharé yo sólo». Las mismas que ayer pronunció José Gálvez, natural de la localidad axárquica y descendiente del general, y que encarnó un año más a su antepasado ante los aplausos de varios cientos de personas que siguieron la representación.

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El espectáculo incluyó bayonetas con pólvora real, lo que hizo aún más atractiva la representación. Tras dos horas de emoción, los asistentes se marcharon con un gran sabor de boca, y con el orgullo de que un malagueño, nacido en un pequeño pueblo de la Axarquía, es hoy en día un verdadero héroe en territorio 'yanqui'.

Al acto han acudido el coronel jefe de la unidad técnica de la Policía Judicial de la Guardia Civil, Antonio Cortés, y la cónsul de EE UU en la Costa del Sol, Roberta Aarón, además de alcaldes, diputados, delegados de la Junta y concejales de la comarca oriental.

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