Imagen de uno de los grabados que pueden verse en la exposición de Macharaviaya. SUR

Macharaviaya acoge una muestra de grabados eróticos japoneses del siglo XIX

La exposición 'Shunga' puede verse hasta el 31 de marzo en el Museo de los Gálvez, en colaboración con el CAC Mijas y la Fundación Remedios Medina

Miércoles, 10 de enero 2024, 14:15

Este próximo viernes 12 de enero, se inaugura en la sala de exposiciones Robert Harvey del Museo de los Gálvez de Macharaviaya, una nueva exposición, en colaboración con el CAC Mijas y la Fundación Remedios Medina. La exposición, de arte erótico japonés del siglo XIX, ... se podrá visitar hasta el 31 de marzo de 2024.

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La muestra consta de 23 grabados originales del siglo XIX que nunca, hasta ahora, ha sido expuesta en nuestro país. Las obras son anónimas ya que los artistas que las hacían, normalmente, no las firmaban por temor a posibles sanciones. Aunque, de hecho, no se prohibieron expresamente hasta 1907. El 'shunga' o 'imágenes de primavera' es un género de estampas japonés que tiene como tema principal la representación del sexo.

Está vinculado, principalmente, con la producción gráfica conocida como «estampas del mundo flotante», o xilografía 'ukiyo-e', del período Edo (1603-1867). La traducción literal del vocablo japonés (de origen chino) 'shunga' significa «traseros de primavera», ya que «primavera» es una metáfora común para el acto sexual. Las escenas describían relaciones sexuales de todo tipo, incorporando en ellas a los más variados actores de la sociedad japonesa de entonces, como a los miembros de la clase comerciante, samuráis, monjes budistas e, incluso, a seres fantásticos y mitológicos.

La gran mayoría de los ilustradores de 'ukiyo-e' realizaron este tipo de imágenes debido, entre otras razones, a que tanto artistas como editores obtenían buenas sumas de dinero de la venta del material, incluso a pesar de estar vigente alguna prohibición, por lo que existe una gran cantidad de imágenes que fueron realizadas por ilustradores de renombre.

Por otro lado, según han explicado desde el Museo de los Gálvez de Macharaviaya, las mismas prohibiciones llevaban a sus creadores a no firmar sus trabajos, «pero para que la gente supiera el autor, desarrollaron una serie de artimañas, como poner en las imágenes sobrenombres o señales apenas perceptibles, que eran fácilmente identificables para el público de la época», han apostillado.

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