Joaquín Martínez, el voluntario de Torre del Mar que salvó a mil tortugas en Costa Rica

No en vano, se estima que apenas quedan 30.000 ejemplares en los mares y océanos de la Tierra. Una de las zonas donde acuden a desovar son las playas de Costa Rica. «Estábamos saliendo del confinamiento y por internet encontré información de esta asociación, contacté con ellos y preparé el viaje. Fue curioso, porque entonces no se podía ir de un municipio a otro, pero sí podías viajar en avión para algo así», cuenta Martínez, que acaba de publicar la obra 'El voluntario que salvó a mil tortugas', de 125 páginas, con numerosas fotografías.

«Piensa que de cada mil crías que nacen se calcula que sólo una llega a adulta», apunta este vecino de Torre del Mar, que en la obra recopila las rutinas de trabajo que tuvo durante las dos «intensas» semanas que pasó en Costa Rica. «Básicamente lo que se hace es rescatar los huevos que las tortugas depositan en la arena y llevarlos a un vivero, para evitar que sean capturados por depredadores o por furtivos, ya que aunque está sancionado, todavía hay mucha gente que los coge para venderlos o comérselos», explica.

Según cuenta Joaquín Martínez, hace unos años vio un documental de 'National Geographic' sobre esta especie, « y siempre me había llamado mucho la atención», apostilla. Por ello, «como una forma de hacer algo distinto» justo en un momento en el que el mundo estaba 'paralizado', se embarcó en esta aventura, que asegura, le «cambió la vida». «Conocí a gente de muchos sitios, de EE UU, Alemania, Reino Unido, Uruguay, y también españoles...», relata el autor de la obra benéfica, que ha sido editada por Anáfora, con un precio de doce euros y puede comprarse por internet en la web www.voluntariotortugas.com

«Todo lo que se venda es para donarlo a la ONG», apunta Martínez, quien insiste en que aquella estancia le «ha marcado». «Las tortugas laúd son unos auténticos dinosaurios, supervivientes desde esa época, pueden llegar a pesar hasta 900 kilos y recorrer hasta 20.000 kilómetros desde el lugar donde nacen», explica emocionado el autor del libro benéfico, quien también destaca, entre las peculiaridades de estos reptiles, que comen al día tantos kilos de medusas como su peso. «Por eso es tan importante que no desaparezcan, entre otras muchas cosas», apostilla.

La experiencia como voluntario durante 15 días en Costa Rica tuvo para Joaquín Martínez un coste de apenas 1.500 euros, y aunque no ha vuelto a embarcarse en una aventura así, no descarta repetir en un futuro. «Es muy recomendable, aquello parece el paraíso, está repleto de ríos, selvas, fauna salvaje y playas inmensas. Costa Rica es un país increíble», asegura.