El pozo. Quedó situado en la esquina de la zanja con forma de 'L' hecha por el maquinista. SUR

Así fue la inspección ocular de la Guardia Civil en el lugar donde cayó Julen

Los investigadores no hallaron bloques de hormigón en el pozo, pero sí varios sueltos en la explanada de la finca

Martes, 26 de febrero 2019, 00:51

La muerte del pequeño Julen presenta algunas incógnitas que la investigación judicial trata ahora de despejar para determinar si hubo o no un delito de homicidio por imprudencia. Pero la principal, más allá de los matices legales del caso, es si el pozo al ... que cayó el niño estaba o no tapado. Y de haberlo estado, con qué.

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En su investigación, la Guardia Civil ha seguido distintos caminos para intentar llegar a la verdad. Los agentes han tomado declaración a todos los implicados, que ya han empezado a pasar por el juzgado, y se han topado con algunas contradicciones en torno al sellado del pozo, de ahí la importancia de las pruebas periciales. Una de ellas es, precisamente, la inspección ocular, esto es, cómo encontraron los investigadores el lugar de los hechos. Los agentes describen que la explanada, de 500 metros cuadrados, tiene forma «irregular», observando dos taludes con forma de L que es donde, a tenor de las declaraciones del dueño de la finca, se pretendía levantar un muro de contención.

Para ello, el 5 de enero, David Serrano hizo, con ayuda de un maquinista de Totalán, una zanja también con forma de L que en su lado más largo tenía 35 metros y en el más corto, 5,2. Al cavar la zanja, el operario, que seguía indicaciones del propietario, movió el montículo que formó la tierra extraída al hacer el pozo, y que el pocero inicialmente (estuvo trabajando allí entre los días 13 y 18 de diciembre) había dejado alrededor del agujero. Como consecuencia de esas obras, la altura de la boca del pozo original se rebajó unos 40 centímetros, que es, obviamente, la profundidad de la zanja.

Montículo. Tierra extraída por el pocero al hacer la perforación, y que según dijo había dejado alrededor del agujero. SUR

Llegado a este punto, surgen las principales contradicciones. El pocero declaró a los agentes que, al terminar el sondeo, que dejó sin encamisar al no hallar agua, colocó una piedra de 15 o 16 kilos para tapar el agujero, que rodeó con la tierra extraída en la prospección, haciendo la forma de un cráter. Su ayudante confirmó que ese era el método que solían emplear para las prospecciones fallidas y afirmó que su jefe le dijo que puso dicha piedra, pero reconoció que él no llegó a verla. El maquinista tampoco pudo aclarar este extremo: solo dijo que él hizo la zanja y que, al terminar, observó con David empujaba unas piedras con el pie para taparlo.

El dueño de la parcela, que ha sido el primero en declarar ante la jueza y el único en hacerlo por ahora como investigado, aclaró el viernes que, en los días posteriores a la realización de la zanja, hizo unas mediciones para colocar los hierros del muro de contención que quería poner allí, por lo que quitó esas piedras del agujero que, según él, el pocero nunca selló.

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Sobre el día de autos, David Serrano precisó que, al llegar a la parcela para disfrutar de una paella en el campo, advirtió al resto de la presencia del pozo –aunque lo hizo, según mantiene, por si alguien metía el pie y se lo partía, no por la posibilidad de que un niño cupiera dentro, lo que considera que era imprevisible– y sostuvo también que colocó dos bloques de hormigón (cada uno de ellos pesa 12 kilos) para tapar el agujero poco antes de que Julen cayera. El padre confirmó ayer la presencia de esos bloques, aunque con un matiz que es, al mismo tiempo una evidencia: no tapaban la boca del pozo.

¿Y qué se encontraron los agentes en el lugar de los hechos? Esta es la descripción que han hecho en su atestado. A 17,5 metros de la boca del pozo, localizaron restos de ceniza y materiales propios de la combustión de leña junto a dos bloques de hormigón. También había una mesa y un bidón metálico de color rojo con restos de leña sobre el que había una motosierra, la que David Serrano dijo que utilizó para cortar los troncos y hacer la paella. «Entre esa zona y el pozo [continúan los guardias civiles] se encuentran cuatro sillas de plástico apiladas junto a una mesa, otras dos sillas apiladas que tienen bolsas con botellas de agua, vasos de plástico y una bolsa de aperitivos de la marca Risi, y otra silla de las mismas características sobre la cual se encuentra una sartén con dos asas y resto del preparado de una comida».

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Sellado

Pero la parte fundamental de la inspección ocular se refiere al sondeo. A la llegada de los investigadores, «este se encuentra abierto y sobre mismo se halla instalado un trípode para facilitar las labores de inspección en el interior del pozo con equipos técnicos montado por los bomberos y agentes de la Guardia Civil que estaban realizando labores de localización y rescate del menor». Y precisan: «No observándose en sus proximidades ninguna piedra o bloque de hormigón de los que, según testimonios, tapaban la boca del pozo».

Los investigadores apostillan que, al inspeccionar la explanada, «se hallan varios bloques de hormigón iguales a los que cargan los palés y como los que describe en su declaración el propietario de la finca, y con los que dice que tapó el pozo. Estos bloques son de las mismas características a los que describe en su declaración el padre del menor cuando, tras caer su hijo, se acercó al pozo y vio dos bloques a ambos lados del pozo». De acuerdo con la declaración del progenitor ante la Guardia Civil, él mismo retiró de las inmediaciones del agujero la arena, las piedras y cualquier otro objeto susceptible de caer dentro.

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Bloque. Uno de los intervenidos por la Benemérita. SUR

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