Lunes, 7 de octubre 2019, 00:49
Junto a varios socios puso en marcha hace cuatro años la empresa El Pasero. En este tiempo ha realizado recorridos por las escarpadas laderas del interior de la comarca de la Axarquía con más de un millar de personas, en su gran mayoría turistas españoles. Los grupos son normalmente reducidos, de hasta veinte personas, aunque en ocasiones ha tenido que llegar a atender hasta tres autobuses, con 130 visitantes. «Lo que más les sorprende y llama la atención es lo duro y sacrificado que es éste trabajo, con lo pendiente que hay que estar siempre de las pasas, porque si llueve o hace viento hay que levantarse de madrugada, a la hora que sea, para echar los toldos, ya que las pasas no se pueden mojar», comenta Moya.
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Esta pasada semana, el emprendedor alborgeño ha estado en Madrid, donde ha participado en la final del premio 'Emprendedor más competente', en el marco del programa de formación para el desarrollo de competencias emprendedoras CompetenciasLED, organizado por la Fundación Endesa, en colaboración con la Fundación Youth Business Spain, el referente en el autoempleo joven. «Ha sido una magnífica experiencia, porque aunque no he ganado, ya que tan sólo se dieron dos premios, he podido compartir mi proyecto empresarial con inversores y formadores de todo el país», sostiene Moya, que fue el único andaluz en este encuentro.
Los diez finalistas eran, como Moya, jóvenes procedentes de diferentes regiones de toda España. Al igual que él, a pesar de las dificultades que encontraron en el camino, han conseguido formarse y poner en marcha sus ideas de negocio. Iban desde un joven de origen peruano que quiere llevar las patatas de su tierra a los mercados internacionales, hasta una visionaria aragonesa que ha montado una 'biblioteca' de ropa, pasando por una catalana que ha montado una plataforma 'on-line' donde los estudiantes universitarios y de FP pueden valorar las prácticas que han realizado. Finalmente, el vencedor fue el canario de origen colombiano John Correa, con un proyecto de seguridad.
Además de presentar su proyecto empresarial de El Pasero, Moya asistió al 'South Summit', la plataforma global líder de innovación enfocada en oportunidades de negocio que reunió a los principales actores del ecosistema emprendedor. El vencedor recibió un premio de 1.500 euros en metálico para invertir en su negocio.
El reconocimiento de la uva pasa moscatel como uno de los dos únicos Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) en España, conseguido en 2018, ha impulsado de manera muy decidida la apuesta de Moya por su proyecto empresarial en El Borge. «Aunque ya hay hasta tres empresas más en la comarca oriental ofreciendo rutas turísticas de este tipo, cuando empecé en 2015 apenas tuvimos ayuda de nadie, las administraciones nos miraban raro», afirma.
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Sin embargo, la situación ha cambiado de manera radical en los últimos dos años. «Hay proyectos muy importantes para poner en valor toda esta zona, como la construcción de un gran museo de la pasa», asegura el responsable de la firma El Pasero, quien también organiza actividades de conservación de arroyos y zonas naturales próximas a su pueblo natal El precio de las rutas que ofrece, que tienen una duración variable, de entre dos y cinco horas, oscila entre los 25 y los 30 euros por persona, lo que incluye las degustaciones y la posibilidad de adquirir productos en los establecimientos colaboradores.
Según explica Ezequiel Moya, los meses en los que tiene más demanda para sus rutas son los del otoño y la primavera, ya que en verano hace demasiado calor para los recorridos por el campo. No obstante, la adaptación a las propuestas de los clientes es absoluta, «de manera que podemos hacer recorridos más de senderismo, y otros más urbanos, limitándonos a quedarnos en el pueblo», describe.
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La uva moscatel es un cultivo del que viven todavía directamente unas 2.000 familias de la Axarquía, principalmente de los municipios de Almáchar, Iznate, El Borge, Moclinejo y Cútar. Al año se producen 400.000 kilos de fruta. «Otra de las cosas que más sorprende a los turistas es cómo se vivía en los lagares antiguamente, como había hasta ocho personas durmiendo en un mismo espacio en verano», asegura Moya, quien contó con el apoyo de la Asociación Arrabal-AID para poner en marcha la empresa.
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