Con ganas e ilusión pero también con mucha incertidumbre. Así han comenzado a reabrir los negocios de hostelería en la Axarquía este lunes, primer día de la fase 1 en la provincia tras más de dos meses de cierre por la pandemia del coronavirus. «Teníamos muchas ganas de empezar porque habíamos hecho una gran inversión», ha asegurado Rafa Campos, propietario de Chiki bar, un clásico en Algarrobo Costa. En Caleta de Vélez, Javier González, responsable de El Bodegón, ultima los detalles para reabrir mañana con el doble de terraza. «El Puerto nos ha dado todas las facilidades», ha manifestado.
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En pleno centro de Rincón de la Victoria, Antonio Cascales ha reabierto la mitad de su terraza del Bar Las Conchas, con un lleno total y colas para tomar sus afamados churros con chocolate. «Estamos a tope, por suerte está yendo todo bien, esperamos seguir así», ha manifestado sin poder detenerse para atender a este periódico. En Torre del Mar la asociación de Comerciantes y Empresarios (ACET) ha pedido la ampliación de las terrazas en un 30%. Según su presidente, Sebastián Pastor, el Ayuntamiento aún no les ha contestado. En esta zona la mayoría de los restaurantes permanecen cerrados, como La Cueva, El Negri, Fernando o El Yate.
En Nerja el corazón turístico del municipio costero más oriental de la provincia sigue sin latir todavía como antes de la pandemia. En el emblemático Balcón de Europa a las 10.00 horas de este lunes todavía no había reabierto ningún negocio. Unos 500 metros más arriba, en las Cuatro Esquinas, Alejandro Hidalgo se afanaba por servir todas las mesas que ha podido montar, con el permiso del Ayuntamiento, ampliando la ocupación de la acera en la céntrica calle Pintada. «Llevábamos una semana sirviendo los desayunos para llevar, por lo que es una alegría tener la terraza llena a esta hora», ha expresado.
En Torrox también han empezado a reabrir negocios de hostelería, tanto en la costa como en el pueblo. En la céntrica plaza de la Constitución han reabierto dos de los establecimientos. El Bar de Monolo ha servido decenas de desayunos en una terraza ampliada, para respetar las medidas de seguridad, aunque no ha podido montar las mismas mesas que antes. «Todo lo que sea poner un café ya es una alegría después de dos meses cerrados», ha confesado Manuel Rico, propietario del local desde 2011. Aunque ha asegurado no tener miedo al coronavirus, cree que la clave de la reactivación estará en si pueden volver los residentes extranjeros con viviendas en la Costa del Sol. «Tenemos una clientela muy variada, pero los noruegos son muy importantes, esperemos que puedan venir», ha apostillado.
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