A sus 64 años José Francisco Guerrero López (Torre del Mar, 1957) lleva casi cuatro décadas como profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga (UMA), especializado en la atención a la diversidad. Una faceta profesional que compagina con ... su labor como escritor, habiendo publicado hasta la fecha siete novelas. La última, 'La Casa de las seis cabezas' (Ediciones del Genal, 2022), está ambientada en la Málaga de 1639, poco después de una pavorosa epidemia de peste que diezmó gravemente la población.
Publicidad
–¿Cómo lleva este primer verano tras dos años de pandemia?
–No lo veo así, estamos en pandemia. Hay muchos sitios a los que no me atrevo a ir. Antes iba al pub Indiana, que sale en alguna de mis novelas, y ya no. Ahora como siempre en terrazas, antes lo odiaba. Me gustaban los sitios con una luz 'rembrantiana', ocultos, con luz indirecta, tenue, amarillenta, como pintaba Rembrant, como en su cuadro del pensador.
–¿Cómo ha vivido estos dos años?
–Me puse a escribir justamente el 14 de marzo de 2020, esa tarde me refugié en esta novela, que empieza precisamente con una epidemia que ocurrió en 1637. También tenía las clases 'online', que no me gustan nada. Hemos perdido mucho con la pandemia, y todavía no se ha ido. La mascarilla, ha sido algo duro. Y la percepción que tenemos, hiperapocalíptica, no sólo por la Covid-19, sino por la guerra, el cambio climático... En un artículo de la Universidad de Cambridge ya no hablan del cambio climático sino del final climático. Percibo eso, cuando salgo, esa sensación preapocalíptica, antes era yo, que siempre he sido pesimista, pero ahora lo percibo mucho más, en mucha gente. Ese 'carpe diem', la necesidad de disfrutar, la veo más acentuada.
–Se habla que estamos ante el último gran verano de la felicidad...
–Sí, lo veo, la gente está enloquecida, comiendo, bebiendo... Se ve también en los accidentes de tráfico, pienso que está relacionado, han aumentado muchísimo, vas conduciendo y te pasan a gran velocidad. La gente está percibiendo como si quedara poco de periplo vital. Los brindis, se escucha, 'vaya que Putin lance un misil en diciembre'. Me sorprende, aunque siempre he pensado eso de nuestra especie, siempre he sido pesimista, casi fatalista, pero percibo que hay menos gente optimista.
Publicidad
–Todas sus novelas tienen una parte histórica importante...
–Sí, aunque esta última es historia pura. Empieza en 1639, con una leyenda que ocurrió en Málaga, que Narciso Díaz de Escobar recogió en un poema. Siempre me fascinó esa casa que está en lo que hoy es la plaza del Obispo, la echaron abajo en la década de 1860. Ese día 14 de marzo empecé a escribir, antes me había documentado muchísimo. No la hubiera escrito si no llega a ser por la pandemia, quizá hubiera escrito otra. Pero como sabía que Málaga se estaba recuperando de una epidemia, me venía muy bien. Leí muchos libros con muchas similitudes con lo que estaba ocurriendo en esos momentos.
–O sea, que no ha cambiado tanto la situación en casi 400 años...
–No, no, ocurrieron cosas parecidas, nos pilló desprevenidos, el miedo, aunque claro entonces murió muchísima más gente, casi en cada familia hubo muertos. En la calle del Agua, por ejemplo, murieron cientos de personas, se instalaron los médicos y allí morían muchísimos al beber el agua.
Publicidad
–¿Cómo es el proceso creativo?
–Tengo la necesidad de ocupar mi mente. Hace poco ha muerto Mihály Csíkszentmihályi, un escritor croata, inventó el concepto fluir, cuando alguien hace algo que realmente le apasiona, se concentra tanto que el tiempo desaparece. Me encanta esa sensación, porque a menudo estoy demasiado centrado en mí mismo, en una hiperreflexión constante, un monólogo, que me crea mucha angustia vital muchas veces, ansiedad existencial, por los recuerdos, la nostalgia. El hecho de estar escribiendo, me olvido, pasan tres horas y no sé dónde estoy. No piensas en nada y ése es el mejor estado mental. La desconexión. Escribir es terapéutico. Leo, hago deporte, pero cuando me pongo a escribir, todo gira en torno a eso. Mi mente está ocupada.
–¿Qué otras cosas le gusta hacer?
–Sobre todo, deporte. El 'boxing', aunque ahora me he lastimado el pecho. Ahí tampoco pienso en nada. Otro placer es leer. Arístoteles decía que había un ocio de vagos y uno creativo. El de vagos no lo soporto. Abandonarse a no hacer, no va mucho conmigo, necesito tener la mente ocupada. Me pasa también dando clases.
Publicidad
–¿Ha cambiado el alumnado?
–Los veo más inteligentes, sin desmerecer a los anteriores, pero por los comentarios, las reflexiones... Son más reivindicativos y más críticos, con mayor capacidad de reflexión, en los trabajos que hacen.
–En este aspecto, ¿es optimista ante los retos de futuro?
–Sí, bueno, también veo cada vez más alumnos con enfermedades, como el cáncer, esclerosis. Gente joven que te dice que mañana tiene una sesión de quimioterapia. El cáncer ha aumentado mucho entre la juventud, no es sólo una cuestión estadística por la edad.
Publicidad
–¿Qué le sugiere?
–Está avisando de problemas para la salud como los campos electromagnéticos. Soy también muy hipocondríaco. Los pesimistas nos equivocamos menos que los optimistas. Antes de que empezara la guerra se lo decía a mis alumnos, no lo dudéis, Putin va a invadir Ucrania. Estaba convencidísimo, ése es mi pesimismo. Luego está la cuestión histórica, esto ha sucedido ya antes.
–¿Cómo cree que va a acabar?
–Creo en la segunda ley de la termodinámica, que realmente todos los sistemas, todas las organizaciones, toda la biología, tiende a empeorar, es sólo una cuestión de tiempo. En la cuestión económica estamos a las puertas de una recesión mundial, la guerra nadie sabe cómo va a terminar, no soy optimista. Y si ahora hay un conflicto con China... Nuestra especie de sapiens se ha caracterizado siempre por esa estupidez y esa crueldad. No creo que seamos la especie elegida. Un antropólogo americano decía que teníamos que cambiarnos el nombre de homo sapiens a homo 'estupidus'... Y se queda corto, en coherencia con nuestra historia, es lo que hemos hecho siempre, masacrar. Es verdad que existen Shakespeare, Ghandi o Jesús de Nazaret, pero la inmensa mayoría de los seres humanos, hablando filogenéticamente, no como personas, sino como especie, somos así. La historia de las civilizaciones son conquistas, invasiones y seguimos así. Ahora estamos en lo mismo, en un conflicto histórico entre dos partes del mundo. No hay una tercera guerra mundial, sino la destrucción masiva asegurada.
Noticia Patrocinada
–Algunas tribus podrían sobrevivir...
–Sobrevivirían algunos individuos aislados, pero no sólo por la guerra, también por el cambio climático, con el Mediterráneo a 30 grados. Esperemos que no se cumplan las previsiones de meteorólogos como Mario Picazo, que no llueva torrencialmente, aunque haga mucha falta e la Axarquía. Cada año todos eventos climáticos ocurren con una frecuencia mayor. El cambio climático es el mayor problema que tienen los gobiernos, pero para la población no lo parece. Dentro de 40 años, ¿quién va a vivir en Andalucía? Vamos a echar de menos los veranos de calor, porque hará 50 grados. Leo la ciencia, no soy escéptico en absoluto. Son más de tres mil científicos, de todas las ideologías, no van a estar equivocados. A las grandes empresas siempre les dará igual, la codicia las mueve. Siempre tendrán más suerte que los pobres desgraciados, como en la India, que se han acabado las cosechas por el calor. Leí que ya se han alcanzado los 70 grados en una zona de Irak..
–¿Quiere jubilarse?
–No, en absoluto. Hasta los 70 años tengo intención de seguir, si tengo salud. Luego puedes seguir tres años más como emérito. En otros países sigues dando clases hasta los 90 años. En España tienes que irte a los 70, no lo entiendo, aunque nos paguen menos. Si estás lucido todavía, y quieres seguir, que nos dejen. Lo veo cada vez más cerca, con la edad el tiempo lo vives de otra forma, pasa más rápido, porque estás más acostumbrado a él.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.