El Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción) lleva años inventariando las especies de plantas y animales invasores que se encuentran en diversos rincones de la comarca oriental malagueña. El trabajo servirá para un nuevo libro en el que ... se describirán todas y cada una de las especies catalogadas para su divulgación entre la población, convencidos de que entre todos «tenemos que controlar estos seres vivos para paliar o evitar los daños que producen».
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Según el colectivo ecologista, en la Axarquía han conseguido inventariar un total de 51 especies de plantas invasoras y 27 especies de animales invasores repartidos por toda la comarca, aunque la gran mayoría se encuentra en el litoral de la comarca, que es la franja más cálida. «Esto se debe a que casi todas las especies invasoras proceden de lugares cálidos, como América Central y del Sur (de donde son más del 50% de las plantas invasoras), de África o de Asia», según explica el coordinador de GENA, Rafael Yus. Lo más curioso es que el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo «es el espacio natural protegido con mayor densidad de especies invasoras de toda España, lo cual no es casual, ya que lo propicia su climatología», sentencia Yus. 43 de estas especies se hallan en este paraje natural muy próximo al Parque Natural de Tejeda y Almijara.
Según Yus, en la Axarquía hay especies de plantas y animales naturales del lugar o de la región «que llamamos autóctonas, pero algunas de ellas están restringidas exclusivamente a un área muy pequeña, como puede ser la Sierra de Tejeda, en cuyo caso pasan a ser endemismos. Las especies que nunca han estado en nuestro territorio y que proceden de países y continentes lejanos, pero que han sido importadas deliberada o accidentalmente por las personas, o bien de forma pasiva por otros medios, las llamamos exóticas o alóctonas».
Para el coordinador de GENA-EeA, la mayoría de las especies alóctonas no representan ningún problema para «nuestros ecosistemas», en buena parte porque no prosperan más que con los cuidados de las personas, como sucede con las plantas comestibles, cuidadas por los agricultores; las ornamentales, cuidadas por los jardineros, y las domésticas por sus propietarios. «Nuestras macetas, jardines, parques, avenidas y rotondas están casi totalmente integradas por plantas alóctonas, venidas de todos los continentes del mundo, muchas de origen tropical, que se adaptan bien a nuestra climatología cálida mediterránea y la humedad y sombra de nuestras viviendas. De forma menos aparente también hay animales alóctonos», recuerda el especialista.
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Según Yus, no todas las especies de animales y plantas exóticas o alóctonas son «invasoras, un término que se reserva únicamente a aquellas especies no nativas, introducidas por el ser humano y que, en primer lugar ya están naturalizadas, crecen espontáneamente sin necesidad de la mano del hombre. Pero si, además, estas especies se desarrollan con extrema facilidad, unas veces invadiendo espacios libres de otras especies autóctonas, bien porque son lugares difíciles para nuestras especies autóctonas (como barrancos, laderas, fisuras...), y otras veces desplazando a las especies autóctonas, y por tanto produciendo un daño en nuestra biodiversidad, es cuando estas planta alóctonas y naturalizadas reciben el nombre de invasoras».
No obstante, el especialista aclara que entre las plantas invasoras destacan especies que ya forman parte del paisaje, como las acacias, las pitas, las chumberas, las cañaveras, los ricinos... Otras son bien conocidas por los agricultores como el grupo de los bledos. En los últimos tiempos, según GENA, está teniendo una explosión el rabo de gato (Pennisetum setaceum), que «ha invadido los márgenes de las carreteras». Famosos son también los perejilitos o vinagretas (Oxalis pes-caprae) que cubren todo el suelo agrícola de la comarca. Y algunas son venenosas, como el estramonio (Datura stramonium).
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Entre los animales, el cangrejo rojo americano (Procambarus clarckii) ha sido descubierto recientemente en Maro y el mejillón cebra (Dreissena polymorpha) en el embalse de La Viñuela. Hace tiempo que está afincada la hormiga argentina (Linipithema humilis), el mosquito tigre (Aedes albopictus), el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) y también vertebrados como la perca americana (Micropterus salmoides), la cotorra argentina (Myopsitta monachus) y las ratas. «Todas crean problemas», puntualiza Yus.
Para GENA-EeA, las especies invasoras pueden producir tres tipos de impactos: ecológicos, económicos y sociales. Los ecológicos se producen cuando alteran el equilibrio de un sistema, provocando desplazamiento o extinción de especies autóctonas. El colectivo naturalista de la Axarquía pone como ejemplos el desplazamiento provocado por el cangrejo americano sobre el cangrejo de río autóctono o las cotorras sobre las palomas y gorriones. En cuanto a los impactos económicos, mencionan los efectos en las cosechas, infraestructuras y alimentos, como las malas hierbas sobre los cultivos o el mejillón cebra por el atoramiento de canales. Por lo que respecta a los sociales, GENA menciona sus efectos en la salud, como el mosquito tigre con la transmisión de enfermedades como el dengue.
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«Por estas razones es muy importante el manejo y control de las especies invasoras, y hacerlo lo antes posible, antes de que sus poblaciones alcancen tal tamaño que sea ya imposible controlarlas», enfatiza Yus. En este sentido, explica que la cañavera (Arundo donax) lleva siglos en los cauces de los ríos desde que fue importada en la Edad Media, por lo que ahora es imposible su erradicación a escala regional, aunque a escala local sí se puede controlar. Entre las medidas a adoptar, unas son de prevención (educación ambiental, inspección periódica o control de uso), otras son de control (mediante enemigos naturales, herbívoros domésticos...) y otras de erradicación, que incluyen dos tipos de métodos según la especie a erradicar: físicos (arranque manual o mecánico, fuegos controlados o ensombrado) y métodos químicos (herbicidas, insecticidas....).
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