Imagen del interior de la ermita de las Angustias de Nerja, patrona de la localidad axárquica. E. CABEZAS

Los secretos de la ermita de Nerja, la joya arquitectónica de 1720 reconocida como BIC

El templo de la patrona de la localidad axárquica fue levantado por la granadina Bernarda Alférez, juzgada por la Inquisición en 1727 por profesar en secreto la religión islámica

Domingo, 24 de septiembre 2023, 00:13

La Ermita de Nuestra Señora de las Angustias de Nerja, la patrona de la localidad, es uno de los principales atractivos monumentales del núcleo costero más oriental de la provincia. Situada en pleno centro del municipio axárquico, cuando se construyó, en la segunda década del ... siglo XVIII, estaba bastante alejada de lo que entonces era el casco urbano, situado por aquellos tiempos en el entorno de la iglesia de El Salvador y el Balcón de Europa.

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Tras muchos años de reivindicaciones por parte del Ayuntamiento, la Junta acaba de inscribir el templo como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de monumento, a instancias de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico (CGPHA). En la edificación construida en estilo barroco confluyen destacados y diversos valores de orden arquitectónico, histórico-artístico y etnológico. Especialmente interesante y llamativa es la historia que se esconde detrás de la ejecución de esta edificación religiosa.

Tal y como desveló en 2018 el doctor en Historia nerjeño Francisco Capilla, su principal impulsora fue una criptomusulmana granadina, Bernarda Alférez, que fue juzgada por la Santa Inquisición. «Los criptomusulmanes eran personas que llevaban una vida totalmente normalizada dentro de la sociedad profundamente católica de aquella época, y que en secreto profesaban la religión musulmana», explica Capilla, quien señala que las últimas investigaciones históricas «están desmontando ese mito de que con la última expulsión de los moriscos, entre 1609 y 1614 ya desapareció por completo la religión musulmana en el país».

«Al contrario, fueron muchas las personas que seguían profesándola, y éste fue el caso de Bernarda Alférez, una granadina casada con Luis López Enríquez de Alcántara, que en 1700 compró el ingenio de San Antonio Abad de Nerja», explica. El investigador detalla que se trató de «un matrimonio de conveniencia, como tantos otros», y que es Alférez la que aportó una dote de 24.000 ducados «en posesiones y alhajas de sumo valor, una elevada cifra comparable a las que proporcionan las hijas de prominentes familias granadinas de la época, moriscas o no, lo que demuestra la excelente situación económica de los Alférez», detalla.

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«Su marido era un cristiano viejo, y con la dote y los negocios que ya poseía consigue ampliar su actividad hasta alquilar el ingenio de Maro y comprar el de Nerja», continúa el historiador, quien sitúa la muerte de López Enríquez en 1713, cuando la ermita debió estar ya en obras o al menos haber sido proyectada, ya que la bendición se realizó en 1720, tal y como recoge una de las pinturas situadas en su interior y que aún hoy se conservan en perfecto estado.

Cambio de color en 2019

Sin embargo, apenas seis años después, el inmueble pasó a manos de su hijo mayor, Andrés. En 1727 se inició el proceso inquisitorial contra Bernarda Alférez, que se prolongó durante más de dos años, en los que esta granadina afincada en Nerja «perdió sus bienes, se le obligó a vestir el sambenito, se le condenó a cuatro meses de cárcel y fue desterrada de Granada y Madrid». Capilla descubrió en su trabajo, publicado en su blog personal, que el proceso fue «benevolente» con ella porque tenía influencias a través de su difunto esposo. «Murió arrepentida y reconciliada con administración de sacramentos y eclesiástica sepultura», apunta Capilla.

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La ermita pasó a ser propiedad del Ayuntamiento en 1853. Durante sus más de tres siglos de vida ha sufrido numerosas transformaciones. El último gran cambio concluyó a mediados de 2019, cuando se retiraron las capas de cal y pintura blanca y se le dio un color crema y rojizo, similar al que debió tener cuando se inauguró. Posteriormente, en una fecha indeterminada, se empezó a pintar de blanco. El cambio de coloración hace cuatro años causó un gran impacto entre la población local.

Durante aquellas obras, que costaron unos 180.000 euros y ejecutó la empresa de Ardales Hermanos Campano S. L., apareció una pintada escondida entre las capas de pintura en la que podía leerse 'La Revolución'. Era un texto escrito en su fachada en julio de 1936, cuando el edificio fue ocupado por los sindicalistas de CNT-FAI tras el golpe de Estado de Franco. Los trabajos de rehabilitación fueron dirigidos por la arquitecta Marta Lomas, que contó con el asesoramiento de la arqueóloga Sara Díaz, del historiador Francisco Capilla y de Carlos Núñez.

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En relación a su arquitectura, la ermita de Nerja presenta un repertorio completo de las técnicas constructivas tradicionales de la época, aunque su interior fue modificándose tomando elementos de la tradición clásica como arcos de medio punto o bóvedas de medio cañón falsas, dando como resultado una arquitectura tradicional y clasicista en un entorno inicialmente rural que evolucionaría, con el tiempo, a urbano, según han destacado desde la Junta en un comunicado.

Tres imágenes de la ermita nerjeña de Las Angustias, declarada desde esta semana como Bien de Interés Cultural. E. CABEZAS

Por otro lado, el templo alberga en su interior un programa pictórico barroco «de gran calidad», realizado por autores no documentados pertenecientes a la escuela granadina, conformada por el influjo de Alonso de Cano. La serie de bienes muebles vinculados aportan relevancia al inmueble, destacando el grupo escultórico de las Angustias, atribuido a José Navas-Parejo y Aurelio López Azaustre, además del retablo, trazado por Fernando Prini Betés, o las piezas de orfebrería del siglo XIX labradas por el platero malagueño Miguel Orfila y por la Real Fábrica de Platería Martínez de Madrid.

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Asimismo, la imagen de la Virgen de las Angustias, al ser patrona de Nerja y poseer un enraizado culto popular, presenta significativos valores etnológicos, como símbolo identitario y devocional de la población nerjeña. Desde el punto de vista histórico, destaca también la relación del edificio con la importancia de la producción de azúcar en Nerja, de gran relevancia desde el siglo XVI y que propicia, al inicio del siglo XVIII, la construcción del inmueble, ostentando el patronato y capellanía posterior la familia del matrimonio López Enríquez de Alcántara y Alférez y Velasco, propietaria de un ingenio situado en las cercanías de la ermita, dedicada a la advocación de las Angustias, de origen granadino, como sus mecenas.

Además de la ermita, quedan vinculados al expediente BIC como bienes muebles la imagen de la Virgen de las Angustias, atribuida al escultor granadino Aurelio López Azaustre, así como un conjunto de orfebrería realizado en plata en el siglo XIX compuesto por corona imperial, media luna y cruz con sudario. Tras más de tres siglos, el templo nerjeño sigue siendo un lugar mágico, rodeado de historias y con una larga vida por delante. Ahora, además, protegida con el título oficial de BIC.

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