
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El Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologistas en Acción) ha presentado una denuncia ante la Delegación Provincial de Sostenibilidad y ... Medio Ambiente, sobre los «graves impactos» que están produciendo determinadas formas de senderismo «masivo» en la zona de La Maroma, dentro del parque natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, el lugar más visitado por senderistas y amantes de la naturaleza, tal vez por el aliciente de ser el 'techo de Málaga', como es conocido popularmente, con sus 2.068 metros de altitud sobre el nivel del mar.
La afluencia de público es de tal grado que, según GENA, «no hay día de la semana que no haya en ese lugar un número variable de visitantes, aumentando los fines de semana, cuando en ocasiones pueden congregarse medio centenar de personas en su pequeña superficie». Para el portavoz de los ecologistas y biólogo veleño, Rafael Yus, «estas excursiones tiene diversas procedencia, unas promovidas por clubs o asociaciones de senderistas, otras por clubs deportivos, otras por iniciativa propia de un grupo de amigos y otras por convocatoria oficial de la dirección del parque».
«Aunque en esta legislatura afortunadamente no hemos constatado aún este tipo de convocatorias oficiales, es preciso recordar que anteriores legislaturas se adoptó la fatal costumbre de hacer una convocatoria abierta anual para la visita de La Maroma en el programa 'Encuentros en las Alturas', de la Consejería de Medio Ambiente, consistente en convocar cien plazas en la cara norte y otras cien en la cara sur, para que asciendan simultáneamente a La Maroma y allí se produzca ese encuentro en las alturas», ha argumentado el portavoz de GENA en un comunicado.
Según ha detallado, anteriormente ya habían protestado por este tipo de actos, que considera «totalmente innecesarios y contraproducentes para la biodiversidad del parque natural, cuya conservación debería prevalecer por encima de la promoción como pista deportiva, máximo si, tales actividades no son inocuas y provocan un importante impacto ambiental, principalmente por levantamiento de piedras, pisoteo de la vegetación, vertido de basura y emisión de ruidos».
Respecto al levantamiento de piedras, Yus ha considerado que hay «dos motivaciones para ello». «Una es para construir corrales para el vivaqueo. Pernoctar en el parque natural está prohibido, pero aún así, nadie impide que lo haga quien quiera. Pero en lugar de buscar un refugio, un covacho o una cueva para pasar la noche, lo que se acostumbra en hacerlo directamente en el lapiaz de La Maroma y como aquello es llano, sin ningún tipo de protección, se ha consolidado la costumbre de construir unas corraletas circulares con lajas de piedra de los alrededores, apilándolas hasta alcanzar un altura suficiente para cortar las rachas de viento», ha descrito el ecologista.
Según Yus, «otra motivación es construir montículos o mojones de piedras». Hace aproximadamente dos décadas que estamos observando la consolidación de una costumbre, antes no observada, de señalar el camino hacia La Maroma mediante montículos, pilas o mojones de piedra en intervalos regulares de 10-20 metros, para señalar el camino que hay que seguir para llegar al pico. Ese procedimiento es totalmente innecesario y la prueba de ello es que nunca se ha realizado«, ha dicho. Por último, el biólogo ha advertido de la afectación a los restos de interés paleogeomorfológico, »ya que la posición de las piedras es clave para la interpretación del periodo periglaciar que hubo en La Maroma durante la última glaciación«.
Dejando a un lado el impacto paisajístico, el problema que vemos con esta moda es mucho más grave y consiste en la destrucción de biodiversidad. «Toda esa biodiversidad es exterminada cuando cogemos una piedra, la separamos del suelo y la apilamos con otras piedras por esa estúpida costumbre de hacer mojones. Las piedras no solo piedras, sino que generan un microhábitat de gran importancia para la supervivencia de la biodiversidad de la sierra. Todas las especies están relacionadas entre sí en complejas redes tróficas en las que la eliminación de una especie supone la pérdida de una fuente de alimento o de control de las poblaciones. Nada es inocuo cuando interferimos con nuestra actividad en la biología de las especies que viven bajo las piedra», ha considerado el biólogo.
Respecto al pisoteo de la vegetación, «es otro tendón de Aquiles de los parajes naturales protegidos abiertos al público». «Hay dos grandes tipos de senderistas: los que siguen un único sendero establecido para andar, y los que consideran que eso es muy aburrido y prefieren cortar camino abriendo una nueva trocha. Claro que de tanto cortar finalmente se abre otros senderos y donde antes había uno ahora hay dos, tres o más aún porque siempre habrá un senderista con ganas de destacar sus habilidades montañeras», ha manifestado Yus.
A su juicio, «el problema se acentúa en La Maroma, donde no hay un sendero claro, hecho por el cual hay que mirar al suelo para no pisar ninguna planta, pero lo normal no es hacer esto y la consecuencia es que se pisan las plantas que hay entre las rocas del suelo». «Este pisoteo se hace simplemente porque no se tiene conciencia del perjuicio que causa el pisoteo de la vegetación, acentuándose en aquellas actividades que supone correr, como esas competiciones tipo travesías que hay que hacer en el menor tiempo posible, y aún mucho más en aquellas que se hacen de noche, inexplicablemente autorizadas por la Junta de Andalucía, que es la primera en desconocer el impacto que tiene este tipo de actividades sobre la vegetación».
A su juicio, «mucha gente pensará que estos no son más que matojos, algunos como el 'Astragalus granatensis' despreciados como si fuera un cardo borriquero que es molesto porque pincha, pero son especies que forman parte de la biodiversidad de la Maroma, aparentemente tan desértica». «Recordemos que aquí se encuentran varios endemismos, especies únicas en el mundo, algunas vulnerables, otras en peligro de extinción, como la 'Moehringia tejedensis' y el 'Hieracium texedense' y sin embargo, hemos sido testigos de que han sufrido pisoteos», ha expresado Yus.
Sobre la presencia de basuras, «muchos visitantes tienen conciencia y no dejan basura alguna y se la llevan en sus mochilas, pero otros consideran que bien está que no se viertan envases, pero están convencidos de que los restos de alimentos pueden alimentar a otros animales, y por tanto no dudan en dejar allí las mondas de las frutas, el bocadillo no acabado, y cosas así». Las basuras tienen, como mínimo, un impacto visual. Es cierto que restos de comida pueden ser aprovechados por animales, pero no todos y no siempre son digestivos para el animal«, ha manifestado.
Por todo ello desde GENA han pedido a la Delegación Provincial de la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente que adopte medidas para frenar este tipo de impactos que vistos de manera ligera podrían parecer una forma de turismo blando y de bajo impacto, cuando, no es así. En concreto, proponen «adoptar alguna vigilancia puntual, especialmente fines de semana y festivos en los alrededores de La Maroma para corregir este tipo de comportamientos y dejar constancia de que es un espacio protegido y vigilado, y que sus actos tienen consecuencias».
Asimismo, desde GENA apuestan porque a los grupos que pidan oficialmente permiso para una excursión, suministrarles información escrita sobre cómo comportarse en un medio natural protegido. Prohibir terminantemente el vivaqueo en La Maroma advirtiéndolo claramente en los puntos de acceso y efectuar alguna visita nocturna cuando se tenga sospecha y proceder a multar a los infractores que se encuentren pernoctando en la Maroma, son otras dos peticiones de los ecologistas.
Del mismo modo, desde GENA apuestan por «prohibir terminantemente el levantamiento de piedras, sea para el vivaqueo o para la construcción de mojones de piedras. Esto también debe expresarse en los puntos de acceso, advirtiendo de que la infracción supone sanción». «Transmitir del mismo modo la advertencia de que se debe evitar la emisión de gritos o ruidos y que las basuras de todo tipo no se deben arrojar en ningún sitio del parque», ha enumerado Yus. Finalmente, para los ecologistas, la Consejería de Medio Ambiente «debería abstenerse de promover excursiones masivas por iniciativa propia y no autorizar actividades de competición, que exijan marchas rápidas, de pie o bicicleta, y nunca por la noche.
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