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El Gabinete de Estudios de la Naturaleza (GENA)-Ecologistas en Acción lleva al menos desde 2016 advirtiendo de la «burbuja de los subtropicales», cuando aún las reservas hídricas no estaban en la situación crítica que arrastran desde hace más de un año. Con los ... riegos desde el embalse de La Viñuela suprimidos desde el pasado 1 de octubre, por su mínimo nivel de almacenamiento, al 10,7%, con apenas 17,7 hectómetros cúbicos, el colectivo ecologista considera que las medidas de emergencia puestas en marcha por la Junta para paliar la situación están «dopando» esta burbuja.
En 2020 GENA publicó el estudio 'La burbuja de los subtropicales y el colapso hídrico en la Axarquía', que retrató, en una detallada cartografía agrícola cómo estaba el solar agrario de la comarca en 2017. «Por aquellas fechas ya se habían sobrepasado los límites de sostenibildad del sistema hídrico, que estaban establecidos en el Plan Hidrológico de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas», ha explicado el portavoz del colectivo ecologista, el biólogo Rafael Yus.
A su juicio, la situación, «lejos de frenarse, sigue produciéndose, incluso en plena sequía, con independencia de las estimaciones del organismo de Cuenca». «Es pertinente volver a advertir sobre las consecuencias de este continuo crecimiento, incontrolado y desmedido», apunta este experto, que señala que en el proceso de crecimiento del regadío en la Axarquía se han vivido tres momentos: desde los inicios, a mediados de los ochenta, a partir de 2008 y desde 2017, cuando la sequía «ya empezó a amenazar la sostenibilidad de los cultivos», considera.
El primer crecimiento, desde 1986, fecha de puesta en servicio del embalse viñolero, obedecía, según GENA, «a un dopaje controlado, porque sus límites estaban bien definidos, por decreto, alcanzando su máxima extensión en 1991 con unas 8.500 hectáreas, por ahora sólo de aguacates, pues el mango era entonces testimonial». «Esta limitación se respetó durante dos décadas, revelando con ello la sostenibilidad del sistema», especifica Yus.
Sin embargo, a partir de 2008, con el estallido de la crisis financiera y de la burbuja inmobiliaria, «se dieron varias circunstancias que marcaron el inicio de una segunda burbuja, con incrementos notables de superficies en regadío». Entre estas circunstancia destacó, según GENA, el incremento de la demanda de frutos subtropicales a nivel europeo y la activación de procesos de comercialización que abrieron un mercado que aseguraba una demanda creciente, con precios muy aceptables, lo más aceptables en la historia de la agricultura de esta comarca, para agricultores y empresas comercializadoras«, apunta el responsable ecologista.
Se produjo entonces un «dopaje incontrolado», puesto que la autoridad hidrológica no controló estos crecimientos desmesurados, alcanzándose, en 2017 las 16.500 hectáreas.12.000 de aguacates y 4.500 de mango, cifras que sobrepasaron notablemente la superficie de regadío en la comarca oriental, «momento en el que dimos la alarma sobre la aparición de una burbuja que podría poner en colapso los recursos hídricos de la comarca, situación que advertíamos entonces se agravará con sequías, cada vez más frecuentes, con el cambio climático», argumenta Yus.
Para GENA, «lejos de dar una respuesta a esta problemática» que vienen denunciando desde 2017, «los responsables políticos de la Junta hicieron campaña electoral en la Axarquía bajo la promesa de incrementar los recursos hídricos para este sector, a partir de trasvases desde otras cuencas que calificaban de excedentarias». Para Yus esta situación «es un dopaje político contradictorio, cuando la propia consejera Carmen Crespo, en diversos foros viene advirtiendo, repetidamente, que la sequía actual no es algo eventual, sino que es estructural, mientras que por otro lado no hace nada por controlar el continuo crecimiento del regadío, al contrario, lo que está haciendo es fomentarlo con promesas de nuevos recursos hidrológicos, dejando el campo abonado para nuevas crisis».
De este modo, en plena sequía, bajo las aparentes medidas paliativas, para GENA, «la Junta ha seguido dopando la burbuja de los subtropicales, de tal suerte que de las 12.500 hectáreas se admite que ya van por las 14.500, según la documentación que maneja la Cuenca Mediterránea Andaluza, pese a que los recursos disponibles se han reducido en más del 50% de los que se disponía antes de la sequía», aclara Yus.
Para GENA, «lejos de acometer un plan de regadíos, poner orden al caos creado por la burbuja y la especulación, en la economía agrícola de la comarca, e impulsar medidas de ahorro y eficiencia, la Junta, haciendo gala de un liberalismo extremo, seña de identidad de la política económica del PP, ha seguido dopando la burbuja de los subtropicales con aguas no convencionales y recursos trasvasados de otras subcuencas». Así, según los cálculos de Yus, se sumarán 66,54 hectómetros cúbicos de recursos hídricos, entre regadío y abastecimiento, que se supone se han puesto en marcha por la escasez de agua provocada por la sequía.
A juicio de GENA, la proyectada desaladora, de 25 hectómetros cúbicos, ampliables a 40, «contribuirá a esta burbuja política». «Se advierte, por días, un crecimiento desmesurado de puestas en cultivo de subtropicales por encima de los 140 metros, y la incorporación a la fiesta del regadío de municipios tradicionalmente de secano, excluidos del Plan Guaro, como Periana. Esta última burbuja, que ya se está produciendo incluso en el actual periodo de sequía a juzgar por las roturaciones y plantaciones que se viene observado en la comarca, se sitúa ya en un escenario de insostenibilidad, de consecuencias muy serias», sostiene.
«El organismo de cuenca, que reconoce la necesidad de disminuir los recursos hídricos, en su clásica tendencia de atención a la demanda, admite claramente el crecimiento de la superficie de regadío, asignándole una dotación más baja, pero todavía excesiva para la tendencia a la disminución de recursos por el cambio climático, en lugar de ajustar la superficie de regadío a unos niveles de sostenibilidad hídrica, aunque sí en consonancia con esa política de dopaje del crecimiento de regadío en la Axarquía que viene caracterizando la política hidrológica neoliberal de la Junta, creando unas falsas expectativas de disponibilidad de recursos hídricos convencionales y no convencionales», reflexiona Yus.
Ante este panorama, el colectivo ha remitido un escrito al organismo de cuenca de la Junta, para advertirle del «enorme riesgo» que supone continuar con esta «dinámica de dopaje de la burbuja de los subtropicales», puesto que si en 2017 el sector «ya era insostenible con una superficie de regadío de 12.500 hectáreas, con un exceso de consumo anual de 14,5 hectómetros, con estos recursos extraordinarios, puestos en servicio para afrontar el desastre de la sequía actual, el incremento de superficie de regadío, que ya actualmente la Junta cifra en 16.700 hectáreas, pero que nosotros estimamos que podría alcanzar las 20.000, pondrá de nuevo en colapso hídrico a todo el sistema incluso antes de la próxima sequía, que es bien seguro que aparecerá más pronto que tarde, si tenemos en cuenta los efectos del cambio climático».
Para evitar este problema desde GENA proponen seis medidas «contrarias a las políticas de dopaje del regadío». En primer lugar, frenar los trámites de conversión de secano en regadío y anular los que carezcan de recursos propios o concesionales y mantener una vigilancia efectiva que prevenga nuevas puestas en cultivos, por lo demás fáciles de observar por los enormes movimientos de tierra«. Asimismo, desde GENA solicitan a la Administración regional »prohibir y controlar la reventa y bombeo de aguas concesionales de una comunidad de regantes a parcelas que estén por encima de la cota de 140 metros del Plan Guaro«.
Igualmente, los ecologistas reclaman «impulsar obligatoriamente el uso de sistemas de riego eficiente, limitando para ello la cantidad de agua concesional por hectárea». Asimismo, desde GENA solicitan a la Junta «disminuir la dotación de riego por hectárea a unos valores más bajos de los previstos en el Plan Hidrológico para el horizonte 2023 y 2027, ajustándolo a las más bajas necesidades reales de riego». GENA plantea «anular y sellar los pozos ilegales y frenar las concesiones de nuevos sondeos bajo la premisa de recursos hídricos subterráneos limitados».
Por último, los ecologistas apuestan por no usar las aguas no convencionales (regeneradas y desaladas) y convencionales de otras subcuencas (Chíllar en Nerja, río Verde-Rosaleda desde la capital) en periodos climáticos normales, «para usarlas únicamente como seguro para épocas de sequía declarada, como la que actualmente padecemos», sostiene. «Estos recursos nuevos deben ser considerados como un seguro y no una ampliación de los recursos disponibles en el subsistema II de la cuenca», concluyen desde GENA.
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