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La confusión todavía reinaba en torno al caso de Julen. Era el primer lunes después del domingo en el que el niño se precipitó por el pozo y las noticias empezaban a llegar sin dar descanso: se desplazan a la zona los cuerpos de rescate ... de la Guardia Civil, los expertos del Consorcio de Bomberos, ingenieros, operarios, voluntarios, empresas. Todavía nadie era consciente del volumen de gente que iba a dejarse la piel en Totalán, pero los vecinos decidieron responder antes de que nadie les pidiera ayuda. Primero llevaron comida y se ofrecieron para lo que hiciera falta, hasta que decidieron poner sus propias casas al servicio de la búsqueda.
Casi una decena de ellos se puso en contacto con el Ayuntamiento y les dejaron sus llaves, sin preguntar, con un mensaje claro: «Quien necesite ducharse, descansar, cualquier cosa, que no duden en entrar». Sin embargo el operativo había organizado los alojamientos con solvencia instalando a quienes venían de fuera de la provincia en varios hoteles de Rincón de la Victoria y Vélez-Málaga.
Pasaron los días hasta que llegó el pasado jueves, momento en el que comenzaron las labores de perforación, y los padres de Julen debían abandonar el operativo por cuestiones de seguridad. No querían irse lejos, así que el ofrecimiento de los vecinos resurgió y en el Consistorio buscaron la vivienda más cercana al pozo, que resultó ser la de Ángela Alcaide, una vecina «de toda la vida» que tiene su vivienda principal en la Cala del Moral. Según explica a SUR su hija, Ángela, una prima (los Alcaide son muchos y llevan muchos años en Totalán) acompañó al alcalde, Miguel Ángel Escaño, a ver la casa antes de la llegada de la pareja. «Mi madre sube todos los fines de semana y en verano, la casa está en uso». Localizaron las mantas, el brasero, las toallas y lo necesario para descansar y dejaron paso a los padres, que se instalaron el mismo jueves. La casa tiene tres dormitorios y es sencilla, pero es «la que más cerca está del pozo».
Ángela recuerda que los responsables del dispositivo les preguntaron si les importaba que se quedasen mientras no podían estar en la zona de trabajo, a lo que respondieron sin dudar que «por supuesto que no». «Cuando mi madre hizo el ofrecimiento pensaba en los trabajadores que venían de fuera, pero le da igual, ella solo quiere ayudar». Les ofrecieron subir a la vivienda para conocer a los padres de Julen, pero declinaron la proposición: «No queremos que se sientan de prestado, están en su casa».
La familia asegura que se sienten bien al poder colaborar y destacan cómo todo el pueblo se ha puesto manos a la obra para ayudar en lo que haga falta. Aunque el gesto es desinteresado (Ángela madres es miembro de Cáritas), el Obispado de Málaga se puso en contacto con ella para agradecer su colaboración.
Ángela es prima de los dos hermanos de Oviedo que ofrecieron otra vivienda familiar en el momento en el que se conoció la participación de los ocho expertos de la Brigada de Salvamento Minero del Principado de Asturias. Jorge y José quisieron transmitir el apoyo de todo el país en el operativo, tanto a sus paisanos como al resto de trabajadores, como ya explicaron a este periódico aquellos primeros días de búsqueda.
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