14 días en vilo por el pequeño Julen

Ha sido un rescate inédito en España, una lucha titánica del hombre contra la montaña donde la dureza del terreno ha marcado la agenda del operativo de búsqueda del niño

Domingo, 27 de enero 2019, 01:50

El día amanece soleado. Es 13 de enero, pero hace tiempo de verano. José y Vicky pasan un día de campo con el pequeño Julen, de dos años y medio, junto a la prima de José, su novio y la hija de ambos, de la ... misma edad que el suyo. Inauguran la parcela que el novio de su prima ha comprado en la Sierra de Totalán, a 200 metros del dolmen del Cerro de la Corona, en una zona conocida como la 'tumba del moro'. Preparan una paella. Vicky le dice a José que le eche un vistazo al niño, que va a llamar al trabajo. José coge unos troncos de leña para el fuego. Lo pierden unos segundos de vista. Julen echa a andar. La prima lo ve y grita: «¡El niño, el niño!». Corren tras él. Pero solo les da tiempo a ver cómo se escurre por la boca de un pozo de prospección que no había encontrado agua. José se tira al suelo y trata de alcanzarlo con el brazo. Lo escucha llorar. «Tranquilo, hijo, papá está aquí. El hermanito (Oliver, fallecido en 2017 cuando tenía tres años) cuidará de ti». Luego ya no oye nada más. Aparta las piedras con las manos para que no caiga nada dentro. Y piden auxilio. Así comienza, según el relato que el propio padre del menor hizo a SUR, la mayor operación de rescate de una persona que ha tenido lugar en España, y probablemente en el mundo. Primero, por un despliegue de medios sin precedentes. Y segundo, por lo insólito y lo excepcional de las circunstancias del rescate: el niño cayó, tal y como relató su familia, por un agujero de 25 centímetros de diámetro. Un rescate que ha tenido en vilo a todo el país, y a medio mundo. Catorce días de trabajo sin descanso, una lucha titánica del hombre contra la montaña donde la dureza del terreno ha marcado la agenda del operativo diseñado por la Guardia Civil. Esta ha sido la cronología de la búsqueda del pequeño Julen.

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Gráfico El rescate de Julen día a día Fran Ruano y Juan José Fernández

Domingo 13. Un móvil en el pozo

Los primeros bomberos y guardias civiles que llegaron al lugar se entrevistaron con los padres sobre las circunstancias de la caída. Así fue como supieron que el agujero era en realidad una prospección en busca de agua a una profundidad de entre 107 y 110 metros. Pero el diámetro de la boca era imposible para un adulto.

Como medida de urgencia, los bomberos decidieron atar un teléfono móvil a una cuerda con la cámara de vídeo y la linterna encendidas para buscar al pequeño dentro del pozo. Llegaron a una cota de -60 metros. Y no vieron ni rastro del crío. Paralelamente, los agentes del Instituto Armado contactaron con la empresa de desatoros Pepe Núñez, que aportó un robot de inspección de redes de saneamiento y pluviales a la búsqueda. Hubo que adaptarlo (le quitaron las ruedas) para bajarlo por el pozo. A 71 metros de la superficie, se encontró con un tapón de arena húmeda. En una de las inmersiones del robot, cuando los bomberos lo izaban, rozó una bolsa de gusanitos que se había quedado enganchada en la pared, y que hizo caer al fondo, sobre el tapón. Eran los gusanitos de Julen. Esa misma noche, se introdujo una especie de arpón de punta roma que se abría al hundirse en el suelo para remover la tierra. Al izarlo, trajo consigo un trozo de tierra en el que había dos cabellos.

Lunes 14. Comité de expertos

Mientras los dos pelos viajaban a Madrid en el primer AVE de la mañana para ser analizados en los laboratorios de Criminalística de la Guardia Civil, en el operativo de búsqueda se ponía en marcha. Toda la capacidad de ingenio e inventiva de sus integrantes se centraba en retirar ese tapón con delicadeza, ya que el niño podía encontrarse con vida debajo del mismo. Probaron con el arpón a remover la arena y fabricaron –un ingeniero empleó dos horas in situ en montar el dispositivo– una especie de robot con una cazoleta para retirar con cuidado la tierra. Se activó un plan en el que el operativo de rescate depositó su esperanza: succionar la arena del tapón mediante una manguera.

Apenas consiguió rebajar 40 centímetros de ese fondo de arena hasta encontrar tierra dura. La manguera succionaba con muchísima dificultad. Un bombero ideó un nuevo artilugio que dos hermanos herreros de Alhaurín el Grande se encargaron de fabricar. Se trata de una especie de taladro de cuatro brocas con las que rasgar la superficie e ir levantándola para que la manguera, adaptada al invento con una abrazadera metálica, succionara la tierra. Ese mismo día, se incorporó al operativo un comité de expertos, encabezado por ingenieros de caminos, para asegurar a bomberos y guardias civiles. Se barajó una excavación a cielo abierto, así como realizar un túnel o un pozo para llegar hasta el del niño.

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Martes 15. Mineros en Totalán

Entró en acción la empresa sueca de geolocalización que en agosto del año 2010 situó el punto exacto en el que se encontraban los 33 mineros chilenos que estaban atrapados a 700 metros bajo tierra tras el derrumbe de la mina San José, lo que fue clave para su evacuación. La compañía se unió a las tareas de rescate para una labor que fue clave: delimitar el recorrido que hacía el pozo en el que se encontraba atrapado el niño. No fue la única empresa que se ofreció para ayudar en las tareas, de hecho, la solidaridad con este caso fue impresionante y más de un centenar de compañías se ofrecieron a echar una mano. El dispositivo también se multiplicaba con el paso de las horas y hasta 300 personas llegaron a integrarlo, entre ellos la Brigada de Salvamento Minero, cuyos miembros llegaron a Málaga en un avión fletado por el Ministerio de Defensa ese mismo día. Los coordinadores del dispositivo, con la Guardia Civil a la cabeza, dieron la orden de avanzar en las diferentes líneas de trabajo que se habían barajado. Eso sí, se desechó la idea de la excavación a cielo abierto y se apostó por las galerías horizontal y vertical para conectarlas con el pozo de Julen. Entonces comenzaron a llegar los primeros contratiempos.

La manguera con la que se estaba realizando la succión del tapón de tierra, hallado a 71 metros de profundidad, se rompió debido a la dureza del material y tuvo los trabajos detenidos durante horas mientras se solventaba esta situación. Esto retrasó el entubado del pozo del niño, para reforzarlo y evitar así desprendimientos, y con esta tarea el inicio de los trabajos de desmonte para establecer las dos plataformas desde las que excavar las citadas galerías. La opción que más avanzase sería la prioritaria. El delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, visitó los trabajos y a la familia de Julen para mostrar su apoyo.

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Miércoles 16. Cambios en la hoja de ruta

Nuevos contratiempos empujaron a los efectivos de rescate a cambiar la hoja de ruta del dispositivo. Aunque parecía que avanzaba a mejor ritmo el túnel que se iba a excavar en perpendicular al pozo en el que se encontraba Julen, los coordinadores hallaron numerosos problemas debido a la inestabilidad del terreno, así como a su dureza, lo que hizo que se registraran desprendimientos y corrimientos de tierra, poniendo así en riesgo la seguridad de los integrantes del operativo.

Por ello, desde ese momento fue cobrando fuerza la opción de excavar un pozo paralelo al del niño, para conectarlos mediante una galería horizontal de unos cuatro metros de distancia que acometerían los brigadistas de Salvamento Minero. Para llevarlo a cabo debían realizar una plataforma en la que instalar la perforadora, algo para lo que había que llevar a cabo un rebaje del monte de 23 metros de altura, para así poder llegar con la excavación –de un máximo de 60 metros de profundidad– hasta el punto en el que estaba Julen. Iban a ciegas, puesto que el menor no había sido localizado y la intención del dispositivo era sobrepasar ese tapón hallado a los 71 metros de profundidad. Se sabía que el niño estaba bajo esa obstrucción, pero se desconocía el punto exacto. Mientras tanto, las muestras de solidaridad con la familia seguían repitiéndose.

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Los vecinos de Totalán se concentraron para transmitieres su cariño, y abrieron desde un primer momento las puertas de sus casas para los efectivos del dispositivo. En El Palo, la barriada en la que viven los padres de Julen, también se solidarizaron desde el inicio con la familia, que recibían muestras de esa solidaridad desde todos los rincones del mundo mediante las redes sociales. Por su parte, desde el Gobierno informaron de que se habían hallado restos biológicos del niño en la arena del tapón, por lo que se trabajó desde entonces con la certeza de que Julen estaba en el pozo. Eso sí, se desconocía el tamaño de esa obstrucción, si había un espacio con aire y agua o si la galería estaba cegada a partir de ese punto.

Jueves 17. El pozo paralelo

Las buenas sensaciones con el pozo paralelo al de Julen hicieron que los coordinadores del dispositivo llegasen a barajar la idea de excavar otro de las mismas características al otro lado del primero. Sin embargo, esta idea fue descartada, ya que había que ampliar la plataforma para instalar dos perforadoras y esto retrasaba las tareas de rescate. El tiempo y la seguridad del menor, así como la de los efectivos del dispositivo, eran factores que marcaban la línea a seguir en la intervención, una verdadera obra de ingeniería civil, en la que los especialistas iban a ciegas, ya que no contaban con ningún tipo de estudio previo del terreno debido a la premura de la actuación para intentar llegar cuanto antes al niño.

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La previsión era trabajar duro durante la noche para que las máquinas que integraban el dispositivo, que eran las más potentes y modernas del mercado, acabaran durante la noche la plataforma. También se indicó que la perforación de una de las galerías verticales podría durar unas 15 horas, si todo iba bien. Otros especialistas, divididos en dos grupos, intentaban buscar una solución para la excavación horizontal.

Viernes 18. La cápsula

Mientras las tareas continuaban, el ingenio de los efectivos de rescate no descansaba. De hecho, uno de los responsables del consorcio provincial, de los primeros en llegar a la zona donde Julen se precipitó, no dejaba de preguntarse la fórmula con la que bajarían los mineros por el tubo de 60 metros de profundidad para luego excavar una galería horizontal que llevara hasta el pequeño. De madrugada, se desveló y dibujó un boceto de lo que pasó a denominarse la cápsula, que funcionaba como una especie de ascensor en el que se transportaba a los efectivos.

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Tras el visto bueno de los mineros asturianos y de los mandos de la Guardia Civil, el bombero llevó el plano al mismo taller de forja de Alhaurín el Grande con el que trabajaba el dispositivo desde el primer día a la hora de la ejecución de los artilugios que se iban inventando para el rescate de Julen. Los herreros tardaron 72 horas en culminar el proyecto. Los trabajos seguían centrados en el desmonte, cuyo trabajo se veía ralentizado debido a la extremada dureza de la piedra contra la que luchaban los operativos, denominada maláguide, para llegar a esa cota de menos 23 metros y arrancar con la habilitación de la plataforma. Esperaban que estas tareas acabaran en la noche del viernes y empezar de madrugada con la excavación del pozo paralelo al del Julen. De hecho, la perforadora empleada en los trabajos llegó ese mismo día desde Madrid, abandonando una obra de Ferrovial en la M-40.

Sábado 19. Inicio de la perforación

El día arrancaba con buenas noticias, como fue el inicio de la perforación de esa galería vertical. Desde que comenzó la excavación iba a buen ritmo, cumpliendo los plazos que se habían marcado los especialistas. Sin embargo, al caer la noche, acompañada de lluvia, en Totalán, los trabajos dieron con una veta de material duro que supuso un nuevo retraso en las labores de rescate. La hoja de ruta de estas labores estaba en constante cambio, ya que, debido a la urgencia de avanzar para llegar hasta el pequeño, no se realizaron estudios previos. Los especialistas aseguraron que unos trabajos de este tipo, que se acometieron en pocos días, llevarían meses.

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Los coordinadores del dispositivo apostaron por el método que ofreciera un mejor avance, siempre garantizando la seguridad del niño y la de los rescatistas. Se trataba del pozo paralelo al de Julen, del que finalmente se decidió solo excavar uno y no dos, ya que se perdería tiempo al tener que hacer la plataforma más grande para que trabajaran dos perforadoras a la vez en lugar de una. Las muestras de solidaridad continuaban llegando a Totalán. En esta ocasión fue el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, quien visitó a la familia para mostrarle su apoyo.

Domingo 20. Contratiempos

En la Sierra de Totalán se libraba una lucha titánica entre el hombre y la montaña, que no lo iba a poner nada fácil. Primero fue el tapón de arena del pozo al que cayó Julen, cuya solidez acabó por romper (y atascar) la manguera con la que se hacía la succión. Después, un macizo rocoso de grandes dimensiones durante la excavación de la plataforma de trabajo, que al final se dejó en 23 de los 30 metros previstos por las características del terreno.

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En esta ocasión fue la veta de roca dura la que frenó el buen ritmo de la perforación. Uno de los responsables del operativo explicó que se había pasado de una zona dura a otra todavía más dura. Fuentes del dispositivo abundaron en el concepto: «La dureza del terreno se mide de 0 a 9. Hemos tenido varios tramos de 8». Ese retraso que se registraba en los trabajos debido a la dureza de la piedra, sin embargo, tenía su parte positiva, ya que hacía que fuese más estable la zona, y por lo tanto más segura. Al final de la jornada se habían superado levemente los 45 metros de profundidad, aunque había que llegar hasta los 60.

Lunes 21. 55 horas de perforación

Al final de la jornada, los especialistas lograron alcanzar los 60 metros de profundidad en la perforación de la galería vertical que se estaba perforando en paralelo al pozo de Julen, que quedarían conectados por una excavación horizontal de los mineros asturianos. Era una buena noticia que se había hecho esperar debido a la dureza del terreno.

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Tras ello, tocaba comenzar con el encamisado, es decir un refuerzo de esa excavación vertical mediante un entubado de hierro de 60 metros de profundidad por cuyo interior descenderían los rescatistas para llegar hasta el niño. Los responsables del operativo ya lo advertían: «Nos estamos enfrentando a unas condiciones de trabajo extremas». Se referían a la dureza de la piedra, así como, por ejemplo, a las dificultades del terreno para acceder con maquinaria pesada hasta el mismo.

Martes 22. Dificultad en el encamisado

Un tetón, que en el argot de los ingenieros de caminos no es otra cosa que un saliente, provocó un nuevo retraso en las tareas de rescate de Julen. Concluida la perforación, los especialistas debían reforzar ese pozo vertical introduciendo un entubado de hierro, por el que descenderían los mineros.

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Al introducir el tubo, de 60 metros de profundidad como la excavación, los ingenieros se dieron cuenta de que no pasaba de la cota -42. Tras introducir una cámara, los coordinadores del dispositivo también observaron que el pozo presentaba una ligera desviación. Y es que nunca antes se había hecho en España una perforación a esa profundidad con tubos del grosor que se han empleado en el caso de Julen.

Tras barajarse varias opciones para eliminar el tetón, finalmente se optó por perfilar el pozo. Para ello, los dientes de la corona de la perforadora, que normalmente miran hacia abajo, se pusieron hacia los lados. Por su parte, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, alabó el trabajo de los efectivos de rescate, un sentimiento que también compartió el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, en una nueva visita a Totalán.

Miércoles 23. Tensa espera

Tras pasar casi toda la jornada perfilando el pozo, los efectivos del dispositivo encontraron otro problema en el entubado en la cota menos 50. Para salvar el obstáculo, herreros y soldadores trabajaron a contrarreloj para reducir el grosor de los tubos. Se trabajó para estrechar también la zona inferior del entubado, lo que no suponía un problema para bajar la cápsula, ya que la parte esa se usaría como caldera, en la que se iba a retirar el escombro cuando los mineros cavasen la galería horizontal para conectar ambos pozos. Mientras tanto, los efectivos del equipo que descendería por esa excavación, compuesto por bomberos, guardias civiles de montaña y de la Brigada de Salvamento Minero, esperaban ansiosos el momento de poder iniciar su parte del operativo.

Jueves 24. Los mineros, en el pozo

Por fin concluyeron las tareas de encamisado. Tras varias pruebas para ver que la cápsula funcionaba bien y con un geolocalizador para determinar que la trayectoria de la galería de cuatro metros que debían excavar en la tierra para llegar hasta el pozo de Julen era correcta, los mineros asturianos entraron en acción. Un equipo de bomberos prestaba ayuda, y miembros de la Guardia Civil también. Eran expertos en microvoladuras, del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña, así como agentes del TEDAX. Pese al buen avance en las primeras horas, llegándose a perforar un metro, la dureza del terreno volvió a suponer un gran contratiempo en la excavación de esta galería horizontal. Los efectivos trabajaban en turnos de hora y media sin descanso, para llegar cuanto antes hasta Julen.

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Viernes 25. Microvoladuras

La extrema resistencia del terreno en el que trabajaban los efectivos de rescate marcó la jornada. Los avances eran lentos, marcados por las microvoladuras, que fueron necesarias para conseguir resquebrajar la piedra y abrir la galería. De hecho, incluso se trasladaron efectivos de la guardia Civil de Palma de Mallorca y Cantabria en helicóptero hasta Totalán para incrementar el dispositivo de especialistas en esta materia. Los trabajos de excavación de la galería horizontal avanzaron imparables y, al acabar el día, solo faltaban unos centímetros para llegar al punto en el que se consideraba que se encontraba el pequeño Julen, ya que hasta ese momento los coordinadores, nunca habían podido ver al menor.

Sábado 26. Hallan el cuerpo de Julen

Esa lucha titánica del hombre contra la montaña llegaba a su fin. A la 01.25 horas de la madrugada, dos brigadistas de Salvamento Minero acompañados por un guardia civil encontraron el cuerpo sin vida del pequeño Julen. El que ha sido un rescate inédito en España por su complejidad y medios movilizados, llegaba a su fin con el peor de los desenlaces posibles. La autopsia revelaba que el pequeño había fallecido el mismo día que se precipitó en el pozo de la Sierra de Totalán. Un sentimiento compartido: dolor por su muerte.

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