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La desaladora de la Axarquía es una necesidad acuciante para una comarca que sigue en nivel de sequía grave, que tiene el peor régimen de precipitaciones de la provincia y un fuerte componente agrícola. Y el camino hacia esta infraestructura está siendo complejo de entender, ... en parte por la falta de posicionamientos oficiales sobre las características de una planta que finalmente no irá emplazada junto a la depuradora de aguas residuales de Vélez Málaga, según ha sabido SUR de varias fuentes de toda solvencia.
Hasta ahora, quienes más y mejor están haciendo los deberes son Axaragua, la empresa de aguas de la Mancomunidad de Municipios de la Axarquía, y los regantes. Ambas entidades se han constituido, como se les había pedido, en usuarios únicos, con entidad jurídica y han pactado repartirse el uso de los caudales de agua desalada. En principio, se estiman unas necesidades de 24 hectómetros cúbicos al año, 12 para riegos y otros 12 para consumo urbano. En este último aspecto, hay que tener en cuenta que los hogares de la comarca consumen 22 hm3 al año, que ahora proceden en su mayor parte del embalse de La Viñuela, en menor medida de los pozos del Chíllar, y, eventualmente aunque ahora no, de transferencias desde Málaga capital.
La nueva ubicación de la desaladora falta por confirmarse formalmente, pero estaría a unos 2 kilómetros al Este de la inicial, que estaba cerca también del Centro Comercial el Ingenio. Se situaría también a otros 2 kilómetros de la costa aproximadamente en una zona conocida como Las Campiñuelas, en el Camino de Torrox. Son los terrenos que ha propuesto el Ayuntamiento de Vélez, encargado con la Consejería de Agricultura de la Junta de facilitar este trámite a la sociedad estatal Acuamed, que tiene la encomienda de proyectar y sacar a concurso esta infraestructura estimada en unos 100 millones de euros, cuestión que el nuevo emplazamiento podría también modificar a la baja, siempre según las fuentes.
Agricultores y Axaragua contrataron a una empresa de ingeniería malagueña que señaló tres posibles alternativas: la inicialmente puesta a disposición por Ayuntamiento y Junta; otra cercana a la primera, y ésta, un tanto más alejada. Al determinarse que está era la más ventajosa, se inició la redacción del proyecto básico en septiembre de este año. La idea es entregárselo a Acuamed en febrero para que pueda empezar con los trámites de proyecto.
Los primeros avances técnicos señalan la ventaja de Las Campiñuelas porque disminuyen las inversiones y rebajan en un 30% los costes de operación y mantenimiento. La idea es mantener la toma de agua, el emisario submarino y la línea eléctrica, pero cambiar la ubicación de la planta de ósmosis inversa y la conexión con las tomas de los usuarios. En este sentido, el proyecto optimiza dichas conexiones con canalizaciones y depósitos de cabecera.
Las citadas fuentes agregan que en todo este proceso ha habido colaboración técnica entre todas las administraciones implicadas, por lo que se da por hecho que Acuamed aceptará esta ubicación planteada.
La desaladora fue objeto de varias reuniones bilaterales entre primero Carmen Crespo y después Ramón Fernández Pacheco, como consejeros de Agricultura, y el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán. Y no faltó la polémica acerca de quién tenía que redactar el proyecto. Finalmente, el Ministerio de Transición Ecológica le realizó la encomienda a Acuamed este verano.
El suelo lo pone la Junta en colaboración con el Ayuntamiento veleño, el dinero de obra y proyecto lo adelanta el Gobierno. Los usuarios lo devuelven a 30 años con un periodo de carencia por determinar.
El fin de la polémica de las competencias vino de la mano de una respuesta parlamentaria al alcalde de Nerja, también senador del PP. La respuesta indicaba que la nueva desaladora se incluyó como actuación prioritaria en el Real Decreto-Ley 4/2023, de 11 de mayo, que adoptaba medidas urgentes para afrontar la sequía. El texto oficial admitía que había que encomendar la actuación a la empresa estatal Acuamed (Aguas de las Cuencas Mediterráneas) y contar con un proyecto que haya sido aprobado por el Ministerio de Transición Ecológica. Y este proyecto básico es el que se quiere elevar en febrero.
Entre las cuestiones que habrían ayudado a cambiar de idea sobre los terrenos habrían pesado factores ambientales y de control de la regresión de las costas, arqueológicas y de explotación y operativas.
Los rechazos de salmueras (que pueden rondar el 30% aunque es un porcentaje modificable con tecnología) serán minimizados con difusores y otros sistemas como la dilución con agua de mar para bajar el impacto. Las salmueras, si no se toman medidas compensatorias, aumentan la temperatura y bajan lo niveles de oxígeno en el agua, ya que pueden llegar a concentraciones de salinidad hasta 2 veces superior a la marina.
Este proyecto está desvinculado del empezado a tramitar por la iniciativa privada en esta zona y que contó con la concurrencia de Magtel, Acciona y Trops en alianza con la Universidad de Málaga.
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