Si un milagro en forma de copiosas lluvias no lo remedia en los días que quedan de invierno y en la primavera, el embalse de La Viñuela va camino de declararse, por primera vez en sus más de 30 años de historia, como embalse muerto, ... como lo están los almerienses de Beninar y Cuevas de Almanzora, con menos de un 9% de agua almacenada. La presa de la Axarquía tiene ya apenas 23,7 hectómetros cúbicos, un 14,3% de su capacidad, cuando hace justo un año contenía más del doble, 54 hectómetros.
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La razón principal, más allá de las demandas de abastecimiento de los 14 municipios que 'beben' de la presa, y las alrededor de 6.300 hectáreas que se riegan con este recurso, principalmente de mangos y aguacates, hay que buscarla en el pírrico dato de precipitaciones que acumula el entorno, con apenas 37 litros por metro cuadrado recogidos desde el pasado 1 de octubre, cuando se inició el año hidrológico. El año está siendo tan parco en lluvias que hace un año, aunque ya fue seco, en esta misma fecha habían caído ya más de 170.
Ante este panorama apocalíptico, más allá de las obras de emergencia que se están llevando a cabo para garantizar el abastecimiento de la población de la Axarquía, y con la más que previsible reducción de las dotaciones para el regadío antes de que acabe marzo, de un 25%, de 2.000 a 1.500 metros cúbicos por hectárea, la palabra más repetida en todas las conversaciones en la comarca oriental en los últimos meses, al margen de mirar al cielo esperando que llueva, es una: desaladora. Pero, cabe preguntarse, ¿es viable técnica y económicamente construir una en la Axarquía? ¿O es más bien una quimera?
En primer lugar, cabe destacar que la planificación hidrológica de nuestro país lleva contemplando este proyecto en la comarca oriental desde hace más de dos décadas, sin que, lógicamente, se haya llevado a término. Así lo denuncia el responsable de frutas y hortalizas de Asaja en Málaga, Benjamín Faulí, quien explica que en el último borrador del nuevo Plan Hidrológico para el periodo de 2021 a 2027 «ni siquiera aparecía, hemos presentado alegaciones reclamando que la incluyan», apostilla.
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Lo cierto es que ni siquiera los dirigentes políticos parecen demasiado convencidos de la viabilidad de una desaladora en la Axarquía. O al menos, así lo aseguró el presidente de la Junta, Juanma Moreno, en una visita a Riogordo el pasado septiembre. Es cierto que en aquellas fechas nadie podía ni intuir que el año hidrológico fuera a ser rácano en lluvias, convirtiéndolo, hasta ahora, en el más seco desde que hay registros en Málaga. «No es muy querida por el sector. Es una alternativa, se están construyendo nuevas en Almería, pero las cotas y la electricidad, la hacen inviable», consideró. «Se tarda una legislatura entera en hacer una desaladora», añadió.
Pero la falta de lluvias ha hecho que la Junta, ciertamente, como se suele decir, le vea las orejas al lobo. Desde hace ya varias semanas la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, viene pidiendo al Gobierno central que active el proyecto de la desaladora. Esta semana ha vuelto a repetir que su ejecución es «una competencia exclusiva» del Ejecutivo central y ha puesto el foco en los fondos europeos Next Generation como posible vía de financiación. No obstante, no se conocen plazos ni la inversión necesaria.
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Paralelamente, la inversión privada también podría estar interesada en ejecutar el proyecto de la desaladora. Así, al menos, lo asegura el alcalde de Vélez-Málaga, Antonio Moreno Ferrer (PSOE), quien desde el pasado enero viene repitiendo que están manteniendo contactos con varios inversores interesados. Según ha podido saber este periódico, los suelos que se están barajando están en el entorno de la desembocadura del río veleño y en la zona de la vega de Almayate.
Por su parte, Mancomunidad Oriental, que gestiona el agua que se suministra a los 14 pueblos y las depuradoras de Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria, Torrox y Algarrobo, también ve con buenos ojos la construcción de una desaladora. Pero, conscientes de que su ejecución no será inmediata, han planteado que se instalen desaladoras portátiles para garantizar el abastecimiento y el suministro a las fincas de aguacates y mangos, como se hizo el pasado septiembre durante la erupción del volcán de La Palma.
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El Gobierno central no rechaza, de entrada, el proyecto de una desaladora en la Axarquía. En una visita a Vélez-Málaga el mes pasado, el delegado en Andalucía, Pedro Fernández, dijo que «habrá que analizarlo. La sensibilidad existe, se va a estudiar la propuesta que venga de la Junta de Andalucía, pero espero y confío en que sea un análisis correcto, con un contenido serio y riguroso«.
Por su parte, el coordinador del Gabinete de Estudios de la Naturaleza en la Axarquía (GENA)-Ecologistas en Acción, Rafael Yus, considera que el agua desalada «está bien para una emergencia». «Debemos tener esa infraestructura en la comarca para cuando haga falta, pues tiene su coste energético por bombeos, pero el agua de más que se consiga por desalación, residuales regeneradas y pozos, no debe ser agua que se sume a los recursos que ya tenemos, pues ello sólo conseguirá el mismo efecto que con los trasvases, aumentar la superficie de riego, sino en todo caso para ayudar a gestionar un periodo de sequía, tras el cual esos recursos deben cerrarse inmediatamente».
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