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Basta asomarse al mirador que hay nada más alcanzar el desvío para Cútar y comprobar que la pequeña localidad axárquica, de apenas 600 habitantes empadronados, es una de las joyas andalusíes de la provincia. El casco urbano conserva totalmente su trazado árabe, de calles empinadas ... y estrechas para combatir el calor, y fachadas encaladas hasta el suelo. Pero las huellas del pasado árabe de la localidad del interior de la Axarquía también se dejan sentir con fuerza en la toponimia, la onomástica y hasta los apellidos de los descendientes de los cristianos viejos con los que la zona se repobló tras la expulsión de los moriscos a finales del siglo XVI.
Ahora dos libros recopilan todos estos aspectos, aportando datos muy reveladores sobre cómo fue el tránsito desde la etapa de dominación musulmana hasta la de la Conquista castellana, a partir de la Toma de Granada en 1492. Los historiadores Isabel Rodríguez, Juan Antonio Chavarría y Virgilio Martínez son los autores de 'Cútar andalusí y el repartimiento castellano. Toponimia y onomástica. Siglos XV y XVI', editado conjuntamente por el Ayuntamiento cutareño y la editorial La Serranía, con 345 páginas. Además, Rodríguez es la traductora del volumen 'Cútar. Libro de la población (siglo XVI', en el que en casi 600 páginas se transcribe el libro de apeos y repartimientos cuyo original se conserva en la Real Chancillería de Granada.
«Es un documento valiosísimo, que nos aporta multitud de datos e informaciones sobre cómo vivían, qué cultivaban y quiénes fueron los repobladores de Cútar a raíz de la expulsión de los moriscos después de la victoria castellana en la Guerra de las Alpujarras», explica Martínez, quien destaca que Rodríguez «es una de las mayores especialistas» en la traducción de estas «letras endiabladas, de tipo cortesano y procesal, que tienen el aspecto del árabe pero que es castellano antiguo», advierte.
Así, en el volumen que firman los tres autores analizan minuciosamente todos los aspectos relacionados con la vida del Cútar del siglo XVI. Así, por ejemplo, respecto al origen del topónimo, Martínez desvela que procede del término latino 'agudo', que fue posteriormente arabizado. «Toda esta zona pertenecía a la Taha de Comares, que era el núcleo principal, y el origen del pueblo está en el castillo de Cútar, que está más arriba de la actual ubicación del caso urbano», cuenta uno de los autores.
De las familias que repoblaron la zona tras la expulsión de los moriscos, el 37% procedían de la zona de Antequera, el 29% de Archidona y el 7% de Badajoz. «Apellidos como los Ruiz, Aguilera, Núñez o Vaca aún se conservan en la localidad, por ejemplo el mismo alcalde se llama Francisco Ruiz», apunta Martínez, para quien el hallazgo en 2003 de un Corán original y varios manuscritos escondidos en un muro de una vivienda que se estaba reformando «fue algo extraordinario, que nos da idea de la importancia de este pueblo como un reducto de lo que fue la época andalusí«.
Desde octubre de 2022 hay un centro de interpretación en el municipio en el que se repasa la historia y se puede consultar una edición del Corán original y de los manuscritos en formato digital. La museografía gira en torno a uno de los personajes principales, el alfaquí e imán de la mezquita de Cútar Muhammad al-Ŷayyār, propietario de los libros y la persona que los ocultó en torno al año 1500 a causa de la conversión forzosa de los mudéjares al cristianismo y a la prohibición de la tenencia de libros escritos en árabe.
Según Martínez, los cultivos de aquellos musulmanes estaban adaptados al terreno, como el olivar, las viñas para la pasa y las limas. «Aún se conservan muchos topónimos, pero algunos se han ido modificando, como por ejemplo el conocido por los vecinos como arroyo del Pipí, que viene del árabe 'bis-bis', que significa 'el pájaro', o el pago de 'Mocavila', que se significa lo que está enfrente, porque es justo la zona que está frente al pueblo», desvela Martínez.
Debido a que cada pueblo es diferente y tiene su propio libro de apeos y repartimientos, Martínez está trabajando en los documentos de otras localidades muchas próximas, junto a otros investigadores, como Eliseo Hermoso en Comares, o en Benamargosa. «Hemos planteado una metodología y una forma de abordar el estudio de la toponimia y de la onomástica de estos pueblos desde el rigor y las fuentes originales históricas, son estudios muy detallados, con una cuidadísima edición», apostilla.
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