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El parque natural de los Acantilados de Maro-Cerro, protegido desde 1989, es uno de los enclaves de mayor valor medioambiental de la provincia, pues constituye la única gran franja costera sin urbanizar. Las estribaciones de la Sierra Almijara, declaradas como parque natural desde 1999, se hunden en vertiginosos paisajes, con calas y playas de enorme belleza y de muy difícil acceso. Para contribuir a su conservación, desde hace dos décadas la entrada de vehículos a motor está prohibida a estos enclaves litorales, a excepción de las zonas de El Cañuelo, en Nerja, y Cantarriján, que comparten la localidad nerjeña y la vecina de Almuñécar, en Granada.
La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible ha sacado ahora a licitación el contrato para la gestión de los servicios del control de acceso a los acantilados de Maro-Cerro Gordo desde la mencionada playa de Cantarriján, que se realiza merced al equipamiento de uso público ubicado en ese espacio. La concesión se realizará por diez años de duración y con un presupuesto total que se acerca a los 1,2 millones de euros. El plazo de presentación de las ofertas finaliza este martes.
Según han destacado desde la Junta en un comunicado, «gracias a esta concesión se consigue compatibilizar las visitas a este espacio natural de la provincia de Granada con su preservación, facilitando además un ecoturismo sostenible». «Se trata de unos acantilados que cada vez son más visitados por la gran belleza de sus paisajes», han apostillado. Una pequeña franja de la playa de Cantarriján pertenece a Nerja.
La gestión de este equipamiento de uso público supone la puesta en marcha de distintas actuaciones tales como la recepción, información y promoción sobre el espacio natural, lo que permite una aproximación al patrimonio natural y cultural de esta reserva. Igualmente, contempla la restauración o, en su defecto, el alojamiento de personas asociadas al equipamiento, la dinamización del espacio mediante planes de educación ambiental, la posibilidad de venta de artículos y productos artesanales locales, así como de la Red de Espacios Naturales.
Además, la concesión de este equipamiento de uso público también recoge el control del estacionamiento para evitar problemas de seguridad o la degradación del espacio natural, el transporte de los visitantes a las zonas restringidas, o la gestión de las rutas e itinerarios igualmente restringidos. Los abruptos acantilados de Maro-Cerro Gordo, que se alternan con pequeñas playas y calas de difícil acceso, ofrecen un fantástico paisaje en el que también se divisan terrazas cultivadas a grandes alturas y que cuelgan de las laderas de la montaña.
Este enclave se extiende desde la torre vigía de Maro hasta la cala de Calaiza e incluye una franja marina de un gran valor ecológico. Los senderos, avistamientos de aves y la fauna marina con peces de vivos colores se complementan con otros parajes tales como la famosa Cueva de Nerja, compuesta por distintas galerías con estalactitas, columnas y cascadas, así como importantes yacimientos arqueológicos del paleolítico.
Durante el periodo estival se pone en marcha un servicio de regulación de los accesos a las playas de El Cañuelo y Cantarriján mediante vehículos lanzaderas que parten desde sendas zonas de aparcamiento habilitadas al efecto. Esto facilita el control de los accesos a estos entornos protegidos, evitando su degradación.
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