El colegio San Miguel de Nerja despide a 'Beli', la administrativa que se jubila tras 38 años en el mismo puesto

Maestra de formación, comenzó a trabajar como monitora de transporte escolar y apenas dos años después ya accedió al puesto de administrativo, eligiendo el centro de la localidad costera más oriental de la provincia. «Cuando empecé todo se hacía a mano o como mucho con máquinas de escribir», ha rememorado Alba, a la que todos sus compañeros conocen cariñosamente como 'Beli'. «Luego empezaron a llegar los primeros ordenadores, pero aquello era lentísimo, se quedaban bloqueados, y tardaban muchísimo en cargar los datos, nada que ver con lo de ahora con internet», ha apostillado la recién jubilada.

El pasado lunes, coincidiendo con su cumpleaños y, por tanto, con su último día de trabajo, la comunidad educativa del centro nerjeño, con unos 400 alumnos, una treintena de docentes y decenas de padres, le organizaron un gran acto de reconocimiento por su trayectoria profesional «y por su bonhomía y buen hacer». Fue todo una sorpresa para ella, «aunque algo sospechaba porque mi marido no paró de ponerme excusas para que me retrasara y no llegara a las nueve en punto», explicó cuando tomó la palabra, entre lágrimas de emoción y alegría.

Nada más cruzar la puerta, el director, Olivier Casares, la abrazó y la llevó junto a otros compañeros del equipo directivo, y su antecesora, Pilar Herrero, jubilada hace ahora cinco años. «Has sido una compañera extraordinaria, no se va, porque se queda en el pueblo, han sido más de 38 años solucionando problemas, gracias por esa dedicación a todos los miembros de la comunidad educativa, se conocía todos los nombres de los alumnos, ha estado siempre para todo», aseguró Casares.

Además de con Casares y Herrero, Alba trabajó con Félix Naranjo y José Antonio Márquez como directores del centro nerjeño fundado en 1977. «Me gustaba el pueblo desde que terminé la carrera y tenía amigas de aquí», ha confesado la administrativo jubilada, casada con José Antonio Arroyo, docente de formación en varias escuelas taller, con el que tiene una hija, veterinaria de formación y que trabaja como inspectora de sanidad en Barcelona.

«Estoy todavía flotando, después de tantos años no me lo creo que esté jubilada», ha confesado Alba, quien ha dicho que aprovechará «para viajar lo que pueda», porque tiene que ayudar a cuidar a su madre dependiente, que vive en Villanueva de Algaidas. Allí residen también sus tres hermanos. «Ahora iré más por el pueblo», ha avanzado la administrativa.

Eso sí, si hay un rasgo que toda la comunidad docente del colegio nerjeño destacó de Alba es que conocía los nombres de prácticamente todos los alumnos. «Sí, bueno, por lo menos la clase en la que estaban, aunque no les pusiera cara a todos», ha dicho con la humildad que siempre la ha caracterizado. Entre las anécdotas que confiesa 'Beli' están precisamente la respuesta que le dijo un alumno cuando entró a la biblioteca y le preguntó su nombre: «Igual que ayer», le respondió, desatando la carcajada.

En otra ocasión llegó a llevarse a casa a dos alumnos, hermanos mellizos, que no podían quedarse a comer en el comedor ese día y cuya madre no podía ir a recogerlos. «Les di de comer porque no podía llegar a por ellos a las 14.00 horas», ha rememorado 'Beli'. La progenitora le regaló una caja de bombones.