¿Cohetes, petardos y fuegos artificiales sí o no?: El Borge somete a referéndum a sus vecinos

En la pequeña localidad axárquica de El Borge, con apenas 925 habitantes empadronados, han decidido abrir un debate ciudadano. '¿Cohetes, petardos y fuegos artificiales sí o no?' Ésta es la consulta que el Ayuntamiento alborgeño está realizando entre sus vecinos ante la próxima celebración en primavera de la feria en honor a San Gabriel, patrón del municipio.

Así, casa por casa, desde el Consistorio se está repartiendo una pequeña hoja informativa en la que se señala que «en nuestro municipio se está valorando el uso de pirotecnia (cohetes, tracas y fuegos artificiales) durante el transcurso de la feria de San Gabriel y queremos contar con su opinión». Justo debajo aparece «tache a continuación la opción con la que está de acuerdo», que son «sí al uso de pirotecnia» y «no al uso de pirotecnia».

La votación se puede realizar entre las 8.00 y las 14.30 horas en una urna dispuesta para ello hasta el próximo 31 de enero en la sede del Ayuntamiento de El Borge. Del mismo modo, desde el Consistorio alborgeño han aclarado a los vecinos que si «por alguna razón no encuentran esta papeleta en su buzón pero están interesados en votar», estarán a su disposición en las dependencias del Ayuntamiento.

Por otro lado, según han informado desde el Consistorio en un comunicado, «solo se admitirá un voto por persona para empadronados en el municipio mayores de 18 años. El Ayuntamiento facilita el teléfono 952 512 033 para cualquier otra información. Cabe destacar que recientemente, con motivo de las últimas fiestas de Navidad, la Fundación Franz Weber señaló que el lanzamiento de petardos y la organización de espectáculos de fuegos artificiales suponen «una auténtica tortura» para personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), personas con hiperacusia, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o con otros diagnósticos de diversidad funcional.

Además, desde la FFW explicaron que los fuegos de artificio superan fácilmente los 110 decibelios y esto genera una reacción enorme en los animales, ya que gran parte de las especies que conviven en los hogares tienen aparatos auditivos mucho más sensibles que las personas, como perros, gatos o roedores. Los animales llegan a sentir shocks, ataques de ansiedad y de epilepsia, y hasta fallos cardíacos que derivan en muertes.