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A sus 33 años, Carlos Pérez empezó a trabajar a los 16 en la panadería que había fundado su abuelo en Alcaucín en 1959, el ... Obrador de Juanito. Apenas 17 años después está al frente de un grupo de negocios que incluye también las cafeterías La Bella Julieta y el Club de Romeo, las panaderías 'gourmet' Fermento y una fábrica de panes de hamburguesa. «Mi primer recuerdo del pueblo es cuando jugábamos al fútbol en una plaza, en la que usábamos los bancos como porterías», rememora.
Si tiene que quedarse con un sitio de la localidad elige la Sierra Tejeda. «Tenerla tan cerca me encanta, por eso sigo viviendo en el pueblo», confiesa este empresario, que ha puesto en marcha sus negocios junto a su pareja, Eva Mostazo. Pérez describe Alcaucín como un pueblo que «tiene muchas más posibilidades de las que parece». «Estamos a sólo 20 minutos de la playa y tenemos el parque natural al lado, se vive muy tranquilo, porque aunque hay dos mil vecinos, lo que es en el pueblo, somos 700«, apostilla Pérez.
Está tan enamorado de su localidad natal que le cuesta señalar algo que no le guste. No obstante, tras meditarlo, señala «todo lo que está construido sin terminar, por el problema que hubo durante el boom de la construcción, hay varias urbanizaciones y edificios sin terminar, habría que darles una solución, porque está feísimo«.
Lo que más echa de menos con la pandemia es «la falta de libertad». «Me mata psicológicamente», dice. Pérez reconoce que la crisis les está afectando «mucho profesionalmente, aunque seguimos avanzando«. »Íbamos a saltar a Madrid con La Bella Julieta, pero lo hemos atrasado, espero retomarlo pronto«. »Los bancos nos han ayudado y vamos a estar pagándolo varios años«, añade.
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