El otoño avanza y siguen sin llegar las ansiadas lluvias que palíen la extrema sequía que azota a toda la provincia y mantiene contra las cuerdas el abastecimiento a la población y a la agricultura con pérdidas millonarias por las escasas cosechas. Con al menos ... ocho localidades de la Axarquía sufriendo restricciones nocturnas desde el pasado julio (Vélez-Málaga, Iznate, Benamargosa, El Borge, Almáchar, Moclinejo, Periana, Sedella y Colmenar), las escasísimas reservas que aún almacena el embalse de La Viñuela, en mínimos históricos, han llevado a la Junta a tomar una decisión de urgencia e inédita, para tratar de extraer toda el agua posible de la presa.
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De esta forma, ante la dramática situación de la presa viñolera, la Junta de Andalucía, como administración competente en exclusiva en materia hídrica en la Cuenca Mediterránea Andaluza, sigue tratando de poner en marcha medidas de urgencia, tras aprobar hasta tres decretos de sequía en tres años. Si los dos primeros pusieron el foco en el uso de las aguas regeneradas de las depuradoras para el regadío, el tercero fija su atención prioritaria en intentar exprimir al máximo la poca agua que queda almacenada en el embalse axárquico.
Para ello, en estos días se están ultimando las obras para la instalación de unas bombas superficiales conectadas a la toma del abastecimiento, para intentar que el agua que se envía a la planta potabilizadora de El Trapiche tenga la mayor calidad posible. No en vano, a medida que el embalse se va quedando vacío, los pocos recursos que le quedan tienen una peor calidad, debido a la presencia masiva de materia orgánica.
El caudal que sale de la presa se ha reducido a apenas 50 litros por segundo y por ahora, sigue siendo posible su potabilización. De hecho, en los últimos meses se están detectando niveles altos de sustancias como el carbono orgánico, cuya eliminación no es posible en la planta potabilizadora veleña. Además, en el agua prepotable se han producido alertas de excesos puntuales de contenidos de plaguicidas, así como de glifosfato y su metabolito AMPA.
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No en vano, la lámina de agua de la presa está a apenas dos metros de situarse por debajo de la toma del embalse para el abastecimiento. En concreto, está en 183 metros de altitud sobre el nivel del mar y la mencionada toma está en los 181, según ha podido saber SUR. Con las bombas superficiales será posible, en pocos unos días, enviar agua desde la superficie hacia el partidor y, desde allí, hacia la tubería que conecta con la planta potabilizadora de El Trapiche. Una instalación similar se usa desde la pasada primavera en dos embalses de la zona norte de Córdoba, La Colada y Sierra Boyera, para el abastecimiento de unos 80.000 habitantes, aunque el agua que se extrae no es potable.
El presupuesto de las obras, que arrancaron el pasado mes de julio, es de más de 700.000 euros. Tal y como se anunció a finales del pasado mes de abril, esta obra está recogida en el tercer decreto de sequía aprobado por el Gobierno andaluz y se ejecuta por parte de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural para mejorar la calidad del agua en el suministro a las poblaciones de Almáchar, Benamargosa, El Borge, Comares, Cútar, Iznate, Macharaviaya, Moclinejo, Rincón de la Victoria, Vélez-Málaga, Totalán, Algarrobo, Torrox y Nerja, que suman unos 170.000 habitantes.
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Respecto a la posibilidad de llevar a cabo un despesque para retirar los miles de peces y tortugas que hay en el embalse, la Junta no lo tiene descartado. Sin embargo, por ahora, no se está observando una mayor mortalidad de esta biomasa en las orillas. Los ejemplares, de barbos, carpas, 'black-bass', anguilas y tortugas, principalmente, se están refugiando en la zona más próxima a la presa viñolera, que aún tiene una profundidad de agua de unos 30 metros, según ha podido saber SUR.
Las escasas reservas en la presa axárquica obligaron ya el pasado año a la Junta a tomar una decisión que también fue inédita y muy drástica en la comarca oriental: desde el 1 de octubre de 2022 no hay agua para el riego de las más de 6.300 hectáreas de cultivos situadas por debajo de la cota de 140 metros de altitud sobre el nivel del mar, el llamado Plan Guaro, que ha permitido, desde hace tres décadas, el desarrollo de una, hasta ahora, floreciente industria agroalimentaria, basada en el monocultivo de los subtropicales, principalmente aguacates y mangos, aunque también numerosos invernaderos.
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El sector agrícola lleva un año para olvidar, con miles de hectáreas que se están secando por falta de riego, ya que las aguas regeneradas apenas alcanzan a la mitad de la superficie cultivada por debajo de la cota del Plan Guaro. Además, está habiendo problemas con la salinidad de las aguas depuradas. El año hidrológico está siendo especialmente seco, y se produce después de que los dos anteriores ya fueran muy malos.
Si entre el 1 de octubre de 2021y el 30 de septiembre de 2022 apenas cayeron 239,6 litros por metro cuadrados en el embalse, entre el 1 de octubre de 2022 y el 30 de septiembre pasado apenas cayeron otros 279,8 litros. Estas dos cantidades apenas representan el 50% de la media de los últimos 15 años, que fue de 430 litros. En lo que va de este año hidrológico apenas han caído 39 litros en el embalse viñolero.
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