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A pesar de las 'milagrosas' lluvias de la pasada Semana Santa, la situación de los acuíferos en Frigiliana no es nada halagüeña. Así lo demuestran, al menos, las nuevas restricciones que ha implantado la comunidad de regantes de las acequias de Lízar y El ... Molino, que por segundo año consecutivo se ha visto obligada a establecer un sistema de turnos, dividiendo en tres zonas las 320 hectáreas de cultivos que la conforman, donde hay también numerosas viviendas rurales.
Las restricciones son aún más severas que las del pasado verano, ya que en lugar de dos zonas se han creado tres, de manera que en cada una hay tan solo disponibilidad de agua dos días a la semana. Además, el domingo no hay suministro en ninguna zona. A todo esto se añade que la comunidad ha empezado también este año, por primera vez, a penalizar los consumos excesivos, estableciendo un sistema de tramos, con precios que van desde los 20 céntimos de euro para los primeros 1.500 litros por marjal y día (la superficie equivalente a 671 metros cuadrados), los 35 céntimos si el consumo se sitúa entre 1.500 y 2.999 litros por marjal y día y los 0,5 céntimos si es superior a los 3.000 litros por marjal y día.
«Tenemos los sondeos a más de 200 metros de profundidad, y por el canal de Lízar apenas se cogen diez litros por segundo», ha explicado a SUR el secretario de la entidad, Carlos Álvarez, quien ha dicho que aunque no tienen pruebas «ni evidencias científicas» de cuál es el motivo de esta situación tan grave de carestía de agua en la zona, «sospechamos que se debe al trasvase que se está haciendo desde noviembre de 2022 desde el río Chíllar para el abastecimiento de la Axarquía», ha apostillado.
No en vano, a su juicio, «se trata de la misma bolsa de agua, del mismo acuífero en definitiva». «Y nos ocurre a nosotros y a todas las comunidades que están por encima del río Chíllar. Estamos muy preocupados, como no llueva en el otoño podemos tener serios problemas antes de final de año», ha argumentado Álvarez, quien ha hecho un llamamiento al millar de socios de la comunidad de regantes para que sean «conscientes de la difícil situación que están atravesando», por lo que ha apelado a «un consumo responsable».
«Hay que regar con eficiencia y eficacia, instalando sistemas de ahorro, y analizando bien la instalación, para optimizar al máximo el agua», ha expuesto el secretario de la comunidad de regantes, quien ha reconocido que buena parte del consumo se va también a las numerosas viviendas rurales que hay en el suelo rústico de Frigiliana, en su gran mayoría destinadas al alquiler turístico vacacional. «Nosotros no suministramos agua potable, es agua de riego, otra cosa es que la gente la use en las viviendas», ha puntualizado.
Por su parte, en la vecina localidad de Nerja, por el momento, no se han implantado restricciones en la comunidad de regantes de San Isidro, como sí ocurrió en el verano de 2023. Desde el río Chíllar se mantiene el trasvase de hasta 120 litros por segundo para el sistema de abastecimiento de La Viñuela, lo que supone unos 3,8 hectómetros cúbicos anuales. Este verano los regantes del Plan Guaro, con 6.535 hectáreas, están recibiendo un riego de emergencia extraordinario de tres hectómetros cúbicos procedentes del embalse de La Viñuela, después de llevar desde el 1 de octubre de 2022 sin disponer de dotaciones para el riego. La presa tiene casi 28 hectómetros, el doble que en 2023.
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