Secciones
Servicios
Destacamos
La electricidad forma parte de nuestras vidas y sólo cuando hay un corte de luz somos conscientes de la total dependencia que tenemos hoy en día de una tecnología que lleva con nosotros poco más de un siglo. Las primeras centrales eléctricas que hubo en ... la provincia se valieron de los recursos hídricos y de la escarpada orografía para conseguir generar esta energía. El ejemplo del Chorro, en Ardales, es el más conocido, aunque en la zona oriental, incluso unos pocos años antes, se construyeron varias centrales más pequeñas que abastecieron a los pueblos de la Axarquía.
Un libro escrito por el abogado e investigador de Frigiliana Pablo Rojo (Málaga, 1974) repasa ahora la historia de estas primeras fábricas de la Luz de la Axarquía. La obra, de 230 páginas y publicada por la colección 'Patrimonio' de los Libros de la Axarquía, realiza un recorrido por la decena de instalaciones que llegaron a estar en funcionamiento hasta principios de los años sesenta, fundamentalmente en los cauces medios de los ríos Chíllar, en Nerja, Patamalara, en Torrox y Cómpeta, y en otros puntos de la comarca oriental como Canillas de Albaida, Riogordo, Colmenar y Alcaucín, según explica el autor de la obra.
«Para mí era una deuda pendiente que tenía con mi familia, porque mi abuelo, Mariano Rojo, fue maquinista de varias centrales hidroeléctricas hasta que fue destinado a Frigiliana en 1949, y mi bisabuelo, Luis, fue operario de la fábrica de la luz de Cómpeta desde 1903», cuenta Rojo, quien explica que curiosamente, Cómpeta fue la primera localidad de la zona oriental que contó con suministro eléctrico en sus calles, antes incluso que la capital comarcal, Vélez-Málaga. «Las farolas de las calles eran de gas, concretamente funcionaban con acetileno, proporcionando una luz blanca muy intensa, por lo que cuando llegó el fluido eléctrico y se colocaron las primeras bombillas incandescentes, la gente se quejaba porque eran más tenues», sostiene.
Fueron dos familias burguesas de la época las que impulsaron la construcción de la gran mayoría de estas centrales hidroeléctricas, los Martos y los Herrero. Con el devenir de los años estas instalaciones fueron acabando en manos de Sevillana de Electricidad, a través de una filial en la zona de la que aún los más mayores de la comarca recuerdan su nombre, Eléctrica del Litoral. «Durante muchos años tuvo su sede en la calle Romero Pozo de Vélez-Málaga, desde donde se dirigía la producción y distribución del fluido eléctrico más allá de los confines de la comarca», explica el autor de la obra, que está a la venta en librerías de la comarca oriental, al precio de 20 euros.
Con la progresiva electrificación del país y la construcción de grandes centrales térmicas, como la de Los Barrios, en Cádiz, las pequeñas fábricas de la luz fueron perdiendo competitividad, ya que requerían de un mayor coste de personal. No en vano, según calcula Rojo, esta decena de centrales hidroeléctricas llegaron a generar hasta 200 puestos de trabajo en la Axarquía. Así, en 1962 ya sólo quedaba en funcionamiento la central Chíllar Uno, conocida como el Salto Grande, una instalación que aún hoy en día continúa en activo.
En concreto, está situada en el cauce medio del río nerjeño, a unos cinco kilómetros del casco urbano, en el inicio de la conocida ruta de Los Cahorros. Propiedad de Endesa, es capaz de producir hasta un megavatio por hora, gracias a una turbina que aprovecha la fuerza del agua que cae por los llamados tubos negros, una conducción que salva un desnivel de 280 metros, a lo largo de un kilómetro. Un par de kilómetros más abajo está la fábrica Chíllar Dos o de San Modesto, un recinto que también es propiedad de Endesa, en el que se conserva casi intacta la maquinaria de la época. «Sería un lugar fantástico para ponerlo en valor, realizando algún tipo de visita guiada o señalizando el entorno», opina el investigador.
De la otra decena de antiguas fábricas de la luz apenas se conservan restos y, en algunos casos, los edificios, como en la de Cómpeta, han sido rehabilitados, aunque los inmuebles no tienen ningún tipo de uso hasta el momento. El Ayuntamiento planteó destinarlo a albergue y zona de ocio, pero los edificios recuperados están cerrados. «Es una pena porque se podría crear algún tipo de centro de interpretación y explicar la historia de estas fábricas de la luz», dice Rojo, autor, entre otros, de libros como 'Cien años de Nerja en fotos' (2005), 'Historia insólita de Nerja' (2012) y 'La Cabalgada de Frigiliana' (2012).
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.