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El Air Show de Torre del Mar llega al éxtasis con una espectacular despedida protagonizada por el Eurofighter

Momentos históricos, como la aparición del Saeta H220, las acrobacias de los paracaidistas de la Papea, la Patrulla Aspa y Francis Giménez, con su veloz autogiro, maravillan a los más de trescientos mil asistentes al noveno Festival Aéreo Internacional Torre del Mar

José Rodríguez Cámara

Torre del Mar

Domingo, 8 de septiembre 2024, 16:28

Instantes antes del comienzo del Air Show de Torre del Mar una música épica, que hacía retumbar los altavoces, instalados en el paseo marítimo para la ocasión y para que el 'speaker' ofreciera pormenores de lo que se avecinaba, dejaba claro que algo grande iba a comenzar. Ha tenido un original arranque marítimo, gracias a la Unidad Canina de Emergencias (UCE) de Vélez-Málaga, con dos rescates en las aguas del litoral torreño, y el cierre no ha sido para menos, tras tres horas de vértigo. El Eurofighter del Ejército del Aire y del Espacio ha hecho vibrar, literalmente, a las más de trescientas mil personas reunidas para contemplar sus evoluciones, deseosas de comprobar su pico de velocidad y capacidad de maniobra. «No se vayan todavía, vamos a hacer un poquito de ruido», ha dicho el capitán Félix, desde la cabina de este avión de cuarta generación, el no va más de la tecnología, que es capaz de alcanzar 2,5 veces la velocidad del sonido.

No ha alcanzado este límite en Torre del Mar, pero, como demostración de su poderío, apenas ha tardado diez minutos en llegar desde la Base de Morón de la Frontera, en Sevilla, hasta el teatro de operaciones de la exhibición. Ya, sobre la playa, ha ejecutado virguerías varias para poner a prueba el empuje de sus motores, con una potencia equivalente a dos «excavadoras aceleradas», desde «volar lento», al «ocho cubano», pasando la formación de ataque.

Para enmarcar ha sido la aparición del Super SAETA en el Air Show de Torre del Mar, que ha tenido que superar una tormenta en la base de Granada desde la que ha despegado, pero que, finalmente, ha estado en Málaga en tiempo y forma. Una máquina pionera de la aviación española, una joya de la industria patria que, con su fabricación en los 70 del siglo pasado, abrió la puerta a la modernidad del Ejército del Aire y del Espacio y que pilotado Carlos Bravo. Es una pieza única que representa también un ejemplo del éxito de la tecnología española, al llegar a ser exportado a Egipto, y que, actualmente, está en en forma gracias a la asociación A3H.

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Demostración de la vanguardia y el prestigio internacional de la aeronáutica nacional, que, junto al Eurofighter, representa, hoy, en la Defensa de España el EF-18 Hornet. Precisamente, este caza de película, que alcanza un pico de velocidad de Match 1.8, ha irrumpido, nunca mejor dicho, en escena para presentar sus respetos a su «abuelo» de la pasada centuria, a los mandos de Nacho Bengoechea. A «ralentí» y a velocidad del sonido, con unas turbinas que emitían un ruido ensordecedor, el EF-18 ha rozado los 1.200 kilómetros de altura y ha ascendido 3 kilómetros en 12 segundos.

No les ha ido a la zaga otro aparato indispensable del Ejercito del Aire y del Espacio, para conservar uno de los tesoros del país, sus árboles, el Canadair, del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas, bautizados como Corsarios que, como se ha dejado claro, «están ahí para defender tu bosque». Se mueve más lento, pero no es menos interesante sus maniobras de carga y descarga de agua.

Con los sones de La Cabalgata de las Valkirias, de Wagner, como en la famosa escena de Apocalypse Now, ha dicho «aquí estoy yo», el AS 365, el helicóptero de la Guardia Civil, que ha abierto la doble presencia del Cuerpo en los cielos de Torre del Mar, una muestra del buen hacer de este servicio aéreo de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que incluyó los vuelos rasantes del King Air, avión del Instituto Armado, pieza clave para misiones dentro y fuera de España, un escurridizo aparato que no es fácil ver de «descanso».

Ramón Morillas y César Cánudas, con su paramotor; Francis Giménez con su autogiro, Camilo Benito, Juan Velarde y el Team Raven, del Reino Unido, han sido protagonistas de giros de abracadabra, trepidantes, fruto de la afición a esta disciplina. Tampoco se han quedado cortos en piruetas los cinco helicópteros Colibrí de la Patrulla Aspa, equipo granadino, con sede en Armilla, en el Ala 78, que es la Escuela Militar de Helicópteros. Estos aparatos, que son capaces de llegar a los 250 kilómetros por hora, han deleitado al respetable con formaciones como la «rotura Alhambra», un ejercicio que, entre otras cosas, hace que se pierdan las referencias visuales, y otras florituras como la barrena o el 'looping', complejísima en un helicóptero

Música de ambiente, olor a espeto y familias y amigos que han disfrutado de la playa en los chiringuitos, y también con las fiambreras en la arena, y una sucesión de conexiones por radio en directo, con los distintos participantes en el show, a través del la megáfonía, han brindado una jornada de disfrute, con una gran sintonía entre público y estrellas del aire, en un festival que roza ya la década y que que queda para el recuerdo y que ha dejado grandes momentos y alguna que otra tortícolis, de pura pasión por el aire.

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