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El otoño avanza en la provincia sin que lleguen las ansiadas lluvias que ayuden a paliar la extrema sequía que la azota, con más de una docena de municipios sufriendo ya restricciones de agua nocturnas desde hace cinco meses. El sector agrícola es otro ... de los grandes damnificados por la falta de precipitaciones. Sin embargo, los problemas que atraviesa vienen ya de largo, especialmente en zonas como la Axarquía, auténtico epicentro de la falta de agua en los últimos tres años.
No en vano, desde el 1 de octubre de 2022 está cortado totalmente el suministro para riego desde el embalse de La Viñuela, una medida inédita hasta ese momento en las más de tres décadas de trayectoria, hasta entonces exitosa, para el sector de los subtropicales, los aguacates y los mangos. Desde esa fecha la situación solo ha ido de mal en peor y, a pesar de los esfuerzos de la Junta de Andalucía, de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Oriental-Axarquía, y de los ayuntamientos que cuentan con depuradoras, por ofrecer aguas regeneradas a las fincas que se habían quedado sin recursos, el balance no es, en absoluto, positivo, debido principalmente a los altos niveles de salinidad que presentan estos recursos hídricos.
El problema viene porque hay intrusiones de agua del mar en los colectores que van a las depuradoras y las plantas de tratamiento no pueden eliminar este componente. Y es que en la comarca oriental, con unas 16.000 hectáreas de cultivos subtropicales, se está dando una agónica paradoja: se están perdiendo, casi por igual, las fincas que no tienen acceso al agua regenerada, por no existir conducciones, como las que están situadas en la margen izquierda del río Vélez, que las que sí están disponiendo de estos recursos hídricos regenerados desde noviembre de 2021, ubicadas en la margen derecha del cauce veleño, es decir, en la zona hacia Almayate y Benajarafe.
Así, SUR ha podido visitar a sendos agricultores que viven estas dos realidades, a priori contrapuestas, pero que lamentablemente están desembocando en el mismo escenario, la pérdida de los árboles, sobre todo de los aguacates, más sensibles a la alta salinidad y a la escasez de agua. Para más inri, en el caso de los que riegan con agua con altos niveles de conductividad o salinidad, por encima de 2,5 puntos, «están exponiéndose además a contaminar la tierra con estas sales minerales, haciéndola totalmente inservible para cualquier cultivo», según denuncia Francisco Villena, coordinador de la Plataforma en Defensa de la Agricultura de la Axarquía.
Esta entidad, nacida el pasado julio, ante «la frustración y la desesperanza» en la que viven sumidos miles de agricultores del subtropical axárquico, está tratando de unir a los productores y de reivindicar a las administraciones públicas soluciones urgentes para un sector «que creaba miles y miles de puestos de trabajo, directos e indirectos, pero que nos estamos muriendo rápidamente», se lamenta Villena, mientras recorre la finca de José María Guzmán, un veleño de 50 años con 2,5 hectáreas de mangos y aguacates en la zona del arroyo de Cabrillas.
«Hasta hace unos meses he podido mezclar el agua que nos llega de la depuradora de Vélez-Málaga con la que tenía de un pozo, pero se me ha secado por completo, y lo mismo ha pasado con otros pozos que teníamos dentro de la comunidad, por lo que ya solo estoy pudiendo regar con agua regenerada, que tiene, como puedes ver, hasta 2,52 puntos de salinidad», explica Guzmán, mostrando el sensor que ha comprado. Hasta hace una década se dedicaba a la carpintería metálica de aluminio.
Sin embargo, la crisis del ladrillo le obligó a dejar su empleo y a centrarse en la finca familiar. «Esto es la muerte súbita para los árboles. No pueden aguantar una conductividad de este calibre, lo máximo que pueden aceptar es 1,1 puntos», apostilla rodeado de árboles de aguacates talados, con hojas quemadas y fruta que apenas alcanza un calibre mínimo para su venta. El precio del agua también se ha disparado, pasando de 15 a 60 céntimos el metro cúbico, «y aún no estamos pagando el consumo real, solo el canon que pide Axaragua a la Junta Central de Usuarios del Sur del Guaro», apostilla.
La finca, «en los años buenos», llegó a producirle hasta 25.000 kilos de aguacates, una cantidad que este año apenas alcanzará los 7.000 kilos «y de fruta pequeña, para destrío, que apenas se paga a 50 céntimos el kilo, cuando lo normal es sobre 2,5 euros», se lamenta Guzmán, quien considera que el sector del subtropical de la Axarquía, especialmente el aguacate, «no va a tener salvación si no se le da un cambio a la situación». Así, insiste en reclamar que se acelere la construcción de una desaladora y que las administraciones colaboren en la adquisición de desalobradoras pequeñas para instalarlas en las depuradoras y reducir el nivel de salinidad del agua regenerada. «Cuestan apenas dos millones de euros, se las hemos pedido a Axaragua y a la Junta, pero nada, no responden», se queja Villena.
En otra zona de Vélez-Málaga, en la margen izquierda, en el entorno del Real Bajo, a apenas diez minutos en coche del casco urbano, Francisco Frías tiene una finca de grandes dimensiones, unas 18 hectáreas, de las que diez están plantadas de mangos de distintas variedades y las otras ocho de aguacates. Desde mediados del verano de 2022 no tiene ningún tipo de recursos hídricos, ya que no dispone de pozos. «He perdido ya unas cuatro hectáreas de aguacates, unos 5.000 árboles, la otra mitad se mantiene porque me estoy gastando dinerales en traer camiones cuba», cuenta Frías, de 62 años, y con una empresa de maquinaria pesada.
«Compré el terreno hace más de veinte años, poco a poco lo fui preparando con mi maquinaria, haciendo los movimientos de tierra y plantándolo por zonas», sostiene este vecino de Vélez-Málaga, nacido en Periana. «Aquí hemos llegado a recolectar 100.000 kilos de mangos y 40.000 de aguacates, pero de aguacates llevo ya dos años que no he cogido ni uno, se me están secando todos los árboles y de mangos, este año tampoco hemos cogido nada, aunque los árboles aguantan más y tienen mejor aspecto, ya que las raíces no son superficiales como el aguacate», describe este agricultor. «Con los camiones cuba no es rentable», se lamenta mirando al cielo y clamando porque lleguen las ansiadas lluvias.
«Esos árboles están aparentemente bien porque les llovió en septiembre y octubre, el mango es muy fuerte, aguanta mucho más la falta de agua», apunta Villena. En su caso tiene una finca en la que dispone de un pozo y en otra, además del pozo, tiene las aguas regeneradas, que las mezcla para reducir la salinidad hasta 1,1. «El 20% de la superficie de subtropicales se ha perdido y hay otro 50% que está en riesgo muy serio, apenas se van salvar, si no empieza a llover bien ya, el 30% de las 16.000 hectáreas de cultivos que hay en la Axarquía de mangos y aguacates», sostiene el coordinador de la Plataforma en Defensa de la Agricultura de la comarca oriental.
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