Agustín Peláez
Viernes, 28 de abril 2017, 00:39
El corzo (Capreolus capreolus) ha regresado al Parque Natural de las Sierras Tejeda. Almijara y Alhama. No es una especie que presente problemas de conservación en la mitad norte de España. Sin embargo, en la comunidad andaluza aparece catalogada como especie vulnerable en el Libro Rojo de los Vertebrados de Andalucía, debido al carácter de ecotipo propio de Andalucía, el corzo andaluz. Para remediar esta situación, desde la Consejería de Medio Ambiente se viene desarrollando desde hace seis años un Plan de Gestión y Reintroducción de esta especie, en áreas como la Sierra de Huétor (Granada) y Sierra de Tejeda, Almijara y Alhama, que se extiende por las provincias de Granada y Málaga), donde ya se puede constatar su aclimatación y éxito en la cría.
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Con el fin de reforzar las poblaciones de esta especie en este espacio natural, ayer se llevó a cabo la liberación de otro ejemplar -el décimo desde 2011. Se trata de una hembra de apenas un año que fue soltada en un espacio cercado de 14,5 hectáreas de superficie, pero con varias puertas situadas a lo largo del perímetro que permiten que los animales puedan entrar y salir libremente, limitando el acceso de otros ungulados de mayor tamaño. Este lugar de aclimatación está ubicado en el Cortijo del Alcázar, en Alcaucín. A la suelta asistieron los delegados territoriales de Medio Ambiente en Málaga y Granada, Adolfo Moreno e Inmaculada Oria, respectivamente.
Según los responsables del Plan de Gestión y Reintroducción del Corzo, se estima que en la actualidad en la sierra Tejeda existe una población de más de 20 ejemplares de esta especie. Algunos aún se mantienen dentro o en las inmediaciones del cercado en El Alcázar, si bien se han avistado algunos a cinco kilómetros de distancia del mismo, aunque probablemente han llegado más lejos. El espacio de aclimatación dispone de comederos y fuentes para que los animales puedan beber.
El corzo andaluz, según la Junta, presenta diferencias significativas con el resto de las poblaciones ibéricas y europeas de este cérvido, tanto desde un punto de vista genético como morfológico. Muestran un cráneo más corto con mandíbulas adaptadas a un ramoneo más frecuente e intenso en un ambiente más duro, además de poseer un pelaje más gris.
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