Laponia está en Colmenar

La magia de la Navidad ha llegado a Colmenar. Los más de cuatro mil kilómetros que separan la región nórdica de Laponia de la pequeña localidad de la Alta Axarquía no han sido impedimento para que Papá Noel se haya desplazado hasta tierras malagueñas, varias semanas antes de repartir sus regalos en Nochebuena, y recibir a centenares de niños, gracias a la iniciativa del Circo Escuela Fantasía, un complejo lúdico situado en la carretera que conecta Colmenar con Alfarnate.

Creado en 2006 por Gregorio Sánchez, maestro de Fuengirola y padre de un joven con síndrome de Down, el centro recibe en estos días de diciembre, previos a las vacaciones navideñas, a centenares de niños, de Infantil y Primaria, de colegios de Andalucía, que viven la experiencia única de conocer al anciano del vestido rojo, con barba blanca, que en la próxima Nochebuena repartirá ilusión por todo el mundo en forma de regalos, para los niños que han sido buenos, obedientes y que saquen buenas notas, les dice Gregorio Sánchez, caracterizado como Papá Noel.

Este pasado viernes fueron 71 alumnos, de 3, 4 y 5 años, del colegio José Gil López de Algarrobo, y 34 del Virgen del Castillo, de la localidad cordobesa de Carcabuey, los que tuvieron la oportunidad de participar en los talleres organizados por el centro. En primer lugar escribieron su carta a Papá Noel, prepararon bolsas de caramelos y diseñaron un vestido para la ocasión.

«Seño, allí hace mucho frío, ¿verdad?», le dijeron los pequeños a Sonia Martos, maestra coordinadora de la etapa de Infantil del colegio de Algarrobo. «Ha sido más de una hora en autobús, pero merece la pena, sólo por ver la cara de emoción e ilusión de los niños», confesó Martos.

En el caso de los alumnos cordobeses, el viaje fue aún más largo, de más de dos horas. «Elegí este sitio porque está casi en el centro de Andalucía. Tenemos actividades todo el año, con granja-escuela, circo, la Casa de Caperucita Roja y colonias de verano. Este centro es para mí un sueño hecho realidad», confesó Sánchez, quien lo puso en marcha tras comprobar las dificultades de su hijo para poder realizar campamentos en verano. Acogemos a niños de 0 a 90 años, bromeó el docente.