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El ajoblanco, ingrediente autóctono

El ajoblanco, ingrediente autóctono

El empresario Manuel Molina en el pregón de la 47.º edición de la Fiesta del Ajoblanco de Almáchar resalta las bondades de esta sopa fría de almendras

Eugenio Cabezas

Sábado, 5 de septiembre 2015, 22:30

«El ajoblanco, convertido en un ritual de celebración entre Picasso y Braque, está unido al momento más trascendental del cubismo y al cambio del sentido de la artisticidad del arte moderno. Hay algo deconstruido en la simple y al mismo tiempo extraña fórmula del ajoblanco». Con estas palabras, extraídas de uno de los estudios del catedrático malagueño de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, Eugenio Carmona, sorprendió este sábado el empresario alemán, aunque malagueño de nacimiento, Manuel Molina, en su pregón de la 47.º edición de la Fiesta del Ajoblanco.

El dueño de TSS Group, el mayor grupo de agencias de viajes de centro Europa, ha tomado algunos pasajes de los trabajos de Carmona para aludir al fuerte vínculo que el genial pintor malagueño mantuvo con este plato, que tiene su origen precisamente en la localidad de Almáchar. Molina nació en el hospital Carlos Haya pero emigró a los pocos meses junto a sus padres a Frankfurt. Su madre, María Lozano, era natural de la pequeño localidad axárquica y no ha podido reprimir las lágrimas de emoción cuando ha escuchado a su hijo en el escenario. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), la ha arropado.

«Hay algo de transustanciación: modificar la naturaleza del ajo, la almendra, el pan, el aceite de oliva y el vinagre parar realizar un nuevo compuesto, diverso de sus componentes, que ha de tomarse, inesperadamente, frío. Y hay algo de collage en el ajoblanco al mezclar elementos heterogéneos o de distinta naturaleza como la crema resultante y la uva, especialmente la uva moscatel», ha reflexionado Molina, que se ha mostrado «muy agradecido» por ser el pregonero.

«Bien es cierto que en 1912 hacía más de una década que Picasso había roto socialmente con la ciudad en la que nació. Pero el origen, se quiera o no, permanece. Lo mismo le pasó a quien les habla», ha apuntado Molina, quien ha confesado que «ya no hay mes que no tenga ganas de estar en mi tierra. Ya no hay acontecimiento que no quiera ver», sobre todo a raíz de conocer a varios malagueños en un homenaje que le ofreció el Ministerio de Turismo en la ITB de Berlín en 2013.

«Picasso estaba unido a su tierra, a la que añoraba, de la que su madre y su tata le contaban historias, por muchos imaginarios vínculos, como cualquier emigrante, como este humilde pregonero, pero también por la cocina, por los sabores, y el ajoblanco, ya lo hemos demostrado, fue plato de unión entre Picasso y sus compañeros en la creación del cubismo, porque el ajoblanco es por sí un plato cubista», ha agregado Manuel Molina.

El empresario ha recordado que su madre «se fue de Almáchar cuando ni había carreteras. La misma que se construyó gracias a otro hijo ilustre de esta tierra, Manuel España Lobo, quien tiene su avenida aquí y su calle en Málaga, abuelo de mi gran amiga malagueña Carolina». En efecto, en 1968, al entonces corresponsal de TVE se le ocurrió organizar una fiesta, dando a degustar el plato más típico del pueblo, el ajoblanco, a la que invitó a las principales autoridades de aquella época, para convencerlas así de la necesidad de conectar Almáchar con el vecino Moclinejo.

De ahí surgió la Fiesta del Ajoblanco, la más veterana de las celebraciones gastronómicas de la comarca más oriental de la provincia y que hoy ha conmemorado su 47.º edición. Ya sin el afán reivindicativo, con el que por cierto se consiguió que apenas tres años después se culminase la carretera a Moclinejo, el evento se ha consolidado como un gran reclamo turístico para este municipio, donde la mayoría de los vecinos viven del cultivo de las vides de uva moscatel.

Como cada primer sábado del mes de septiembre, las escarpadas y estrechas calles de Almáchar se han convertido esta noche en un hervidero de gente, con más de diez mil personas a lo largo de toda la jornada, que pudieron disfrutar de la degustación gratuita de dos mil litros de la típica sopa fría elaborada a base de almendras.

La fiesta empezó con la exposición fotográfica La moscatel y la Axarquía, un vínculo compartido, que se pudo visitar en el Centro de Arte y Desarrollo. A lo largo del día los visitantes pudieron degustar el típico ajoblanco, hecho de la forma tradicional y característica del pueblo, junto a otros alimentos como las uvas moscatel, las pasas, la masa de ajoblanco y el vino moscatel.

Tras el pregón de Molina, se han entregado los premios Ajoblanco 2015. En la categoría Andalucía el galardón ha recaído en la actriz malagueña María Barranco; en la categoría Málaga, en el periodista, escritor y director de Publicaciones de SUR, Pedro Luis Gómez; en la categoría Axarquía, en la Oficina Comarcal Agraria (OCA), y en la categoría Almáchar, en José Javier Portillo Palma Curro. También ha habido pandas de verdiales, grupos de baile, coro rociero y una velada flamenca en la plaza España.

Barranco ha agradecido el galardón y ha confesado que es actriz «gracias a la Axarquía», ya que una de sus primeras actuaciones tuvo lugar en Cómpeta, durante una Noche del Vino.

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