Bendodo, Marín y Moreno con el portavoz de Vox en el Parlamento, Alejandro Hernández, tras la aprobación del primer presupuesto en 2019. Efe

Vox en la encrucijada

Andalucía en el veinte ·

El grupo del partido de Abascal en el Parlamento ha hecho uso varia veces de la práctica del palo y la zanahoria con el bipartito de PP y Cs, pero siempre, hasta ahora, acabó votándole

Domingo, 25 de octubre 2020, 00:38

LA ruptura de Pablo Casado con Vox en el ámbito nacional no solo ha dejado con cara de pasmo a Santiago Abascal, sino también a ... los socios del Gobierno andaluz, PP y Cs, y a sus aliados del partido ultraconservador en el Parlamento andaluz. La bronca ha pillado a los dirigentes andaluces de los tres partidos ultimando la negociación del Presupuesto de la Junta para 2021, clave en las políticas de la recuperación por la crisis sanitaria, con desplome económico incluso mayor del esperado si no se logra contener la segunda ola de contagios, tan agresiva como la primera según el ejecutivo andaluz.

Publicidad

El encontronazo no va a significar una ruptura en Andalucía según sugieren todas las partes, pero sí complica las cosas para aprobar el Presupuesto en las fechas reglamentarias. El proyecto de ley debe estar presentado en el Parlamento antes del día 31 de este mes y por ello estaba previsto que el Gobierno lo aprobara este próximo martes tras el visto bueno del Consejo Consultivo. PP y Cs no tienen mayoría absoluta, por lo que para el primer trámite, el de la admisión a discusión en la Cámara, debe contar con el apoyo de Vox, salvo que las negociaciones que mantienen con PSOE y Adelante Andalucía fructifiquen para, al menos, impedir la enmienda a la totalidad, lo que implicaría una devolución y vuelta a empezar. Como respuesta a la ruptura nacional con el PP, el partido de Abascal ya ha anunciado que quiere retomar las conversaciones del Presupuesto con «otras exigencias», que darán a conocer este lunes.

Vox, que cambió de nombre a Vox Andalucía en el Parlamento, no solo fue el partido clave en la investidura de Juanma Moreno como presidente y en el cambio político en esta comunidad, sino que ha sido durante año y diez meses el aliado imprescindible para que el bipartito PP-Cs saque adelante sus iniciativas. Se ha visto durante la pandemia, con una veintena de decretos que aprobar, algunas veces apoyados por el PSOE, pero otras no.

Vox ha practicado el palo y la zanahoria con el bipartito para obtener foco en la relación y casi siempre según la estrategia de la dirección nacional, pero al final siempre ha acabado por apoyar al Gobierno de Moreno. En el primer Presupuesto del ejecutivo PP-Cs en mayo de 2019, Vox mantuvo en vilo a sus socios con la amenaza de una enmienda a la totalidad, pero en el último minuto hubo acuerdo. Meses después obligó a Cs a que sentara a sus representantes para la firma de una alianza de 35 puntos para las cuentas de 2020. Fue la primera vez que el partido naranja accedía a sentarse con Vox en público, ya que el pacto de investidura solo fue rubricado por PP y el partido de Abascal. Aquel pacto implicaba una auditoría externa a los entes instrumentales de la Junta, la llamada administración paralela, que debía adelgazar con cierres y despidos. El proceso de contratar la auditoría, con un coste de 3 millones de euros, se puso en marcha el pasado julio cuando el consejero de Hacienda, Juan Bravo, comenzó a tantear a Vox para negociar el Presupuesto de 2021.

Publicidad

El protagonismo de Vox en Andalucía debe mucho a que es llave de gobierno y puede influir en las políticas de PP y Cs en la Junta

El Gobierno de Moreno ha intentado sortear como ha podido hasta ahora los envites de Vox, centrados sobre todo en cuestiones de gran sensibilidad social y eco mediático como la violencia machista, la inmigración, la memoria histórica y el pin parental, contra las que Vox ha lanzado numerosas diatribas, como llamar «buscadores de huesos» a los defensores de la ley de memoria democrática. El bipartito ha accedido a crear una consejería de familia (adjunta a la de Salud), también a un teléfono de violencia intrafamiliar; a punto estuvo de incluir el pin parental, aunque aquí Cs nacional se plantó en contra; Ha disminuido ayudas a colectivos de mujeres a los que Vox llama «chiringuitos» de feministas filosocialistas; Pero también el Gobierno de Moreno ha seguido manteniendo esas políticas con sus nombres y presupuesto. El teléfono intrafamiliar lo presenta para denuncias de maltrato entre padres e hijos, pero no suprime el de violencia contra las mujeres, como hubiera deseado Vox.

El bipartito, sobre todo el PP, ha conseguido amainar lo que Elías Bendodo, encargado de la interlocución política, llama «vaivenes» de Vox, partido que, por ejemplo, no acude a los actos que conmemoran la autonomía de Andalucía y menos los de las efemérides de Blas Infante, padre de la patria andaluza según el Estatuto. Vox votó en contra esta semana en el Congreso de que se anule la sentencia de muerte de Blas Infante (escrita cuatro años después de su fusilamiento en la guerra civil por los sublevados franquistas), pero el PP, como anotó Juanma Moreno a Susana Díaz en el debate de la Comunidad, sí respaldó la iniciativa. Moreno obvió que Cs se abstuvo en la propuesta de Unidas Podemos y que defendió la coordinadora andaluza del partido morado, Marina Velarde.

Publicidad

La de esta semana, por tanto, no es la primera vez que Vox hace notar su importancia en la estabilidad del Gobierno de PP y Cs en Andalucía con una amenaza de hacerla tambalear. Un nuevo amago que quedará en nada porque a ninguna de las tres partes interesa. El protagonismo de Vox en Andalucía debe mucho a su capacidad de influir en las políticas del Gobierno. Y hoy por hoy las encuestas de la propia Junta de Andalucía siguen dando mayoría a las tres derechas para seguir gobernando, pero si suman juntas.

Vox además arrastra importantes divisiones internas que sin el parapeto de ser la llave de gobierno de Andalucía y el foco mediático que ello le proporciona podría caer en picado en esas mismas encuestas. Se ha visto en las recientes primarias para elegir a los dirigentes provinciales, tan cainitas como la de los partidos tradicionales. Hay que recordar además que su líder primero y candidato a la Presidencia de la Junta en 2018, el juez en excedencia Francisco Serrano, está siendo investigado por la justicia por un presunto fraude en una subvención de 2,5 millones de euros recibida por el Ministerio de Industria en 2016.

Publicidad

Francisco Serrano dejó el partido y el escaño y ahora asesora al grupo de disidentes de Vox en Murcia. La marcha de la diputada de Almería Luz Belinda Rodríguez, –ahora ubicada en Falange–, al grupo de no adscritos dejó a Vox con 11 diputados.

Tanto la marcha de Serrano como Rodríguez del grupo parlamentario y el ascenso del cordobés Alejandro Hernández a portavoz ha supuesto que Vox, no obstante, haya adquirido una proyección más centrada en los asuntos propiamente andaluces, a la que se suma también el hacer del diputado Manuel Gavira. Con ellos daba la sensación al PP y Cs de que el grupo andaluz, pese a su dependencia centralista por el carácter piramidal del partido, tenía voz propia en esta Comunidad. Ayuda a esta percepción el paso de cinco enviados por la dirección de Abascal como coordinadores del grupo, el último Iván Vélez, cuya impronta apenas se notaron. Ahora está por ver si esto de Vox Andalucía es así o no.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad