La vivienda: un desafío urgente y complejo

No quiere asumirse que, a lo mejor, hay que actuar de manera disruptiva, pero no sólo porque sea un concepto que viste mucho, sino para hacer cambios que se salgan de lo establecido y consigan, no solo crear ruido, sino transformar la situación

Violeta Aragón Correa

Secretaria general ACP Málaga

Viernes, 28 de febrero 2025, 00:43

La crisis de la vivienda en Málaga no es un fenómeno aislado, se enmarca en un contexto mucho más amplio, que afecta a las grandes ... ciudades del mundo. El reto es mayúsculo, y Málaga, como muchas de sus homólogas, se enfrenta a una serie de obstáculos que requieren una respuesta urgente y multidimensional. Eso sí, en este escenario, «la acción y la decisión serán las piedras angulares del éxito».

Publicidad

Según los análisis realizados por ACP Málaga, si continuamos con el ritmo actual de producción de viviendas, en los próximos cinco años, nuestra provincia se enfrentará a un déficit cercano a las 50.000 viviendas. Esto se debe a que el aumento estimado de hogares netos, según las previsiones demográficas, superará con creces al número de viviendas que estamos construyendo actualmente.

Mientras esto ocurre, asistimos atónitos a las declaraciones de nuestros representantes, que con una mano en el corazón, dicen que el acceso a la vivienda es su prioridad, mientras destinan cifras anecdóticas a políticas de vivienda, en nuestro territorio tímidamente superan el 1% o se olvidan incluir las de gestión de suelo. Por otro lado, la distribución de competencias entre administraciones, convierte cualquier paso de la gestión urbanística, en un bucle sin fin de informes contradictorios entre ellas, que como mínimo, hace que nos pasemos 10 años moviendo papeles. Esta difícil situación, se ve agravada, en muchos casos, con una mala utilización de la acción pública, por parte de algunos, que persiguen sólo intereses particulares, pero terminan paralizando el sistema, e incluso hacen volver a la casilla de salida toda la tramitación.

Llevando el problema a una reflexión cándida, si necesitamos casas...¡pues, hagámoslas!

Luego, claro, toca plantearse cómo llevar a cabo las obras de urbanización, para las que no existe financiación alguna. Los reguladores bancarios decidieron penalizar a las entidades financieras que prestaran dinero para el desarrollo de suelo, mientras que los organismos públicos tienen líneas de financiación para vivienda, pero no para la fase previa de las obras de urbanización. Esas obras que crean las calles y plazas que conforman los nuevos barrios, y que son de titularidad pública, aunque deban ser pagadas por los privados. Por si eso no fuera suficiente, sumemos los precios de materiales en alza y la escasez de mano de obra cualificada para construir. En resumen, un cóctel perfecto para que las viviendas no lleguen a quien las necesitan: las familias.

Publicidad

Hay consenso absoluto en que el origen del problema es la falta de oferta suficiente, y también en identificar las ineficiencias del sistema. Sin embargo, sorprende cómo volvemos una y otra vez a la confrontación política, con anuncios de medidas unilaterales que no ofrecen ninguna posibilidad de acuerdo de estado, que permita remar en un único sentido.

A pesar de la urgencia, nos encontramos con más políticas dilatorias, con medidas cosméticas que se quedan a medio camino. Bastaría con realizar un análisis numérico sencillo, para llegar a la conclusión de que, en la mayoría de las ocasiones, no son útiles o no lo son para generar el volumen suficiente de vivienda que resuelva el problema, o hacerlo en un plazo razonable.

Publicidad

No quiere asumirse que, a lo mejor, hay que actuar de una manera disruptiva, pero no sólo porque sea un concepto que ahora viste mucho, sino para hacer cambios que se salgan de lo establecido y consigan, no solo crear ruido, sino transformar la situación. Por eso, llevando el problema a una reflexión cándida, si necesitamos casas...¡pues, hagámoslas!. Allá donde estaban previstas en nuestros PGOUs, pero con un procedimiento de urgencia que permita adelantar una década la construcción, y hagamos que cada nuevo desarrollo, aporte una mayor cantidad de hogares asequibles, aumentando la edificabilidad para destinarla íntegramente a hacer más vivienda protegida, porque parece que hacer vivienda libre es especular, cuando el problema también lo tiene una clase media que, no cumpliendo los parámetros para comprar una VPO, tampoco pueden acceder a una vivienda libre.

Lo fácil para algunos es recurrir al clásico chivo expiatorio: los ricos, las socimis, los turistas o los extranjeros... Siempre hay alguien sobre el que dejar recaer la culpa, porque claro, es mucho más cómodo señalar a otros, que asumir responsabilidades. Algunos creerán que no dejar comprar viviendas a extranjeros sería suficiente, sin entender que es una cifra residual que no aporta el número de viviendas que necesitamos y que ni siquiera es un producto que dé respuesta a las necesidades de las familias. Todo ello, sin valorar lo que aportan, en términos de economía y empleo, en nuestra región.

Publicidad

Hablamos mucho de la crisis de la vivienda, pero no olvidemos que la misma derivará, inevitablemente, en una crisis de habitabilidad si no acompasamos, de manera paralela, las infraestructuras que este crecimiento demográfico previsto requiere. Especialmente en Málaga, las infraestructuras que tienen que ver con la movilidad y el abastecimiento. Sin ellas, no hay desarrollo posible. Ignorar esto es como construir una casa sobre un terreno inestable.

¿Y qué hacemos con este panorama? La solución está en construir más viviendas, tanto protegida como libre y hacerlo aplicando medidas de urgencia, utilizando esta fórmula que ya se ha utilizado con éxito en otras situaciones críticas. Y hacerlo ya. No mañana. No el año que viene. No después de las elecciones. Ahora. Porque al paso que vamos, también terminaremos pidiendo una solución urgente para la solución urgente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad