Cuando los responsales políticos andaluces retomen este lunes sus agendas normalizadas tras las sobredosis de procesiones de los últimos días, entrarán de lleno en la recta hacia el examen de las elecciones municipales. Sólo faltan siete semanas para la cita con las urnas y en ... este corto lapso de tiempo los partidos deberán desplegar unas estrategias tan diversas como los objetivos disímiles que intentarán alcanzar el 28 de mayo. En el PP se habla de equilibrar el mapa municipal andaluz, escorado a la izquierda después de que en las elecciones de 2019 los socialistas se sobrepusieran a la pérdida de la Junta conservando el poder en seis diputaciones, cuatro capitales de provincia y 460 ayuntamientos repartidos por todo el territorio andaluz. De momento, el Partido Popular de Andalucía está a las puertas de alcanzar un objetivo hasta ahora inédito en su historia: presentar candidaturas en los 785 municipios de la comunidad autónoma.
Mantener pintado de rojo gran parte de ese mapa es el objetivo que se ha marcado el PSOE, convencido de que impedir que la arrolladora victoria de Juanma Moreno en las elecciones autonómicas del año pasado se traslade a las municipales de éste podrá ser vendida, al menos ante su parroquia, como el inicio de la recuperación aún en el caso de que las urnas arrojen la pérdida de alguna diputación o ayuntamiento relevante. Así, es probable que en la noche del 28-M, más allá de qué partido consiga recoger más votos en el cómputo global, un indicador bastante relativo cuando se trata de elecciones locales, ambas fuerzas principales tengan argumentos para declararse vencedoras o, al menos, no derrotadas.
Más complicado se presenta el panorama para las fuerzas más minoritarias. Vox se ha conseguido consolidar como un partido relevante en el ámbito autonómico y Andalucía le aportó varios cientos de miles de votos en las generales, pero las dificultades que está encontrando para presentar listas en municipios medios y pequeños ha puesto a esa formación ante la complejidad específica de la política local.
A la izquierda, el problema no es la falta de presencia, ya que Izquierda Unida mantiene su inserción territorial a pesar de las dificultades, sino una división que amenaza con desangrarla. Si no consiguen atenuar el ruido que llega por los ataques de Podemos a Yolanda Díaz, estarán cerca del abismo.
Pero la pugna principale estará entre el PP y el PSOE. La euforia del 19 de junio de 2022 y la falta de experiencia victoriosa en Andalucía llevó inicialmente a los populares a marcarse para estas elecciones municipales unos objetivos que posteriormente tuvieron que rebajar pero que en el PSOE han dejado apuntadas para exhibirlas en la noche del 28 de mayo.
Pero esa no es la única dificultad con la que afrontan el nuevo desafío electoral. El Partido Popular de Andalucía decidió hace tiempo situar a su marca en un segundo plano para colocar bajo los focos casi exclusivamente a su principal capital político, el presidente de la Junta, Juanma Moreno. Y Juanma Moreno no se presenta a las elecciones del 28 de mayo.
En el discurso del PP lo más habitual es oír hablar del proyecto de Juanma Moreno como una traslación de lo que a nivel institucional se presenta como el Gobierno de Juanma Moreno. En la Junta, esta circunstancia se ha acentuado tras las últimas elecciones y la formación de un ejecutivo que ha perdido a la mayoría de sus pesos pesados. Ya sea por estrategia o por el perfil de quienes lo componen, en el actual Gobierno no han aparecido consejeros que asuman el protagonismo político que en el anterior tenían figuras como Elías Bendodo o Juan Bravo o los principales referentes de Ciudadanos, Juan Marín y Javier Imbroda. Ahora el protagonismo es casi exclusivo del presidente y ninguno de los consejeros, ni siquiera el portavoz, Ramón Fernández-Pacheco, han conseguido -y quizás ni siquiera intentado- sobresalir sobre el resto. La única excepción posiblemente sea la del consejero de Presidencia, Antonio Sanz, y su vorágine de acumulación de competencias e incansable omnipresencia.
¿Será el PP capaz de afrontar con garantías unas elecciones que encara con objetivos ambiciosos y una estrategia marcadamente centrada en el líder? En el partido están lejos de ver esta circunstancia como una rémora a la hora de llegar a electores que tendrán que elegir una papeleta en la que no figurará el nombre de Juanma Moreno. Por el contrario, consideran que lo importante es darle herramientas a su candidatos para que parezcan decididos a gobernar sus municipios con estrategia de futuro, con objetivos a corto, medio y largo plazo y con capacidad de gestión, lo que a su juicio identifica a la forma de hacer política del presidente. Entienden que acuden a la cita con una suma de marcas -PP, Juanma, incluso Feijóo- en la que la del presidente es la más fuerte, pero a diferencia de lo que creen que sucede en el PSOE, ninguna resta.
Su otra baza es proponer ayuntamientos alineados con los planteamientos de la Junta, lo que ya les ha permitido sumar candidatos de otros partidos -especialmente de Ciudadanos e independientes- y renovar un alto porcentaje de candidaturas en la mayoría de las provincias, especialmente en los municipios en los que son oposición.
En la acera contraria, sería exagerado decir que la desazón de las elecciones autonómicas ha dado paso al optimismo. Pero en el PSOE de Andalucía, que gobierna en 460 municipios, sí reina cierta tranquilidad sustentanda en la confianza de que para desplazar a un alcalde hace falta algo más que una ola adversa como la que sufrieron en junio del año pasado. Entienden que su marca sigue siendo potente y no escuchan a quienes consideran, con la experiencia de las autonómicas, que la presencia de ministros o del presidente, Pedro Sánchez, puede tener el efecto de un bumerán para sus expectativas electorales.
Y se preparan, eso sí, para una interpretación de los resultados que difícilmente tendrá una lectura favorable para el partido a nivel autonómico. Si resisten, el mérito será de sus alcaldes y alcaldesas. Si sucumben, las miradas volverán a centrarse en el PSOE de Andalucía. O quizás, si el retroceso es general, más al norte de Despeñaperros.
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