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Más que un debate, el acto protagonizado anoche por Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro fue un monólogo a tres bandas, encorsetado y soso. Y es la tensión que lleva aparejada la confrontación de ideas y de proyectos declinó la invitación y se quedó a las puertas de San Vicente, la sede del PSOE-A en Sevilla que acogió un encuentro donde los aspirantes a encabezar la candidatura socialista en las próximas elecciones autonómicas no entraron en el cuerpo a cuerpo, aunque en algunos de sus mensajes se lanzaron pullitas, y no se interrumpieron.
Sólo hubo un amago cuando Hierro y Espadas se enzarzaron, brevemente y sin que la sangre llegara al río, en la discusión sobre quién había propuesto que los militantes pudieran preguntar. El profesor universitario reprochó al alcalde de Sevilla que quisiera atribuirse esa 'paternidad' que reivindicó como suya. La secretaria general no entró en la discusión.
Los tres aspirantes, que antes de comenzar se hicieron un test de antígenos, respondieron a dos preguntas conjuntas y después debían contestar a otras específicas. El hecho de que consumieran sus tiempos hizo que a Díaz sólo se le pudiera hacer una, a Espadas dos, mientras que Hierro se sometió a cuatro ya que fue más breve en sus respuestas.
Entre los temas que se abordaron en el llamado debate (municipalismo, fiscalidad, sanidad, educación, financiación, fondos europeos, igualdad o modelo de partido, ) surgió la memoria democrática. En este punto, el tridente asumió el compromiso de sacar al general franquista Queipo de Llano de la basílica de la Macarena, donde está enterrado. Hierro lanzó la propuesta y Díaz y Espadas se sumaron con entusiasmo.
Más comedidos se mostraron al ser preguntados sobre las relaciones entre España y Marruecos tras los últimos episodios vividos en Ceuta. Los tres pasaron de puntilla por este espinoso asunto enmarcando su solución en el ámbito de la política internacional.
Susana Díaz, que lució un traje color verde como la bandera de Andalucía, reivindicó sin decir sus nombres a los expresidentes socialistas de la Junta «como artífices de la transformación de esta tierra»; Juan Espadas, sin chaqueta ni corbata, lanzó un guiño a Izquierda Socialista y las Juventudes del partido; mientras que Hierro, con traje, corbata, mitigó el calor con un abanico. La periodista Eva Saiz fue la encargada de moderar lo que tenía que hacer sido un debate.
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