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Una artista y docente, otro profesor (y también artista) y dos directores de museos en la región coinciden en el diagnóstico panorámico del sector plástico en Andalucía: la pujanza de los autores nacidos o asentados en este territorio y la creciente red de espacios para ... la exhibición de obras de arte contrasta con un mercado raquítico y una escueta presencia del ámbito privado en la escena de las artes visuales. «Nuestra situación colectiva es que tenemos un gran producto que tiene poca inversión, escasos sitios de distribución y no hay un interés por acercarlo a la ciudadanía como herramienta de pensamiento y creación«, resume la presidenta de la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (UAVA), Marisa Vadillo, al frente del principal órgano de representación regional de los creadores plásticos.
«Desde hace siglos la fortaleza ha estado siempre en los artistas, en sus producciones. Las debilidades actuales vienen por deficiencias en tres pilares básicos y transversales que afectan a todos los actores del sector: la enseñanza, la producción de pensamiento y, sobre todo, la economía del arte«, hilvana el director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), Juan Antonio Álvarez Reyes.
Justo alrededor del CAAC, instalado en Sevilla, orbita desde 2016 un satélite, el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (conocido como C3A) que representa una de las escasas instituciones públicas andaluzas que atienden tanto a la exhibición como a la producción artística. «Hemos contribuido llenar un vacío en Andalucía al promover producción y residencias. Más de 50 artistas han estado en residencia durante nuestros tres años de vida, y esta es una de nuestras líneas estratégicas fundamentales», sostiene el director artístico del centro cordobés, Álvaro Rodríguez Fominaya.
Un vistazo panorámico a la red de museos de titularidad regional deja, de partida, una evolución más que notable en el número de visitantes que reciben estas instituciones. Así, en casi tres décadas, la afluencia a estos espacios ha pasado de los 599.769 usuarios censados en 1991 (primer año con estas estadísticas disponibles) a los 2.681.110 visitantes registrados el año pasado en una veintena de espacios expositivos. Además, en estas cuentas no se incluyen los datos del Museo Picasso Málaga, institución artística con mayor número de visitantes en la comunidad, que ha encadenado siete años consecutivos con aumento de usuarios y que cerró 2019 por encima de los 700.000 visitantes por primera vez en su historia.
El Museo Picasso Málaga surge como referencia ineludible en la oferta expositiva andaluza promovida desde las instituciones públicas, ya que la Junta de Andalucía ocupa la mitad de los asientos en el patronato de la entidad, donde convive con los descendientes del artista y sus representantes. Una iniciativa privada que todavía tiene mucho camino por recorrer en este ámbito, si bien entidades como la Fundación Unicaja la Fundación Cajasol o la Obra Social de La Caixa ofrecen un protagonismo creciente. «Echo de menos el papel de fundaciones y bancos que apoyen económicamente estancias y becas de producción en las tres facultades de Bellas Artes de Andalucía, que no dejan de titular nuevos artistas excelentes que realizan su labor desde unas condiciones impensables para, por ejemplo, un artista vasco«, lamenta el profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga y artista Carlos Miranda.
Poco complaciente a la hora de ofrecer un diagnóstico sobre el arte en Andalucía, Miranda reflexiona: «En las específicas circunstancias andaluzas, poco tiene que ver el desarrollo de grandes instituciones museísticas destinadas a la exhibición de grandes artistas internacionales, con el de políticas de producción y promoción de proyectos de arte. Esto último implica la concepción no de museos, sino de centros de producción. Quizá la reciente creación del C3A de Córdoba sirva de ejemplo de lo deseable al respecto, pues combina ambas facetas«.
Miranda se muestra crítico cuando denuncia, según sus propias palabras, «la instrumentalización perversa para el desarrollo de esa vertiente de las llamadas 'industrias culturales' que atienden mucho más a intereses de 'lobbies' turísticos, hosteleros e inmobiliarios que a los efectivamente artísticos«. Tanto es así, que el docente y creador lanza: »Ha llegado un punto en el que los agentes del arte tenemos que empezar a reclamar que parte del beneficio económico que genera el argumento cultural como marca turística revierta en la producción cultural de base«.
«Hay un enorme talento tanto de artistas emergentes, como de media carrera y de madurez en Andalucía que merecen unos apoyos institucionales de producción y promoción internacional que no se están dando«, denuncia Miranda, que también se detiene en el otro lado de la balanza, citando la labor del C3A de Córdoba, el CAAC, la Sala de los Condes de Gabia en Granada, el Centro Andaluz de la Fotografía desde Almería o los Encuentros de Arte de Genalguacil, sin olvidar las facultades de Bellas Artes como viveros de talento y futuro.
«Hay que celebrar cómo, ante el panorama descrito, en la última década el gremio artístico se ha dotado de un agente de interlocución político muy importante mediante la constitución de la Unión de Artistas Visuales de Andalucía (UAVA) –integrada en la Unión nacional y federada a nivel europeo–, órgano que agrupa a más de 150 artistas contemporáneos de toda Andalucía«, ofrece Miranda, quien añade: »Asimismo, también es reseñable la integración de muchos artistas, galeristas, comisarios y críticos en el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), que tiene alcance nacional«.
Justo desde la presidencia de la UAVA, Marisa Vadillo retoma: «La principal fortaleza es sin duda la calidad de la producción de los artistas andaluces. Las principales debilidades pasan por un reducido número de galerías de arte contemporáneo, escasez de coleccionismo tanto institucional como privado, falta de consenso en el diseño de las políticas culturales y presupuestos insuficientes para los centros que se dedican a la difusión y el apoyo a la creación contemporánea«.
«Las instituciones andaluzas –prosigue Vadillo– deben apoyar el talento existente, el tejido cultural de la comunidad, planteando líneas de proyección exterior y consolidación de este sector. No se debe confundir con las políticas de fastos basadas en la celebración de espectáculos populares, sino crear una producción cultural que tenga lecturas en diversos estratos, incluyendo la producción específica y profesional del misceláneo sector contemporáneo«.
El análisis de Vadillo coincide en buena medida con el planteamiento del director del CAAC: «Andalucía tiene una buena base, una buena materia prima: la producción artística en nuestra Comunidad es francamente buena, sin duda una de las más interesantes del Estado. En las dos últimas décadas se han dado pasos positivos en la producción y transformación de esa materia prima, pero donde aún hay graves deficiencias es en la distribución y comercialización«.
«Las galerías que existen hacen un trabajo heroico pero hace falta un tejido fuerte para tener un ecosistema saludable«, acota el director artístico de C3A. »En la última década han ido desapareciendo galerías emblemáticas que, en su momento, situaron a un buen número de artistas andaluces en el mercado nacional: Sandunga en Granada, Alfredo Viñas en Málaga o Cavecanem en Sevilla cumplieron una labor que desde entonces apenas se ha retomado. En el trasfondo de esta situación late una falta de tradición de coleccionismo en Andalucía tanto en el ámbito público como en el terreno privado«, esgrime Carlos Miranda.
Y el profesor y artista malagueño, remata a modo de cierre: «Resulta esperanzador que repetidamente haya sido objeto de análisis y debate la función actual de los museos y centros de arte en ciclos y seminarios organizados por algunos de ellos, con la conclusión recurrente de que han de expandirse fuera de sus muros, precisamente como mediadores culturales, para entrar, por ejemplo, en los colegios e institutos. Mas, sin embargo, esto no ha ocurrido, y ese puente sigue esperando políticas que lo tiendan, esto es, que entiendan de una vez por todas que estas entidades son agentes públicos de generación de conocimiento, reflexión, debate y proyección de futuro a partir de los que fuimos y lo que estamos siendo«.
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