La puerta que el diputado Felipe Sicilia ha dejado abierta a presentarse como candidato para tomar los mandos del PSOE en Andalucía, enfrentándose a Susana Díaz en un posible proceso de primarias, ha revolucionado el partido. El ala 'susanista' calla en público pero se explaya ... en privado para criticar que la irrupción de este policía nacional de profesión forma parte de una operación orquestada desde Madrid con apoyos como los de Adriana Lastra, portavoz en el Congreso. «Pero en Andalucía es un desconocido», argumenta un dirigente malagueño. Otros admiten «preocupación», convencidos de que, aunque se trata de un proyecto embrionario, Sicilia puede aguarle la fiesta de la reelección a Díaz: «No hay que confiarse. Ya lo hemos comprobado otras veces. Es un perfil atractivo y el partido ha apostado por él sumándolo a la dirección del grupo parlamentario y enviándolo a varias tertulias de televisión».
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Ni el secretario general del partido en la provincia, José Luis Ruiz Espejo, ni su entorno quieren valorar los últimos movimientos de Sicilia. Su posible candidatura ha sido mejor acogida entre el 'sanchismo', aunque alguno de sus representantes en Málaga considera que el diputado «se ha dado un tiro en el pie» anticipándose a los tiempos orgánicos. Otra opción, deslizan, es que Sicilia sea utilizado como «liebre» para medir el nivel de desencanto con Díaz y las opciones de sus competidores mientras el verdadero candidato de Sánchez permanece agazapado, esperando su momento. El nombre de Juan Espadas, alcalde de Sevilla, que en los últimos meses ha incorporado a varios 'sanchistas' a su equipo, aparece con frecuencia en esa quiniela.
Los 'susanistas' recuerdan que «había un pacto de no agresión» entre Sánchez y Díaz que, en caso de que Sicilia cuente con el apoyo del presidente, habría saltado por los aires. Hasta ahora, el secretario general del partido no ha hecho público ningún gesto que sugiera por qué candidatura se decantaría. El propio Sicilia, cuya escalada política ha sido estimulada por personas del círculo de confianza del presidente, reconoce que Sánchez «está al lado de todos». Empeñada en recuperar San Telmo, y escarmentada tras su fallido intento de hacer carrera en Madrid, Díaz ha rechazado los puentes de plata en forma de cargos que le han ofrecido para propiciar una transición pacífica. Todo hace suponer que la sucesión, si se produce, será encarnizada.
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Como respuesta a la tormenta política que han provocado las palabras de Sicilia, anticipo de una batalla interna que aún no ha estallado, el PSOE ha levantado un muro de silencio. El portavoz del grupo parlamentario socialista en Andalucía, José Fiscal, defiende que el debate sobre el futuro del partido «está lejano» y que la prioridad ahora «son las consecuencias de la pandemia». Pero el calendario de congresos internos tiene su próxima cita en pocos meses: en verano se organizará el comité federal donde Sánchez será reelegido secretario general. Tras este trámite, uno de los primeros congresos autonómicos que el partido debería celebrar será el andaluz debido a la cercanía de las elecciones, previstas en 2022.
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Las ambiciones de Sicilia no eran ningún secreto, aunque nunca las había verbalizado como ahora. Sus detractores mantienen que carece de influencia en las agrupaciones provinciales, donde «apenas lo conocen», mientras Díaz controla a buena parte de la militancia. «Pero también Pedro Sánchez era un desconocido», alega uno de los 'susanistas' malagueños más precavidos, consciente de que el perfil de Sicilia encaja con la nueva era del partido. «También hay que contar con todos los que en las primarias votarán en contra de Susana», apunta otro dirigente socialista: «Díaz era favorita contra Sánchez en 2017 y mira cómo acabó la cosa». Aún es pronto, insisten en público, pero la carrera por liderar el PSOE en Andalucía, reconocen en privado, ya ha comenzado.
También el senador Josele Aguilar acudió a la comida que el pasado viernes organizó Felipe Sicilia en La Carihuela. Allí estuvieron el alcalde de Torremolinos, José Ortiz, y el exconsejero Luciano Alonso, entre otros cargos del partido pertenecientes al sector crítico con Susana Díaz. Durante la reunión, reconoce Sicilia, «hablamos de la situación del partido en Andalucía» y también de otros asuntos: «No fue un almuerzo para nombrar un equipo de apoyo a nadie». Pero el 'susanismo' ya ha tomado nota.
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