Susana Díaz oye críticas de senadores y diputados socialistas y admite errores

La convocatoria de Susana Díaz, como secretaria general del PSOE andaluz, a una reunión ayer en Sevilla de los diputados y senadores de su partido por esta comunidad había despertado expectación. Venía precedida del ruido de los críticos del grupo socialista en el Parlamento andaluz, sobre todo por haber sido este excluido del encuentro. Pese a ello, Díaz mantuvo el guión de reunir a senadores y diputados de las elecciones de abril-noviembre (en cuyas listas ella pudo decidir poco pese al ruido que también hizo) con el principal objetivo de exhibir la unidad en el PSOE y a ella misma como la 'visir' de Pedro Sánchez en Andalucía.

«La mejor prueba es que yo estoy aquí», dijo a los periodistas José Antonio Rodríguez, exalcalde de Jun que en 2013 disputó a Susana Díaz el liderazgo del PSOE-A, luego fue también contra ella y a favor de Pedro Sánchez en las primarias de 2017 y ahora es diputado, miembro de la ejecutiva federal y con puesto en el área de comunicación de la Moncloa. Díaz apareció con Rodríguez a un lado y al otro, Micaela Navarro, nombrados el primero coordinador de los diputados andaluces en el Congreso y la segunda el mismo cargo en el Senado. Rodríguez habló de la «nueva normalidad» de un «PSOE más unido que nunca» dentro y fuera de la reunión.

Los diputados y senadores convocados se saltaron el guión y en lugar de palabras de circunstancias, hilvanaron una retahíla de críticas a la dirección regional del PSOE por su estrategia «sin relevancia» en la oposición al Gobierno de la Junta presidido por Juanma Moreno; y por no haber sido capaz de movilizar al partido en defensa de las medidas y los logros de Pedro Sánchez durante la pandemia. Díaz entró al trapo, según fuentes consultadas, y admitió el debate hasta el punto de reconocer «errores», pero sin querer salirse del guión de la unidad del partido.

A la reunión de más de cinco horas estaban convocados 26 senadores y 25 diputados, aunque no asistieron los ministros María Jesús Montero y Luis Planas porque a la misma hora había Consejo de Ministros. Tampoco acudió el vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.

El encuentro se alargó por el número de intervenciones, ya que 32 de los presentes pidieron la palabra. De estos, 23 lo hicieron en tono crítico y el resto defendieron a Díaz o reclamaron unidad del partido. Las voces críticas aludieron a falta de coordinación, interlocución y comunicación de la dirección regional con los cuadros del partido. Cuestionaron que frente al hostigamiento de la derecha al Gobierno de Pedro Sánchez durante la pandemia, el PSOE en Andalucía estuviera inmovilizado aunque Susana Díaz y su núcleo más próximo hicieran declaraciones en su defensa; también de la falta de coordinación de las direcciones provinciales con sus representantes en las Cortes.

Los críticos echaron en falta la fortaleza del PSOE-A en las Cortes, hasta el punto de que pese a tener 25 diputados andaluces en el Congreso, no haya ninguno en la comisión de reconstrucción. Frente al «triunfalismo» de Díaz de considerar al Gobierno de PP-Cs en la Junta que hace aguas, hubo quienes le avisaron de que ha salido de la crisis sanitaria sin apenas erosión y con una imagen casi consolidada de Juanma Moreno de moderado cuando se apoya en la extrema derecha para gobernar.

Díaz dijo que tomaba nota y admitió errores, como otras veces ha hecho en declaraciones a periodistas, pero también advirtió a los cuadros socialistas de que los tiempos son difíciles y vendrán peores por las consecuencias de la pandemia. Avisó que si hay ruido interno en el PSOE, el PP y la derecha van a alimentar ese ruido para dividir al partido.

Como trampantojo de la reunión está el proceso de congresos del PSOE, con el andaluz como gran batalla. Antes de la reunión, Díaz envió un aviso a los críticos del Parlamento: «En lo que tienen que estar los socialistas andaluces y en lo que estoy yo es en los problemas de la gente, que está preocupada por su sanidad, por la vuelta a las aulas, por lo que va a pasar cuando terminen los ERTE; eso es lo que demanda la gente ahora y cuando llegue la hora habrá procesos orgánicos».