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Para los grupos políticos con representación en el Parlamento andaluz, los 6.562.879 votantes de esta comunidad que hoy están citados a las urnas lo hacen como una segunda vuelta tras las andaluzas del pasado 2 de diciembre, cuando la mayoría absoluta formada por PP, Cs y Vox propició el vuelco político y un gobierno de la derecha por primera vez en la autonomía. PSOE y Adelante Andalucía (Unidas Podemos en las papeletas de este 28A) confían en que aquel vuelco sirva de movilización para ganar al bloque PP, Cs, Vox. Estos tres partidos aspiran al refrendo a su alianza. Los dos bloques arrancan según las encuestas casi igualados.
Pase lo que pase este 28A, los líderes andaluces de PP y Cs, Juanma Moreno y Juan Marín, presidente y vicepresidente en la Junta, ya advirtieron en una comparecencia que seguirán aliados y que su pacto de gobierno es para toda la legislatura «llueva, granice o haga viento». Otra cosa es cómo afronten la legislatura. Con un gobierno hermano en la Moncloa será más tranquilo. Con Sánchez de presidente, Andalucía le hará la oposición siguiendo la tradición. Andalucía aporta 61 diputados al Congreso y 32 representantes al Senado.
Juanma Moreno tiró durante dos años del buen resultado del PP en las elecciones generales de junio de 2016 (23 diputados de 61 y 18 senadores de 32), en las que volvió a ganar al PSOE en Andalucía tras cuatro derrotas seguidas, como estímulo para conquistar la Junta. Las circunstancias han sido otras. El PP-A volvió a perder votos y escaños en las autonómicas del 2D, pero las circunstancias le favorecieron y el objetivo sí se cumplió: Alcanzó la Presidencia de la Junta de Andalucía. El PP andaluz afronta estas elecciones con el bálsamo del Gobierno aunque el resultado no sea tan óptimo como el de 2016. Moreno ha intentado contribuir a la campaña de Pablo Casado con la gestión en la Junta de los primeros meses del cambio, con la bajada de impuestos y una regeneración institucional frente a la herencia «envenenada» e «indolente» de los socialistas como mensajes principales. Si el resultado es el mismo que en Andalucía, llevar a Casado a la Moncloa, que gane o pierda frente al PSOE daría igual. En cualquier supuesto, el PP andaluz y Moreno se juegan nada en estas elecciones gracias a la Presidencia de la Junta.
Susana Díaz se ha volcado en estas elecciones tanto como en las andaluzas, con actos en 40 municipios y acompañando a Pedro Sánchez como nunca antes lo hizo en otros comicios. Si bien es cierto que lo ha hecho pensando más en las municipales, ya que la mayoría de actos han sido con los candidatos a las alcaldías. Díaz se juega mucho en las municipales del 26 de mayo, aunque no puede decirse que no lo hará en las generales. Ha dado por hecho que Pedro Sánchez sacará más de medio millón de votos que ella en las andaluzas, pero avisa a los 'sanjuanes' del sanchismo de su partido que no habrá apocalipsis en el socialismo andaluz porque no habrá tiempo de vendettas para moverle la silla.
Si Sánchez sigue en la Moncloa, estará demasiado ocupado para ello; si la pierde pese a ganar las elecciones por la alianza del «trifachito», como lo llama, estará en las mismas circunstancias que ella. Díaz ha planteado los comicios como una movilización de la izquierda por lo sucedido en Andalucía el 2D, una especie de revancha. Si el resultado es bueno (parte de 20 diputados y 14 senadores), se lo apuntará también.
La campaña de Unidas Podemos en Andalucía ha sido diferente a todas las anteriores: La casi ausencia de líderes de Podemos en esta comunidad ha hecho recaer en Izquierda Unida el peso de la campaña. Se ha visto no solo con Alberto Garzón como candidato por Málaga, sino con Antonio Maíllo, el líder regional que más se ha batido el cobre en la campaña. Ambos han buscado recompensar la quiebra interna de Podemos en esta comunidad. Las consecuencias del resultado recaerá sobre ellos, sobre todo sobre Garzón, quien quizás se juega su futuro político este 28A. Andalucía, en la que Podemos-IU obtuvo 11 escaños en 2016, es clave en las aspiraciones nacionales de la coalición.
Albert Rivera ha apostado fuerte para que Andalucía le lleve a liderar la derecha en España. Ha enviado a dos dirigentes allegados y de peso en la formación naranja, José Manuel Villegas y Fran Hervías, a encabezar candidaturas en Almería y Granada, donde PP y Vox son fuertes. Parten de 7 escaños en el Congreso en 2016. La aspiración es reproducir el salto en las andaluzas con más impulso, cuando fue el partido que más creció junto a Vox. El futuro de las diferentes familias en Cs Andalucía también depende del resultado de este 28A. Juan Marín se ve a salvo en la Junta.
Vox inició en Andalucía su «reconquista» de España en las urnas. Sus 12 diputados en las andaluzas fueron inesperados y una gran sorpresa. En las generales de 2016 solo obtuvo 8.419 votos. El partido de Abascal pretende repetir la sorpresa en las generales con Andalucía como granero de votos. El lleno de los mítines en Sevilla, Córdoba y Málaga avalan estas expectativas. La repercusión del resultado en el grupo parlamentario andaluz es una incógnita, ya que este se mueve en clave nacional, sin personalidad regional.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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