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Andalucía hace tiempo que se subió al tren de las energías renovables como alternativas a los combustibles fósiles (petróleo y gas), pero aún le queda un largo camino por recorrer para sacarle el máximo partido a todos los recursos limpios que ofrece la geografía ... regional, desde el sol hasta el viento, pasando por el mar y los biocombustibles. A día de hoy, el modelo de abastecimiento energético sigue muy estrechamente ligado a los fósiles, principalmente a los derivados del petróleo que cubren casi la mitad de la demanda, por lo que la dependencia energética del exterior sigue siendo muy elevada.
Aún así, los planes estratégicos que se están desarrollando sí que empiezan a dar resultados, hasta el punto de que un tercio de la electricidad generada en Andalucía procede ya de energías renovables, según el informe Datos Energéticos de Andalucía 2018, que recientemente ha publicado la Agencia Andaluza de la Energía. Un dato esperanzador, pero insuficiente, como lo demuestra el hecho de que en términos de consumo final se ha registrado un incremento del uso de productos petrolíferos debido fundamentalmente al aumento de la demanda del sector transporte que lleva aparejada la propia reactivación económica. La ecuación en este sentido es sencilla, ya que el uso de biocarburantes y de vehículos eléctricos aún se encuentra a años luz de la gasolina y el diésel, que también son los causantes del 52% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Con esta foto fija de la realidad energética en la región, los retos que se afrontan para potenciar el uso de las renovables apuntan primeramente en el asentamiento de las dos fuentes más presentes, como la eólica terrestre y la fotovoltáica, pero más a medio plazo en apostar decididamente por la eólica marina, la biomasa (uso de la materia orgánica como fuente de energía) y el autoconsumo, tal y como exponen desde el Clúster Andaluz de Energías Renovables (Claner). «No se trata sólo de fomentar las renovables, sino de cambiar el modelo energético potenciando la movilidad eléctrica y el autoconsumo como parte integrante de una vivienda o un conjunto de viviendas en la que el ciudadano ya no es tan pasivo», afirma Carlos Rojo, director general de esta asociación que agrupa a empresas, organismos oficiales, centros de investigación, universidades y fundaciones en torno a un objetivo común: desarrollar las renovables y reducir la dependencia andaluza del petróleo.
Tendencia. La generación eléctrica procedente de fuentes renovables se situó en 2018 en 12.187,2 gigavatios por hora, según el informe Datos Energéticos de Andalucía 2018 que acaba de publicar la Agencia Andaluza de la Energía. La energía eólica es la tecnología que más electricidad verde produce en Andalucía, seguida de la termosolar y la fotovoltáica.
Autoconsumo. El número de instalaciones de autoconsumo se ha multiplicado por siete en el último año, superando los 2.700 al cierre de 2019.
34% de la electricidad generada en Andalucía procede ya de energías renovables.
En este sentido, el representante de Claner considera fundamental el establecimiento de un marco regulatorio que ofrezca la mayor seguridad jurídica para atraer inversiones. «En un sector como el nuestro es clave contar con una robustez legal, jurídica y técnica porque se trata de inversiones muy altas y necesitamos asegurarnos de que haya coherencia entre las estrategias que se adopten a nivel regional, estatal e incluso europeo», advierte Rojo.
Al margen del crecimiento de la producción de biomasa sustentada en tres biocombustibles que abundan en Andalucía como las astillas de madera, el pellet y los huesos de aceituna, el gran salto que se espera para los próximos años está en el autoconsumo por tres razones: la supresión del impuesto al sol, la posibilidad de que la distribuidora eléctrica pague por los kilowatios sobrantes que se inyectan a la red y por la nueva figura del autoconsumo compartido, de forma que el uso de la energía procedente de los techos solares no solo pueda ser aprovechada por los propietarios del edificio, sino también por otros usuarios del entorno.
«El autoconsumo está disparado», destaca Carlos Rojo. Y no le falta razón, ya que el número de instalaciones de usuarios que generan su propia electricidad a partir de energía solar para autoconsumirla y reducir su factura eléctrica se ha multiplicado por siete en un año hasta alcanzar las 2.700 al cierre de 2019. En su conjunto, generan 32 megavatios. Precisamente para avanzar en esta línea, la Junta ha reprogramado los fondos europeos destinados a la descarbonización de la energía para liberar una partida de 10,7 millones adicionales al autoconsumo.
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