El PP, en riesgo de pegarse un tiro en el pie
Mirada periférica ·
El empeño de la dirección nacional por interferir en los congresos provinciales incomoda a su líder con más poder institucionalMirada periférica ·
El empeño de la dirección nacional por interferir en los congresos provinciales incomoda a su líder con más poder institucionalDisipadas las dudas ante posibles amenazas externas, al presidente de la Junta, Juanma Moreno, le queda por resolver la situación interna. No es un problema menor. Cualquiera que conozca mínimamente cómo se desarrolla la vida política sabe que las luchas la mayor parte ... sordas y ocultas en el interior de los partidos son más duras e inmisericordes que las que se libran con los adversarios externos. Todos al suelo, que vienen los nuestros.
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De hecho, hay quienes le dedican más tiempo y energía a la política intramuros que a vigilar a los antagonistas exteriores. Fue lo que le pasó al secretario general de Partido Popular, Teodoro García Egea, mano derecha del presidente nacional, Pablo Casado, que mientras se afanaba en meter mano en el PP andaluz le preparaban sin que llegara a olerla una moción de censura en su circunscripción, Murcia, que acabó generando un terremoto político en todo el país.
El Partido Popular de Andalucía, lleva varias semanas en un proceso de congresos provinciales que fueron convocados siguiendo instrucciones de la dirección nacional y contra el criterio de Juanma Moreno que pueden tener un desenlace en el que no existan ningún ganador claro y sí varios perdedores relativos. No son pocos los dirigentes que lamentan que a los dos años de haber conseguido llegar a la presidencia de la Junta tras cuatro décadas de espera, el PP esté a punto de pegarse un tiro en el pie por disputas internas.
En medio de la crisis sanitaria y económica, Génova ordenó que se celebraran estos cónclaves para elegir direcciones provinciales con la secuencia opuesta a la tradicional. La norma no escrita era que se convocara primer el congreso nacional y después, en cascada, los regionales, provinciales y locales. Casado, que llegó a la cúpula de su formación en un congreso extraordinario, ha decidido que esta vez se haga al revés, comenzando en mitad de la pandemia, con un objetivo que muchos compañeros de su partido interpretan en un solo sentido: evitar sorpresas si para cuando llegue el congreso nacional el PP no ha conseguido remontar el vuelo electoral. Así se explica que haya decidido meter la mano en los congresos provinciales de Andalucía, aunque ello suponga incordiar al dirigente de su partido con más poder institucional, el presidente de la comunidad más poblada de España. El énfasis con el que el equipo de Casado se ha lanzado a interferir en la vida interna de la región a la que incluso por propio interés electoral más deberían cuidar es una perfecta metáfora sobre cómo se prioriza en las organizaciones políticas lo interno sobre todo lo demás y muestra el retrato de dirigentes que llegado el caso prefieren ser cabeza de ratón antes de correr el riesgo de ser relegados a la cola del león. El PP andaluz optó en su día por respaldar la opción de Soraya Sáenz de Santamaría y no se sabe si el actual presidente se mueve ahora por despecho o por simple instinto de supervivencia.
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La mano ejecutora de García Egea se ha visto no sólo en la exigencia de respetar una norma de incompatibilidad sobre la que hasta ahora se hacía la vista gorda, lo que impedirá que repitan las secretarias generales de Málaga y Cádiz, sino también, en mayor o menor medida, en el resto de provincias, donde con la excepción de Granada y Málaga, que celebraron sus congresos la semana pasada, y Córdoba, que lo hace en éste, no hay todavía listas de consenso. Pero la batalla más cruenta se vive en Sevilla, con el congreso programado para el 27 de marzo y donde las dos listas que se presentan tienen claros patrocinadores. Virginia Pérez, que en 2017 llegó a la presidencia apoyada por Juanma Moreno para terminar una larga etapa dominada por el sector que responde a Juan Ignacio Zoido, aspira a repetir con el respaldo de Casado y de aquellos con los que se enfrentó hace cuatro años. El alcalde de Carmona, Juan Ávila, intenta desbancarla con el respaldo de la dirección regional.
Es difícil saber si lo sucedido en Murcia en la última semana puede ser leído como un traspiés importante de García Egea por cómo se desencadenó o como un episodio que lo acabará fortaleciendo por cómo terminó. Ayer Juanma Moreno y García Egea intercambiaron piropos en Córdoba, pero la preocupación por lo que pueda suceder en Sevilla es máxima entre no pocos dirigentes del PP andaluz. En primer lugar, porque la posibilidad de un acuerdo que impida la batalla se ve lejano y ante las aparentes irregularidades que se están cometiendo con los avales y las listas de afiliados en condiciones de votar lo más probable es que el congreso se acabe resolviendo en los tribunales. Y sobre todo, porque no hay manera de que un congreso de donde saldrá un líder desautorizado, el nacional o el regional, pueda tener para el PP un balance positivo.
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